Eliminatorias de terciopelo
Imagen: Oswaldo
Jorge Barraza, columnista de La Razón
Imagen: Oswaldo
Estas son Eliminatorias de porcelana. Las de antes eran guerras sin muertos, ahora ni expulsados hay. Y no es que extrañemos las bataholas de antaño, pero las escasísimas tarjetas describen el fútbol actual: más limpio.
Mejor. Además, los jugadores se cuidan porque el VAR es un testigo que condena. Un juez puede no advertir un codazo, pero la cabina lo ve en los muchos monitores que tiene frente a sí.
Sólo se sacaron 8 tarjetas rojas en 50 partidos, lo que habla de la tranquilidad con que se juega. Conste, además, que los arbitrajes antiguos eran muy permisivos. Ahora es difícil dejar pasar. Hay cuatro selecciones (Argentina, Ecuador, Uruguay y Venezuela sin expulsiones) y sólo Bolivia y Chile lamentaron dos.
A propósito del VAR: apenas comenzó -en el Mundial 2018- se dijo que era un desastre que iba a acabar con el fútbol, sin embargo, funciona cada vez mejor, está puliendo defectos y ya los jugadores ni discuten.
TAMBIÉN PUEDE LEER:
Si el VAR dice fuera de juego, es fuera de juego en 99,9% de los casos de los casos. Si el réferi es llamado a ver la pantalla es porque algo debe corregirse o, al menos, revisarse. Son muchos ojos los que fiscalizan. Es cada vez más difícil hablar de arbitrajes escandalosos, como sucedía décadas atrás. El VAR ha evolucionado en sí mismo como herramienta y al fútbol como juego limpio.
Por ese lado, bien. El problema son los goles. Se llega poco a la red. En la última jornada hubo 17 goles en cinco juegos, lo que levantó el promedio, aunque todavía sigue bajo: 1,94 por juego.
Ni dos goles. Tal vez cuando se llegue a las últimas jornadas, con el afán clasificatorio de ganar, algunas selecciones se suelten ofensivamente y mejore el caudal de conversiones. No es seguro.
* Novedad I. La de Bolivia, que viajó a Ecuador con un equipo B y guardó sus mejores individualidades para recibir a Paraguay en El Alto. Sus ocho jugadores más destacados se quedaron en La Paz: Roberto Carlos Fernández, Marcelo Suárez, Ramiro Vaca, Luis Haquín, Miguel Terceros, Diego Medina, Robson Matheus y Carmelo Algarañaz (suspendido para el primer partido). Evidentemente, otorga una ventaja a la Selección Ecuatoriana, pero en el campamento de la Verde se piensa primordialmente en los tres puntos ante la Albirroja. Una estrategia osada, aunque con un objetivo más que claro: ahogar a Paraguay, que tendrá un duelo muy duro ante Argentina en Asunción (el cual deberá afrontar con todos sus titulares) para luego llegar a los 4.150 metros de altura del estadio de Villa Ingenio.
* Novedad II. La de Ecuador, que por única vez sale de Quito y baja al llano de Guayaquil para no dar a Bolivia la ventaja de jugar en la altura, en la que está perfectamente ambientado, mejor que los futbolistas ecuatorianos, que no actúan en la capital de la Mitad del Mundo. Cada cual mueve ficha para no ceder un milímetro de posibilidades.
* “Incómodo”. El término elegante que utilizó Carlos Tenorio, ex centrodelantero de Ecuador, para describir lo que cuesta ver los partidos de la Tricolor. En verdad quiso decir “inmirable”. La que algunos intrépidos califican como “generación dorada” está en deuda de juego. Se le reclama es un triunfo rotundo, con una demostración por fin creativa, armoniosa, ofensiva y contundente. Se fue Alfaro, se fue Sánchez Bas, llegó Beccacece, pero nada cambia: un equipo muy fuerte atrás y pobre de ideas adelante. Tan pobre que lleva 6 goles en diez cotejos.
* Directo. El análisis del Demoledor Tenorio sobre el equipo de Beccacece: “Para los ecuatorianos es un poco incómodo ver jugar a la Selección de esta forma, sabiendo el material que tenemos. Porque tenemos buen material… No hay excusas… A Bolivia se le tiene que ganar. Y no sólo ganar, ganarle bien, gustar y que la gente se vaya del estadio satisfecha”. Luego fue al hueso: “Ninguno de los ecuatorianos entendemos a qué juega el profe. Creo que ya hay que tener una postura de juego… Acá de local hay que poner la carne al asador, no puede ser que Enner Valencia juegue solo. Puede jugar con la Rola (Kevin Rodríguez) o con Leo (Campana). Hay que jugar con delanteros, eso hace que el rival tome precauciones”.
* Interés. El que provoca el Paraguay de Gustavo Alfaro, que lleva cuatro partidos invicto: empató con Uruguay (0-0), venció a Brasil (1-0), igualó con Ecuador (0-0) y derrotó a Venezuela (2-1). Una resurrección notable cuando ya se le daba la extremaunción. Ahora le toca el campeón del mundo. Conociendo a Alfaro, no va a regalar ni un metro de ventaja ni un chicle usado. No obstante, Argentina tiene jerarquía y no perdona equivocaciones. Se verá…
* Reconocimiento. El de Rodrigo De Paul, alma mater de la Albiceleste: «Los equipos de Alfaro siempre fueron duros para nosotros: tienen una idea clara, están en un buen momento, vienen de ganarle a Brasil, por lo que va a ser difícil. Nosotros todos los partidos hacemos un esfuerzo grande, nos cuestan. Cada Selección tiene su historia, Paraguay siempre fue muy aguerrido, hace los juegos muy luchados y tienen futbolistas con dinámica. Si toca un partido de ese estilo estamos preparados y si podemos hacer nuestro juego, bienvenido sea».
* Atractivo. Si es por figuras y equipos, tal vez el choque más interesante sea el de mañana en Montevideo entre Uruguay y Colombia, animadores de una volcánica semifinal de Copa América, la “batalla de Charlotte”. Ahí Colombia le demostró no sólo su fútbol, sino su carácter, jugándole 54 minutos con diez. Y le ganó estando con diez. El Centenario es un reducto casi infranqueable para todos. Hay que sitiarlo con piedras, flechas y antorchas, y aún así resiste. Lindo duelo para ver los neutrales.
* Rumores. En Maturín, la nueva sede de los partidos de la Vinotinto (una gemela de Barranquilla, calurosa, superhúmeda y lluviosa), Venezuela recibirá al ya más desahogado Brasil. Pero en la Verdeamarilla hay una paz tensa. Sobrevuelan los rumores de que Pep Guardiola u otro técnico de ese porte podría asumir para el Mundial, especies que no deben causar gracia al bueno de Dorival Junior. En el campo, los ojos estarán puestos en el casi Balón de Oro Vinicius.
* Morbo I. Vuelve el Clásico del Pacífico en Lima: Perú-Chile. Penúltimo y colista. Tal vez sea la última oportunidad de Chile por subirse al tren y llegar al Mundial. Si pierde quedaría colgado de un risco. Ya después debería ganar los 7 partidos restantes para tratar de meterse entre los seis primeros, o al menos en el repechaje. Perú está casi igual, con un puntito más (6 a 5). Deportivamente no promete nada el choque, pero despierta resquemores: vuelve Ricardo Gareca a Lima, nada menos que a enfrentar a Perú, y conduciendo a un archienemigo -Chile-. Por ello se lo llamó traidor. Y vuelve una semana después de que arrestaran por corrupción al presidente de la Federación Peruana, Agustín Lozano, quien propició su salida.
* Morbo II. Vuelve también Arturo Vidal a la Selección Chilena, luego de echar pestes sobre Gareca, porque no lo ponía. Pero Gareca no puede hacerle asco a nada. Está en una situación desesperante en la tabla y Vidal es Vidal, uno de los tres o cuatro futbolistas más grandes que haya dado Chile. Es un cacique veterano, pero cacique siempre.