Un Tigre sin perdón
Imagen: La Razón
Ricardo Bajo
Imagen: La Razón
Introducción: la estampa de la cancha antes de arrancar el “match” me hace recuerdo a los noventa, a la década perdida, aquella que fue de 1993 a 2003. Me acuerdo todavía de un partido con Unión Central de Tarija con apenas cien personas en el Siles.
La hinchada gualdinegra (hace rato) que le dado la espalda: el mal juego, la falta de garra, los técnicos desconsiderados, las presidencias famélicas/ausentes. Estamos apenas dos mil personas. Bolívar ha ganado su partido, no hay margen para más errores.
Rescalvo deja a ocho titulares del clásico en la banca; solo Billy y Caire vuelven a estar en el onceno. El dibujo cambia otra vez: los dos delanteros son Guerrero y Sotomayor.
El Tomayapo de Viviani se van a plantar bien en la primera parte, luego desaparecerá. Triverio, con un desgarro arrastrado, no aparece esta vez en la banca. En el lateral zurdo, veo a Lino, el cuarto intento de buscar un hombre en esa posición maldita.
Nudo: la primera parte del Tigre es para llorar: capa caída/libre caída. Apatía y desgana. Es un gualdinegro cansino/desmotivado, incapaz de generar fútbol. Lo único que resuena como eco son los pitos. Lino sufre un tirón a la media hora: falto de fútbol. Entra Quaglio,
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Solo cuatro hombres dan muestra de orgullo propio: Jusino, Ramallo, Amoroso y Sotomayor, la figura del partido. Cuando llego a casa, veo que la televisión ha elegido a Joel. Menos mal que ya se van los colegas de Tigo Sports. Menos mal.
Desenlace: en el descanso la menguante hinchada aprovecha para desfogarse: “fuera Crespo” y “elecciones”. La barra pide huevos; no pide más. En la segunda parte, la actitud cambia ligeramente. Los tarijeños buscan el gol y el Tigre se pone en modo contragolpe y aprovecha los espacios. Era la idea que nunca se ejecutó en el clásico. En un cuarto de hora, Sotomayor y Guerrero (esa era la dupla para el domingo, Rescalvo) matan el partido, con la ayuda de Ramallo y Amoroso.
Cuando el “Pito” mete el primero, pide perdón a la curva. Cuando Jusino se retira al vestuario al final del choque, también pide perdón. Me faltan las disculpas de Crespo, las del técnico español. El Tigre ha regalado el torneo, no tiene perdón. Los cambios de la segunda parte sirven para ver a los “imperdonables”: entran Wayar, Ursino y Miranda (y el chico Hugo Guzmán Vaca).
Post-scriptum: la victoria no borra/esconde el profundo descontento. La temporada es fruto/consecuencia de un club patas arriba: un presidente profundamente rechazado (incumplió su único deber: convocar elecciones); y un técnico desconectado de su plantel (por sus constantes ausencias consentidas) e insultado por la gente.
(11/12/2024)