El clásico será una final
Imagen: La Razón
Ricardo Bajo
Imagen: La Razón
Introducción: el Tigre juega otra vez bajo la lluvia. Los rayos iluminan la recta y los truenos retumban en Miraflores. Rescalvo se olvida del doble nueve y vuelve a su esquema favorito: doble cinco, tridente y un solo delantero.
La joven escuadra de Jaime Jemio va a tener más la pelota (hasta un 58% de posesión); creará más chances pero carecerá de gol (aún extraña al “Tanque” Silva. Los once del Tigre saltan al Siles acompañados de media docena de hinchas en situación de discapacidad.
Uno de ellos muestra orgulloso una bandera gualdinegra. Es el hombre más feliz del mundo. Ni la torrencial lluvia mella su alegría; su dignidad. Esto es el club The Strongest.
Nudo: la primera parte es del CAR. La “banda roja” tiene más la pelota; tiene más fútbol. No perforará la valla rival porque en el arco del Tigre está un señor que apellida Viscarra, glorioso apellido stronguista de los años treinta y cuarenta: ¿quién se acuerda de “Pichín” Viscarra, el jugador que asistía a Serapio “Cabecita de Oro” Vega?
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El hombre que lleva la manija se llama Robson: juega a placer a la espalda de Wayar. Cuando el capitán de Always se cansa, se acaba el partido. El Tigre luce más equilibrado con Ortega al medio y ha recuperado la banda izquierda con la sociedad Quaglio-Chura. Jemio se moja toda la noche; Rescalvo se esconde (recién lo veremos sobre la línea de cal en el minuto 80 del “match”).
El otro duelo de la noche es “Viru” Paniagua versus Bustos. También lo gana el “millonario”. El gol, sin embargo, lo hace Triverio (tras una perdida en salida de Medina, otra; y recuperación de Chura). El nueve stronguista ha vuelto: juega de todo.
Desenlace: la segunda parte es del Tigre. Pesa la jerarquía. Pesa la camiseta. Tras el gol, mejora su juego; irá de menos a más en una/otra noche fría y lluviosa. En el descanso la hinchada -escasa- grita “Fuera Crespo”. La lesión de Triverio trae -extrañamente- una mejoría de Ortega. Son las cosas raras que tiene el fútbol. El diez, incluso, estrella una pelota en el palo.
El Tigre perdona en sus mejores minutos porque quiere sufrir al final: es una cábala. Entonces Rescalvo mete cambios y altera dibujo: terminará jugando con dos líneas de cuatro y dos puntas (Miranda y Ramallo). Con Roca de lateral y Quaglio, por delante.
Post-scriptum: los stronguistas jugaron sabiendo que Bolívar había perdido (otra vez) fuera de La Paz. La victoria vuelve a estrechar la diferencia: son (otra vez) seis puntos con un partido menos (el pendiente en casa con Oriente) y el clásico del ocho de diciembre. Se viene una final adelantada para definir el campeonato. ¿Quién dijo que todo estaba perdido?
(28/11/2024)