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San Villegas

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 13 de octubre de 2024 / 22:07

Es el hombre providencial. Debutó el 5 de septiembre y en 35 días cambió el humor social del país, que pasó de inquietante a exultante. Reemplazó vocablos como dólar, incendios, bloqueos y aumentos por otros como ilusión, esperanza, orgullo, victoria.

Con lo mismos elementos con que los anteriores perdían, mostró el camino. Es Óscar Villegas, un mesías de tiza y pizarrón. Después de una supermegahorrible Copa América fue designado y, desde su modestia, le cambió la vida a Bolivia. Dijo “se puede”. ¡Y se podía…!

Ni Nostradamus se hubiese atrevido a predecir tres triunfos de Bolivia en sus tres primeros compromisos. Ahora vemos que Costas y Zago no estaban para esto, nos damos cuenta de que no había que esperar al 2054 para aspirar a un Mundial, que hay material para intentarlo ya mismo. Cuando todos decían “no tenemos jugadores”, él respondía “hay”.

Desde su perfil bajísimo y la brevedad de su discurso hay un individuo que sabe llegarles a los soldados, convencerlos, generar una mística, plantear una táctica exitosa, proponer una preparación eficiente e implantar una mentalidad positiva.

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De esos 35 días surge una primera radiografía de Óscar Villegas: conoce como pocos el fútbol boliviano, es un sujeto sereno, sin miedos, tiene un trato paternal con los jugadores, sabe ubicarlos en la cancha y le gusta jugar al ataque en la medida de sus posibilidades.

Todas estas loas no quitan que mañana Bolivia pueda caer frente a Argentina en Buenos Aires. Cualquier partido se puede perder, más ante un campeón del mundo y en su casa. No obstante, una derrota no cambiará el concepto: ha escalado la montaña descalzo, ha esparcido la fe. También hay que decirlo: la Federación se anotó un pleno con Óscar. Eran tres tiros por un peso, falló los dos primeros (Costas y Zago), acertó el tercero.

* Sin excusas. Acertada logística preparó Colombia para jugar en El Alto, deberían copiarla otros: aguantó sin problemas los 102 minutos que duró el choque con Bolivia. Le sobró. Tanto que dominó a voluntad los últimos 52’ que se extendió el segundo tiempo sin perder intensidad. De modo que por el lado del oxígeno no debe buscar los vericuetos de la derrota. Correr, corrían. Situaciones de gol tuvo de sobra (6), desde ese ángulo tampoco. El problema fue una falla múltiple en defensa entre Ditta, Borja, Lucumí y Castaño. Una secuencia de cuatro errores defensivos juntos puede/debe costar una derrota. Pasó. El fútbol tiene algo inexorable: cuando se falla en las dos áreas, perder es un hecho.

* Inobjetable. Bolivia mereció ganar por el esfuerzo de jugar 82 minutos con diez (Héctor Cuéllar fue expulsado correctamente a los 19’). Porque, además, marcó el gol de la victoria estando con diez. Porque lo defendió con el alma. Y por el extraordinario tanto de Miguel Terceros, un chico de 20 años que juega en la Serie B del Brasileirão para el Santos. Un gol así merecía servir para ganar. Con su zurda de terciopelo hizo pasar como conos a Lucumí y Castaño (todavía están pasando) y la colocó allá arriba, lejos del radio de acción de ese gran arquero que es Camilo Vargas. Gol similar por su espectacularidad al de James a Uruguay en 2014, el que lo catapultó al estrellato. No fue menos que aquel de James, distinto el contexto.

* Aguante. Otro factor ponderable es que en Bolivia se habló hasta la reiteración (y con razón) de la letalidad del juego aéreo colombiano, pero terminó no influyendo. La defensa verde, sin gran estatura, ganó esa batalla también, por concentración y empeño. En un momento la cabeza de Haquín pareció un frontón.

* El padre Wilton. Colombia también debió jugar con diez, y desde los 12 minutos. Para ese entonces ya Kevin Castaño había hecho dos faltas durísimas, ambas de amarilla. El padre Wilton Sampaio, en cambio, le dio un sermón: “hijo, pórtate bien, juega con cuidado”. A la tercera, más fuerte aún que las anteriores, le sacó la cartulina. Ahí Lorenzo lo reemplazó, sabía que estaba jugando de regalo.

* Limitado. Los medios colombianos criticaron haber perdido “ante un limitado equipo boliviano”. No obstante, el limitado ganó con uno menos. La realidad es que hace cuatro partidos que Colombia no se parece a Colombia. A la de Néstor Lorenzo. Desilusionó en la final de la Copa América, no tuvo brillo ni potencia para ganarla. Rascó un empate de última ante el modesto Perú sin jugar bien. Logró un triunfo muy festejado, pero futbolísticamente desabrido sobre Argentina. Y ahora esta derrota en Bolivia. Dos perdidos, una victoria, un empate, apenas tres goles convertidos y 4 recibidos. No es grave, no peligra de ninguna manera su pase al Mundial, que para eso es una Eliminatoria. No da título esta competencia, sólo es clasificatoria, es igual ser primero que sexto. Pero se le borroneó el juego.

* Alumbramiento. De Miguel Terceros. ¿Nace un ídolo, un nuevo Etcheverry…? Apenas está empezando en el Santos. En la renovación que inició, Villegas lo puso directamente de titular los tres partidos y marcó 3 goles, a Venezuela, Chile y Colombia. Este último ya entró en la memoria colectiva.

* Locura. La de FIFA/Conmebol en hacer jugar el partido Venezuela-Argentina (1 a 1). La cancha era una piscina, la pelota no rodaba, se quedaba frenada y los jugadores seguían de largo. Pero esto es Sudamérica, lo hicieron disputar igual. No fue fútbol, no resiste un análisis serio. Lo único destacable es el gol de cabeza de Salomón Rondón, espectacular. Un impacto tremendo. Recibió un centro brillante de Yeferson Soteldo, ganó ampliamente en el salto, giró todo su cuello y fusiló a Rulli. Del cuello de Rondón supo Colombia en la Copa América 2015.  

* Debacle. De Uruguay, cayendo en Perú cuando el reloj marcaba 88 minutos. “Las declaraciones de Suárez no tuvieron influencia en el partido”, dijo Marcelo Bielsa en la rueda de prensa posterior. Pareció lo contrario. Se vio un Uruguay penoso ante un Perú con mal de ausencias, sin Advíncula, Yotún, Renato Tapia, Lapadula, Marcos López, Cartagena, Trauco, a los que se sumaron los no convocados Cueva, Carrillo, Paolo Guerrero. Demasiado para lo poquito que tiene. Pero el incendio interior de Uruguay lo consumió.

* Devastación. Reinaba la certidumbre de que la bomba que detonó Suárez sobre Bielsa impactaría en la selección. Y causó estragos. “Una noche de terror en Lima”, sintetizó la prensa montevideana. Y otro titular acaparó la atención: “¿Los jugadores le hicieron la cama al técnico…?” Un detalle no menor es que Uruguay cometió 6 faltas y Perú 17, lo triplicó. Ni foules hicieron los celestes. Raro. Otro es que en medio del juego se vio una discusión entre Nández y Fonseca. No había buen clima. Estaba claro de antemano que una Selección Uruguaya dirigida por un técnico argentino no podía ser el crucero del amor. El recelo oriental hacia sus vecinos del Plata es demasiado fuerte. Y no está relacionado con el fútbol, es parte de la vida diaria.

* Resurgimiento II. De Paraguay. Además del de Bolivia con Villegas, el de Paraguay con Gustavo Alfaro. Es inteligente, se sospechaba que lo levantaría, tiene buen plantel la Albirroja, no estaba aprovechado. Alfaro enseguida sacó jugo. Empate con Uruguay en Montevideo, triunfo sobre Brasil en Asunción y otra paridad ante Ecuador en Quito. Invicto, cinco puntos, cero gol en contra. Hoy, todo proyecto exitoso en el fútbol pasa por un gran entrenador. 

Ochenta millones por 10 goles

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 3 de noviembre de 2024 / 21:44

Marco van Basten fue Marco van Basten: «Vi un jugador caminando en el United, Ugarte, 50 millones. ¿Qué hace caminando? Es una idiotez, Ten Hag invirtió en jugadores que ni siquiera son buenos».

Antes de eso, el calvo y flemático técnico holandés llevó a un centrocampista de marca ya cercano a los 31 años como Casemiro por 76,76 U$S M. Obviamente el Real Madrid lo entregó envuelto en celofán y estuche de lujo. Casi al unísono hizo fichar al extremo brasileño Antony en 103,22 millones de dólares.

Ni el mismo Ten Hag lo ponía. Antony es impresentable en el máximo nivel. Su cotización se desplomó: actualmente es de 21,75 U$S M, pero nadie toca a la puerta por él. Rasmus Højlund, delantero centro danés que había hecho 10 golcitos en el Atalanta, llegó por 80,35 U$S M.

Apenas había convertido 5 veces en el Copenhague, 12 en el Sturm Graz y los mencionados 10 en el club italiano, pero Erik pensó que tenía a un nuevo fenómeno nórdico, como Haaland, y ordenó desembolsar esa montaña de millones. No suya, desde luego.  

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En los dos años y tres meses que permaneció en el Manchester United, Erik ten Hag hizo contratar 21 jugadores por la suma de 714,25 millones de dólares. Sin contar los voluminosos salarios, claro. Comenzó bien Erik, pero el final de la película es que fue despedido por malos resultados.

Ganó, en ese lapso, una Copa Inglesa y una Copa de la Liga, que sabe a poco para un club acostumbrado a conquistas más gruesas.

En medio de todas las desatinadas decisiones, el United le extendió el contrato hasta junio de 2026. El cuadro de situación es el siguiente: hubo que pagarle una sustanciosa indemnización para poder echarlo, estimada en 19,4 millones, erogar otros 11,6 M U$S adicionales al Sporting de Lisboa para liberar a Rúben Amorim, quien será su nuevo entrenador y le queda todo ese ejército de obreros que llevó Ten Hag.

El holandés ha sido una tragedia económica. En lo deportivo, lo deja en el puesto 14, con escasas o nulas posibilidades de título. Liverpool, City y Arsenal van muy disparados y difícilmente le den la mínima chance de ganar la Premier League. Amorim, incluso, debería lograr una proeza para colocarlo en puestos de Champions. Dicho sea de paso, tampoco la está jugando en la actual temporada.

Ahora, el nuevo controlador del club de Old Trafford, el multimillonario británico Jim Ratcliffe, dueño de la empresa química INEOS, asumiendo “una política de austeridad”, decidió cortar el contrato de Alex Ferguson como leyenda y director de fútbol de la entidad, con lo que se ahorrará cerca de 4 millones de dólares anuales. En Inglaterra causó indignación.

Sir Alex conquistó 38 títulos con los Diablos Rojos y los llevó a la cima del mundo. Cuando llegó, en noviembre de 1986, el ManUtd tenía 80 empleados, cuando dejó su cargo de técnico y manager general llegaban a 800. Lo transformó en una corporación de alcance universal que facturaba centenares de millones.

Para empeorar el cuadro, el club manchesteriano se ve humillado por los gloriosos logros de su rival de patio, el City de Guardiola, antiguamente el vecino pobre que solía irse una y otra vez al descenso. Era como el Barcelona contra el Espanyol. Le ganaba siempre.

Pero la torta se dio vuelta. Desde el retiro de Ferguson, el United cosechó 6 títulos, aunque ninguna Premier ni tampoco Champions, en cambio el City se alzó con 21 coronas, entre ellas 7 ligas y una Copa de Europa.

La razón esencial de la honda decepción de sus hinchas en la última década es una sola: los pésimos fichajes. A enero de 2023, el club más popular de Inglaterra llevaba dilapidados 1.700 millones de dólares en fichajes tras el retiro de Ferguson del banco.

Ten Hag dijo en ese momento: «El club ha gastado una cantidad inimaginable en los últimos años en jugadores que no rindieron frutos. La mayoría de los fichajes han sido promedio. Pero en el United el promedio no es suficiente». Él le sumó 714 millones.

Este es el drama de los equipos que se van al tacho: las malas compras. Hay un aroma extraño en los pases que se realizan en estos tiempos. Jugadores que fracasan en uno o más clubes y siguen pasando en millonadas a otros.

Muchachos que no han hecho absolutamente nada, como Højlund, por los que se pagan 80 ó 100 kilos. Algo no huele bien. Y el que da el OK para ficharlos es el entrenador, en el caso que nos ocupa, Ten Hag, quien, por hacerlo mal, se embolsa una fortuna.

El Chelsea es otro escenario de estrepitosa política de refuerzos. Al comenzar este curso 2024-2025 el nuevo DT, el italiano Enzo Maresca tenía en el vestuario 42 futbolistas. Inmanejable. Y una docena más de nuevos elementos que la directiva norteamericana compra y deja cedidos en sus clubes de origen. Son pases en algunos casos inexplicables, carísimos, absurdos.

Como el de Enzo Fernández en 131,56 M U$S. A su favor hay que decir que aún es muy joven y que llegó envuelto en laureles: campeón en América, en Europa, con River, Benfica, Defensa y Justicia, campeón mundial con Argentina. Pero 131 millones es disparatado para un correcto volante, de buen manejo. Que eso es. Maresca ya lo sentó en los últimos partidos por su inexpresivo rendimiento. Y puede que Scaloni no tarde mucho en imitarlo en la Selección Argentina, donde no genera desequilibrio.

Varios años después, el FC Barcelona aún está tratando de salir de la quiebra virtual a la que lo sometió el expresidente Bartomeu cuando fichó una tripleta mortal: Coutinho (160,56 M U$S), Dembelé (160,56 M U$S) y Griezmann (130,50 M U$S). A esas cifras hay que agregarles las comisiones de los agentes, impuestos y contratos por cinco años, los que luego hay que abonarles religiosamente.

El cálculo es que al Barça le insumió, en total, cerca de 800 millones entre los tres. Luego recuperó alguito con las ventas, muy menores, claro. No hace falta decir que fueron un fiasco absoluto. Sin embargo, muchos se enriquecieron con esos traspasos. Coutinho tiene recién 32 años, pero hace al menos cinco que es un exjugador. Su valor de mercado, hoy, es de 8 millones de dólares.

Luego están esos jugadores tipo Jadon Sancho, Pogba y otros que van de un lado a otro por sumas siderales después de haber fracasado. Les va mal en un club y firman por otro en una enormidad de dinero. Y al año siguiente igual, hasta que ya no hay forma de “colocarlos”. Romelu Lukaku ha sido objeto de diez transferencias por valor de 401,50 millones en total. Y aún tiene 31 años, seguro habrá alguna más. Tiene una potencia descomunal y, aunque falla goles que son festejados bloopers, también anota. Suma casi 400 goles.

Los pases de 50 millones de dólares hoy ya ni son noticia en Europa. De esos se pueden hacer cantidades que nadie dirá nada, aunque resulten un fracaso. Hay una inflación en los valores unida a una desmesura y a manejos que no parecen claros. No existen las equivocaciones en este nivel de contrataciones, existen otras hierbas, menos inocentes. Sin ninguna duda debe haber retornos en traspasos ultramillonarios por jugadores que todos sabemos no los valen. ¿Cómo son esos retornos…? “Cómprame a fulano, vale 20 millones, pero pongamos 40, te devuelvo veinte por otro lado”. Hay gente que se encarga de todo.

Los ejemplos mencionados entran en nuestra categoría de “pases raros”. Todos sabemos qué son.

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Rodri Balón de Oro, brillante

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 30 de octubre de 2024 / 00:00

Cuando nadie sepa qué hacer con la pelota, mirará atrás y se la dará a Rodri; cuando el arquero esté apretado por un rival, saldrá con Rodri, aunque lo vea marcado; cuando el equipo no encuentre los caminos ofensivos para la victoria buscará al número 16… Él sabrá qué hacer, cómo desenredar la madeja del juego.

Siempre con inteligencia y serenidad, con pase preciso y, seguro, limpiará la jugada y le dará un nuevo curso positivo a la acción. A derecha, a izquierda, arriba… Un distribuidor fantástico.

Y cuando nadie esté acertado para el gol, también se hará cargo de ello. Es el centrocampista perfecto, con el que sueñan todos los entrenadores, muy técnico y con una solución para cada problema que el juego plantea. Para Rodri no hay canchas locales ni visitantes, brilla igual en todas. Es un cerebro, un termómetro y un ganador.

Es el crack que jugará 60 partidos por año y será la figura en cincuenta y cinco. Es un atleta con temple, pero sin conflictos, con sólo una tarjeta roja en diez temporadas y 487 partidos.

Rodrigo Hernández, madrileño de 28 años, es el nuevo Balón de Oro y está bien. Es un premio que recompensa el talento, la regularidad, el puesto de mediocampista. Pocas veces en el historial del anhelado trofeo se ha concedido con tanta justicia.

Un ganador irreprochable. En el lapso de elegibilidad -1° de agosto de 2023 y 31 de julio de 2024- Rodri ganó la Premier League con el City (por cuarta vez consecutiva) y la Eurocopa con España, siendo elegido en esta el mejor jugador del torneo. De propina, marcó 12 veces y asistió otras 15 entre club y selección, muchísimo para un medio de contención. En Rodri se premia el juego, la calidad, no sólo al que mete goles.

Aunque fuera del período electivo, vale recordar que Rodri se coronó campeón de la Champions 2022-23 marcando el único gol de la final y ganó la Liga de Naciones 2023. Viene con altísimos méritos de hace tiempo. Es figura de club y de selección. De modo que no sólo es una elección merecida, también indiscutible y que honra al Balón de Oro. No hay forma de negar sus extraordinarios argumentos.

Lastimosamente, la 68° ceremonia del trofeo quedó atrapada por la polémica. La gala de premiación estaba fijada para las 21 de París. Unas seis horas antes se supo que la delegación del Real Madrid anulaba su viaje a Francia, enterado de que Vinicius no recibiría el galardón. Fue un enojo monumental. El avión charter para cincuenta personas quedó vacío en la pista del aeropuerto. El club blanco dio un portazo a la ceremonia, en la que sería de todos modos protagonista esencial pues ganó en varios rubros. Mejor equipo masculino del año, Carlo Ancelotti mejor entrenador, Kylian Mbappé ganador del trofeo Gerd Müller al goleador (junto con Harry Kane) y, Vinicius, Bellingham, Carvajal y Mbappé terminaron 2°, 3°, 4° y 6°.

Pero nada de eso alcanzó a atemperar la ira del club, que ni siquiera avisó que no asistiría. Una desconsideración absoluta, una falta de elegancia y de deportivismo total. Vinicius tenía excelentes méritos para ganar (no tantos como Rodri), simplemente los cien periodistas votantes se decantaron por el jugador del City. Era uno u otro. Los medios madrileños (y madridistas) estallaron como viudas, a muchos periodistas afines al club hubo que apantallarlos. Una locura total. El mundo Real Madrid prefería que lo obtuviera un extranjero y no un español, sólo porque éste no juega en su equipo.

“Si los criterios del premio no proclaman ganador a Vinicius, esos mismos criterios deben proclamar a Carvajal. Como esto no ha sido así, es obvio que Balón de Oro y UEFA no respetan al Real Madrid. Y el Real Madrid no está donde no se le respeta”, fue la sentencia puertas adentro del Bernabéu. “El Balón de Oro deja de existir para nosotros”, agregaron.

No hay ningún otro club en el mundo que exija, años tras año, que le den el Balón de Oro a sus jugadores como el Real Madrid. Si no es así, “no vale”, “está arreglado”, “hay trampa”, “es un escándalo”. No puede ser. Hay otros clubes en el planeta y otros buenos futbolistas. Es un caso de soberbia inaceptable. Figo, Cannavaro, Modric ganaron el premio en su momento por ser jugadores del Madrid, sobre todo. Lo mismo alguno de los trofeos logrados por Cristiano Ronaldo. Modric consiguió el Balón en 2018 presentando una tarjeta de 2 goles y 8 asistencias. Messi hizo esa temporada 45 tantos y 18 asistencias. Y salió quinto. Nadie protestó. Y aún cuando Luka es un maravilloso futbolista, no puede compararse con Leo. Pero está bien, el croata fue campeón de Champions 2018.

Los criterios de elección para France Football son tres: “1) Estado de forma durante la temporada. 2) Títulos colectivos logrados durante el año natural en curso. 3) Imagen pública del jugador, dentro y fuera del campo, donde entran en juego el Fair Play o los actos filantrópicos de la persona”. En los dos primeros hay cierta paridad, aunque a Vinicius le ha ido muy mal con Brasil. Ha hecho un solo gol en dos Eliminatorias y no ha obtenido laureles. Y la Copa América fue un fracaso para él. El tercer punto es la piedra que lo hunde: pelea con rivales, árbitros, público, provoca, está siempre al límite y genera un clima bélico.

Cabe aclarar que la UEFA es corresponsable de la organización del evento, sin embargo, no tiene nada que ver en la elección, que sigue siendo resorte de France Football. Los votos están a cargo de 100 periodistas vinculados a la revista. Es un proceso muy serio y reservado. Danilo Díaz, magnífico periodista chileno que vota todos los años en la célebre compulsa y también en el The Best, de la FIFA, explica: “France Football jamás te sugiere a quien elegir ni te cambia un voto, hay un respeto total…” Justamente Danilo escogió vencedor a Rodri. Lo mismo sostienen Paché Andrade, histórico relator colombiano, y Carlos Enrique Rivera, narrador de ATB, de La Paz, Bolivia, quienes llevan más de veinte años votando.

El ultrafavoritismo de Vinicius fue cosa exclusiva del Real Madrid, que se considera un club por encima del sistema. Del club y de su poderoso entorno mediático. Para el resto del universo Rodri era un candidato impecable, muy difícil de vencer. Vincent García, director del premio de France Football, dio una clave de la derrota de Vinicius: “Real Madrid tuvo muchos jugadores en el top 5. La presencia de Bellingham y Carvajal evidentemente le quitó votos a Vinicius, los jurados repartieron sus decisiones entre ellos”. A su vez, Vincent Duluc escribió el editorial de la revista. “Una derrota electoral y una derrota moral”, tituló. Lo definió como un club sin clase al no concurrir a la gala y que “no acepta que el ganador no sea él”.

Despecho al margen, desde hoy mismo, todos los medios madridistas, con gran penetración en América Latina, empezarán a trabajar para conseguir el Balón 2025 para Mbappé o el mismo Vinicius. Pero les salió otro problema: Lamine Yamal. Es un fenómeno en potencia, tiene 17 años y mucho carisma. El lunes ganó el premio Kopa al Mejor Juvenil Mundial y entró séptimo en la tabla general. Es un candidato ideal para el año próximo. Y aunque sea español, lo bombardearán como acaban de hacer con Rodri.

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Absurdos son los sueldos

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 27 de octubre de 2024 / 23:36

“El calendario no tiene ningún sentido”, rezongaba Dani Carvajal, el rocoso y supereficiente lateral del Real Madrid. Se refería a la posibilidad de que el club blanco juegue esta temporada un máximo de 72 partidos, dado que afrontará siete torneos: liga, Copa del Rey, Supercopa de España, Champions, Supercopa de Europa, Copa Intercontinental y Mundial de Clubes.

Se sumaba, Carvajal, a la ola lanzada por los futbolistas en el sentido de que cada vez hay más torneos, más partidos y por eso devienen las lesiones.

El pionero de esta protesta colectiva ha sido Rodri, el extraordinario centrocampista del Manchester City. Curiosamente, tanto Rodri como Carvajal tras haber hecho sus declaraciones sufrieron la peor de las lesiones: rotura de ligamentos. No obstante, los médicos dictaminaron que dichos traumatismos no tuvieron que ver con el cansancio o la acumulación de partidos.

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Es verdad que la FIFA, la UEFA y la Conmebol vienen aumentando el número de competiciones y agrandando las mismas. El Mundial pasó de 64 partidos a 104, la Champions de 125 a 189, el Mundial de Clubes de 7 juegos a 63. Hay una inflación que marea al espectador-cliente, hasta podría espantarlo. Ya nadie puede seguir con atención la cantidad de torneos que se disputan.

Pero ¿quejarse los jugadores, seres ultramillonarios…? Suena ridículo, arrogante y fuera de la realidad. Que se dosifiquen, que jueguen cuando puedan hacerlo y descansen cuando deban. Punto.

Otra solución: ¿por qué no ponen un tope de partidos al momento de firmar sus contratos, por decir, 40 juegos al año…? Porque no podrían exigir las cifras exorbitantes que luego perciben. Rodri amenazó incluso con un paro. Delirante. Es como si Elon Musk, Jeff Bezos, Bernard Arnault, Mark Zuckerberg, Warren Buffett, Bill Gates hicieran un cacerolazo y dijeran “Nos explotan, vamos a la huelga”. Mohamed Salah ganó 65 millones de euros en los últimos tres años, pero exige un nuevo “supercontrato” para quedarse en el Liverpool. Eso sí, jugando poco.

El Real Madrid posee un plantel con 22 jugadores de máximo nivel. Perfectamente puede armar dos equipos competitivos. Si lo hace reducirá la cantidad de cotejos de cada integrante. El técnico tiene la potestad para hacerlo.

Carlo Ancelotti, en cambio, se quejó también. Y apeló a una frase falaz: “El jugador no tiene problemas en bajarse el salario si juega menos”. Ni él se lo cree. El jugador no cede un centavo. Y su representante, menos. Mino Raiola, agente ítalo-holandés de Ibrahimovic, Pogba y otros, falleció dejando una herencia de 85 millones de dólares según la revista de negocios Forbes.

Ello, producto de las comisiones que cobraba por los pases. Gente que no aporta ni genera nada al fútbol y se lleva dinero que el fútbol produce. Lo saca del sistema. Hay miles de Minos Raiolas. Que le arrancan los jugadores a los clubes cuando ellos deciden. Aún con contrato vigente y salarios al día. Eso no tiene relevancia alguna. La FIFA los ampara. El club siempre pierde.

Lo que no tiene sentido es que haya jugadores -muchos- que cobren medio millón de dólares semanales. ¿Para hacer qué…? ¿Qué nos dan…? ¿Para correr, luchar, presionar…? ¿Qué más…? Michael Owen, aquel excelente delantero del Liverpool hizo una declaración muy acertada estos días:

«Antes había más futbolistas puros. Ahora hay que ser un deportista. Simplemente tienes que poder correr, ser grande, rápido… tienes que estar cubriendo equis cantidad de kilómetros y ya… Había muchos jugadores excelentes, verdaderos jugadores. Realmente talentosos. Ahora bien, si puedes correr un poco más que cualquier otro y básicamente pasar el balón del punto A al B, estás consiguiendo una carrera decente en la Premier League. Ya ni siquiera hace falta ser tan bueno. Antes, para ser un futbolista de primer nivel era necesario tener una habilidad y unas cualidades reales».

Frenkie De Jong, buen volante holandés del Barcelona se ofendió esta semana por una noticia infundada: “No cobro 37 millones de euros al año, no es verdad”. El diario Sport corroboró sus dichos: cobra 23, no 37. Tal vez algún día el Barça derrote al Almería 1 a 0 con gol de De Jong.

Bernardo Silva, el armador zurdo del Manchester City, también sumó su voz: «En la Champions, si no te clasificas para octavos de final, tienes que jugar dos partidos más. Es cierto que las plantillas son más numerosas, pero no voy a decir que sea fácil. Paso muy poco tiempo con mi familia y amigos. La cantidad de juegos a los que estamos sometidos es absurda», lamentó. Silva pasa poco tiempo con sus seres queridos…

«Debemos reconocer que el calendario de partidos ha llegado a los límites», declaró Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, aunque también fue al hueso. «El impacto no es igual: unos clubes tienen mucha carga, pero muchos otros tienen capacidad de sobra. ¿Quiénes se quejan? Los que tienen los salarios más altos y los que cuentan con 25 futbolistas de primer nivel. Aquellos que cobran menos y apenas tienen once jugadores no protestan y les encanta jugar».

Karl-Heinz Rummenigge, ex Balón de Oro y brillante administrador del Bayern Munich dio una sencilla explicación de lo que está pasando: “Los jugadores y sus agentes han caído en esta trampa. Al exigir sueldos cada vez más altos, obligan a los clubes a generar ingresos cada vez mayores. ¿Y cómo se generan estos ingresos? Pues a través de más partidos”. El otrora potente delantero instó a reunirse todas las partes y buscar “mecanismos para volver a vivir tiempos más serios y racionales”.

Televisión, publicidad, mercadeo, museos, abonos, patrocinios, imagen… Se buscan permanentemente recursos de todo tipo para pagarles a los protagonistas, pero de cada nuevo ingreso estos quieren también un pedazo. Quieren todo. No piensan que ellos juegan quince años y el fútbol debe continuar existiendo. Y después del retiro pretenden seguir acaparando todo. Se convierten en agentes, dirigentes, técnicos, asistentes, relacionistas, managers, periodistas (son «los únicos que pueden opinar porque estuvieron ahí»).

Un recordado atacante que dio una Copa de Europa al Real Madrid tiene, en privado, una frase de cabecera que no puede desmentir de tanto que la usó: “De los clubes hay que llevarse hasta los ceniceros”. Eso sí, “cuando se retiran pasan a ser individuos normales”, aclara un afamado director deportivo.

¿Y qué opina la gente de a pie, en las redes…? Centenares de comentarios, todos condenatorios y a cuál más original. “Que prueben trabajando diez horas diarias por mil euros seis días a la semana”, dice Dayron, camarero sudamericano de un bar en Madrid. “Es una locura lo que ganan por hacer lo que les gusta y se quejan, que dejen de jugar y trabajen como todos a ver qué se siente”, agrega Juan David. “Puedes salir del alto nivel y pasar a un equipo de media tabla, allí jugarás cuatro partidos al mes”, replica Roberto. “Bernardo Silva, a los 35 te retiras y con lo que has hecho tendrás vacaciones eternas para atender a tu familia y amigos”, señala Maicol. “De Bruyne gana un millón por semana y se siente cansado del calendario…”, ironiza Carlos con agudeza. “Claro que hay titulares y suplentes, pero ahí es donde entra la mano del entrenador para rotar y dar descanso. Si quieres jugar siempre con titulares seguro los vas a quemar”, analiza Cristo.

“El calendario es absurdo”, dicen los jugadores. Sus salarios también.

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Salió el fútbol

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 25 de octubre de 2024 / 08:53

‘Salió el gol’, titulamos nuestra columna del domingo. Después de un bajísimo promedio de gol que se venía registrando en la Eliminatoria (1,77), la última jornada deparó 17 tantos en cinco partidos, producto de las goleadas de Argentina (6-0 a Bolivia), Colombia (4-0 a Chile) y Brasil (4-0 a Perú). Fue un resplandor en medio de oscuros y escuetos resultados. Hoy debemos decir que salió el fútbol, tras ver duelos espectaculares por Champions y Libertadores, sobre todo el del Real Madrid 5 – Borussia Dortmund 2 y, aunque menos, el del Atlético Mineiro 3 – River 0. Pero hubo varios así: Barcelona goleó al Bayern Munich 4 a 1 y Botafogo destrozó a Peñarol 5 a 0. Fue abrir un ventanal y que entrara el fútbol a pleno, el que hizo de este deporte el rey del planeta, el que nos enamoró, el fútbol de marca, pero sobre todo de ataque, de ambición, de anhelo de victoria por encima de cualquier elucubración táctica.
Si hay un equipo en el mundo que no presume de táctica es el Madrid. Por eso tantas veces lo dominan y parece vulnerable. Lo suyo son más flechitas en el corazón que en el pizarrón. El cuadro blanco es todo fervor, carácter, apetencia, pasión, ir para adelante. Y tan mal no le va. Así como los amantes del ultradefensivismo (los Mourinho Boys) se irritan con el Manchester City de Guardiola porque toca y ataca, los tacticistas se muerden los codos al ver al equipo de Ancelotti ganar partidos épicos en los que va perdiendo, es dominado, a veces vapuleado, desordenado, pero saca el alma, se sube al caballo, empieza a galopar y pasa por encima de sus rivales. Ancelotti ni debe saber si terminaron jugando 4-3-3 o 2-2-6. Sabe que eran controlados, que perdían 2 a 0, se fueron todos arriba y terminaron haciendo cinco goles en una remontada que no es histórica, ha hecho tan habituales estas remontadas que el mismo Madrid les despintó el cartel de históricas. Incluso acabaron ridiculizando a un Borussia Dortmund que había compuesto un excelente primer tiempo, moviendo bien la pelota, circulándola al pie.
Pasaron tres cosas: primero, el joven técnico Nuri Şahin (36 años, ex Borussia y también Real Madrid) hizo dos cambios que parecieron insólitos: sacó a los dos atacantes, Donyell Malen (holandés) y Jamie Gittens (inglés), autores de los goles, que estaban generando problemas al fondo del Madrid. Sobre todo, el moreno Gittens, valor interesante, de flamantes 20 años. Segundo, el cambio de postura: de jugar desde el medio hacia adelante con armonía y peligrosidad, pasó a meter los once atrás, a cuidar el 2-0 como si faltaran tres minutos, pero restaba un tiempo entero, y 45 minutos frente al Madrid -en el Bernabéu- es una vida. Como le pasa a todo equipo que se mete escandalosamente atrás, termina perdiendo. Y la tercera causa se llama Real Madrid, su ímpetu, su rebeldía, su irrefrenable ADN ganador.
Salió al segundo tiempo como tromba marina y en el momento en que Rudiger anotó el descuento (minuto 60) quedó claro que el Borussia no soportaría la presión. Fue desbordado por aire, mar y tierra, sobre todo desde la izquierda, donde Vinicius hizo destrozos. Fue demasiado para su marcador, el noruego Ryerson, tanto que a los ’76 éste fue sustituido. No sabía dónde estaba parado. Terminó 5-2 para el Madrid y quedó la sensación que si duraba diez minutos más era 10 a 2.
El triplete y la actuación de Vinicius fueron suficientes para darle legitimidad al Balón de Oro que, aseguran, recibirá el lunes. Una actuación estelar que ratifica que la punta izquierda del Madrid es suya. Nadie lo mueve de ahí. Esto, dicho porque Mbappé sigue mostrándose incómodo como nueve o en el otro extremo. Él juega de lo mismo que el brasileño y, fuera de la banda izquierda, no se halla. Fue el más flojito de un equipo que hizo cinco goles. No convirtió, se lo vio impreciso, torpe en grandes lapsos, salvo en el perfecto centro del primer gol.
Seguimos con Vinicius. Parecen dos jugadores: uno el del Real Madrid, otro muy inferior el de la Selección Brasileña. En el Madrid lleva 91 goles en 278 cotejos con una media goleadora de 32,73%; en Brasil suma 5 goles en 35 encuentros, lo que da 14,2%. La influencia en uno y otro lado es muy distinta. Emilio Butragueño, aquel cerebral delantero madridista, hoy director de relaciones institucionales del club, declaró tras el partido: “Vinicius me ha recordado a Pelé”. Pensamos que algún rasgo, un gesto o acción le pudo haber sonado parecido, caso contrario es una exageración. La semana anterior hicimos una pregunta en Twitter sobre qué puesto ocuparía Vinicius entre todos los fenómenos brasileños de la historia, la mayoría respondió: “Ni entre los primeros 50”. Si jugara siempre como el martes cambiaría el concepto.
Por la noche vimos Atlético Mineiro 3 – River Plate 0 en el precioso y flamante Arena do Galo, el primer estadio propio del cuadro de Minas Gerais. En los papeles asomaba como un choque parejo. No lo fue. Y no sólo por el rotundo 3-0 final logrado por el club brasileño sino por el desarrollo, totalmente a favor del local. Lo abrumó a River, lo atribuló en el mediocampo, le ejerció una presión superior a sus capacidades. Nunca lo dejó armarse ni crear una sola jugada de peligro. Y, como réplica, aprovechó al máximo sus oportunidades.
Un partido en el que Gabriel Milito, entrenador del Galo, le torció el brazo a Marcelo Gallardo. El Muñeco le ha ganado 5 veces a Gaby, pero este lo superó con cuatro clubes diferentes: Independiente, Estudiantes, Argentinos Juniors y ahora Mineiro. No obstante, aunque fue una sólida actuación de conjunto, sobresalió nítidamente una individualidad, como aconteció con Vinicius. Se trata de Deyverson, el centrodelantero que recién se incorporó en agosto al equipo albinegro y ya dejó una marca: le hizo los dos goles a Fluminense para eliminarlo y pasar a semifinales y ahora dos goles impresionantes a River que le dan una ventaja muy grande de cara a la revancha en Buenos Aires. El primero, con una gambeta corta y oportunísima a Leandro Armani cuando ya el arquero lo había atorado. El segundo, con un zurdazo cruzado estando muy sesgado, que dio en un palo y tocó red. Por si faltaba algo, dio la asistencia del tercero.

Tremendamente influyente en el triunfo y en lo abultado del mismo. Deyverson ya fue héroe en la Copa. Marcó el gol definitivo que le dio la Copa Libertadores a Palmeiras en 2021. Entró de cambio en el minuto 91 y cuatro más tarde batió a Diego Alves. A los 33 años el longilíneo atacante encuentra el reconocimiento general después de haber trotado mundo. Jugó en Portugal, España y Alemania. Una actuación extraordinaria en un partido vibrante.

El momento de Atlético Mineiro lo explica también que el sábado pasado eliminó a Vasco da Gama y llegó a la final de la Copa do Brasil, la cual disputará contra Flamengo. Los clubes brasileños dan enorme importancia a esta competición porque, además de otorgar un cupo directo a la Libertadores del año siguiente, recompensa con una millonada al campeón.

¿Es remontable un 0 a 3…? Es muy difícil, casi nunca pasa, pero es la ilusión a la que se aferran los hinchas millonarios. La realidad es que River iba invicto en la Copa, pero sin mostrar nada y ante rivales muy frágiles. Cuando le tocó uno fuerte, lo golearon.

El estadio Monumental de River alojará la final el 30 de noviembre: ¿será entre Botafogo-Atlético Mineiro…? ¿O resucita River…?

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Veinte años es mucho

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 21 de octubre de 2024 / 00:10

-Dígame sinceramente si cree que Messi puede jugar en Inglaterra o en una liga de primer nivel. Si pudiera jugar ahí yo le acepto que podría llegar a ser el mejor del mundo, pero está en la MLS…-, me dice un amigo y colega peruano.

La respuesta es sencilla: si juega Modric en el Real Madrid con 39 años, ¿por qué no podría hacerlo Messi, que es infinitamente superior…? Si Jamie Vardy es un ídolo en Inglaterra actuando en el Leicester con 37… Si destaca y hace goles Lewandowski en el Barcelona con 36, ¿por qué no…? Si Vinicius, que perdió 18 balones contra Costa Rica y 17 frente a Paraguay, va a ser el Balón de Oro, ¿por qué en Europa no va a poder estar Messi, que no pierde una pelota…?

Hay más: Mac Allister es superfigura en el Liverpool, Enzo Fernández pasó al Chelsea en 121 millones de euros, Lautaro Martínez es la estrella del fútbol italiano, el Atlético de Madrid pagó a Julián Álvarez a precio de crack: 75 M€ más 20 en variables. Muy buenos, sí, pero cuando se juntan en la selección son todos actores de reparto al lado de Messi. Le sirven el café. El genio les pone la pelota servida para que anoten, los hace jugar, les da la idea de cómo afrontar los torneos y ganar títulos. Messi juega en la MLS por una elección de vida, no porque el fútbol lo empujó a esa orilla.

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Salió el gol

Justo al cumplirse veinte años de su debut en Primera División (el miércoles 16), Leo marcó tres goles a Bolivia, que casi fueron cuatro, porque el magnífico arquero Viscarra le sacó un tiro libre que se metía en un ángulo. Y dio dos asistencias maravillosas. Esas de “tomá, pibe, hacete un gol”. Fue una actuación lujosa, de asombro, tocó 82 veces la pelota, siempre con su inteligencia para armar juego y sus pases geométricos, ni cortos ni largos, ni lentos ni rápidos: simplemente notables. Y nunca para atrás.

-Pero ante Bolivia…

-Mirá, Bolivia viene de ganarle a Colombia, que es una de las dos mejores selecciones de América en este momento. Le ganó jugando 82 minutos con diez hombres. Y le hizo el gol estando ya con diez. Y atención, que Colombia hizo un desgaste físico espectacular en El Alto. Le ganó porque le ganó, no por la altura.

Más: los nueve rivales sudamericanos enfrentaron a Bolivia en la presente Eliminatoria. Ningún otro jugador le marcó tres goles. ¿Por qué no le hicieron tres Julián Álvarez o Lautaro Martínez…? Esto nos recuerda una anécdota deliciosa de Roberto Recalt, presidente de Nacional de Montevideo, en 1990. Cayó en sus manos una revista “Sólo Fútbol”, de Buenos Aires, dedicada a los certámenes del ascenso. En ella advirtió que un tal Julio César Dely Valdés llevaba anotados 36 goles en Deportivo Paraguayo, clubcito de la Primera “D” del fútbol argentino. Lo comentó con otros dirigentes: “¿Por qué no lo traemos…?, debe ser barato”. Alguien le respondió: “Hizo 36 goles, sí, pero en Primera D…” Recalt respondió con una lógica devastadora: “Y si fuera tan fácil, ¿por qué no los hicieron otros…?” A Recalt se lo acusó de comprar un jugador “por catálogo”. Pero el panameño tuvo un paso sensacional por Nacional, que lo adquirió en 10.000 dólares y lo vendió en cien veces más. Luego triunfó en Europa.

Por si acaso, Messi es el goleador de la actual Eliminatoria y de todo el historial de las Eliminatorias Sudamericanas. También eso.

-Pero juega en la MLS…-, insiste mi querido amigo.

Opta Sports, la empresa británica de análisis deportivo líder del mundo acaba de hacer la lista de “Las ligas más fuertes del mundo”. Ubica a la MLS novena. Este es el ránking: 1) Premier League, 2) Serie A italiana, 3) Bundesliga, 4) Liga Española, 5) Francia, 6) el Brasileirão, 7) Portugal, 8) liga Belga, 9) la MLS, 10) la Segunda División Inglesa, 11) la Liga Profesional Argentina. El otro torneo americano entre los 20 primeros es México, en el puesto 14. Dice Opta: “La MLS es la segunda liga no europea entre las 10 competiciones de primer nivel mejor valoradas. El ascenso de la MLS es fantástico, el año pasado fue del puesto 29 al 10 en el fútbol mundial, superando a su rival regional, México”.

Con Messi estamos frente a un fenómeno de longevidad y vigencia nunca visto en el máximo nivel. No se trata de ser viejo y jugar, sino de jugar así siendo viejo. Y de estos veinte años, 19 en la cumbre total. Hace apenas un año llegó a Estados Unidos.

-Ah, sí… ¿Y Pelé qué…?-, dice Camotiz, tuitero colombiano.

Antes de contestarle me pongo de pie. Siempre que se pronuncia la palabra Pelé lo hago. Edson fue el futbolista perfecto, todos fuimos sus súbditos. Pelé se retiró del Santos -y del fútbol- el 2 de octubre de 1974, antes de cumplir los 35 años y luego de 17 temporadas en el club brasileño. Aunque estaba en actividad y tenía 33, no fue tenido en cuenta para el Mundial ’74. Casi nueve meses después del adiós, por malos negocios y cercano a la bancarrota, aceptó una oferta del Cosmos de Nueva York y volvió al fútbol, jugando dos años en un torneo norteamericano que acababa de crearse y que luego desaparecería. Ya no era el mismo O Rei, pero causó sensación su figura. No obstante, su etapa realmente competitiva fue la del Santos.

Después de una Copa América a la que asistió tocado y luego de la fea lesión del tobillo ante Colombia, Leo está bien físicamente y más genial que nunca, más sabio, rápido mentalmente. Sigue siendo por mucho el mejor jugador del mundo, no por sus 846 goles y sus 378 asistencias, que son bastantes, los goles son lo menos importante de su repertorio. Cuentan su talento, su visión extraordinaria del juego, sus pases mágicos, sus asistencias, su gambeta única. Nadie compite con él en esos ítems.

Pero para quien gusta de números, vayan estos: le acaba de sacar 501 goles de ventaja a Maradona. Y 80 en selección. También suma 34 títulos más que Diego.

-Pero no juega en la élite…

Messi es actualmente bicampeón de América y campeón del mundo, es la estrella de la selección número uno del Ránking Mundial. ¿Eso no es la élite…? Con un aditamento: fue el mejor jugador de la Copa América 2021 y del Mundial 2022. ¿Hay alguna otra élite…?

-Usted porque es argentino…

Al día siguiente del triplete a Bolivia, en una gala desarrollada en Miami, el director del diario Marca, que es de Madrid, no de Argentina, le entregó a Messi un trofeo especial como “El jugador con más títulos en la historia del fútbol”. Son 46 colectivos y 57 trofeos individuales, entre ellos 8 Balones de Oro, 10 ligas de España, 8 Pichichis, 6 Botas de Oro… Muy simbólico por tratarse Marca de un medio muy allegado al madridismo. Y le dedicó la portada del viernes con el trofeo y un título gigante: “Inalcanzable”.

“A la edad de Messi, Maradona estaba liquidado. Y cercano a los 30, Ronaldinho era un exfutbolista” -dice Ricardo Vasconcellos, brillante colega ecuatoriano-. “Contra Bolivia hizo un partido antológico, lo mejor que se lleva visto en esta Eliminatoria. Tiene dos cosas que no envejecen: la técnica excelsa y su genialidad. Ojalá estemos ante un caso de longevidad a lo Stanley Matthews”, concluye.

Recuperado físicamente, estamos viendo al Leo de siempre. Desde luego, ya no es el turbión de los diecinueve años, pero sigue deleitando y con la ambición de sumar logros en equipo. Ya le han hecho un plan físico y dietético para que llegue al Mundial 2026. Vinicius, Mbappé, Bellingham pueden llevarse el Balón de Oro. Cuando logren el nivel de excelencia de Messi, entonces podrán rotularse también como “mejor del mundo”.

Es Messi contradiciendo a Gardel: veinte años sí es mucho.

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