Una práctica deslactosada
Imagen: La Razón
Ricardo Bajo
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Introducción: el Tigre juega su tercer partido de pretemporada; esta vez, a puertas cerradas en el Siles. El rival: Real Tomayapo con Diego Wayar de titular/regreso en La Paz. En las afueras del estadio se escuchan petardos y cánticos. No es la hinchada. Es un centenar de seguidores de Cristiano Ronaldo que celebran su cumpleaños. Cosas veredes, amigo Sancho. Desde la curva sur se escuchan gritos de “Fuera Crespo”. Hasta los fantasmas piden elecciones.
Zago prueba/busca su onceno: Banegas; Supayabe, Jusino-Pedraza, Moriceau; Quiroga, Cuéllar, Amoroso y Arrascaita; Guerrero y Triverio. Los tarijeños colocan dos líneas de cuatro y dos puntas para complicar al Tigre.
Nudo: la falta de público provoca un descenso de la intensidad. Será una práctica (a tres tiempos) deslactosada. La “novedad” es la intención constante de presionar la salida de pelota del rival: el “pressing” alto. Zago no dirige, se coloca en un segundo plano junto a su asistente técnico, el argentino Javier Mouriño. Sobre la línea de cal, instruye/arenga su hijo, Giancarlo.
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El juego por banda brilla por su ausencia, especialmente por izquierda donde “Toby” Moriceau no encuentra la ayuda de un Arrascaita que centraliza en exceso su aporte. En la derecha sí aparece por momentos (escasos) la dupla Supayabe-Amoroso. Paradójicamente, a pesar de jugar con doble nueve, los centros por ese costado no encuentran rematador. La dupla Godoy-Triverio funcionó mejor en el segundo partido.
Desenlace: el segundo tiempo (también de 35 minutos) es para el olvido. Los primeros cinco cambios son: Yanarico (de buena presentación y estirpe gualdinegro) hace pareja con un “hablador” Chiatti; Lino de lateral zurdo; Ursino de ocho; y Torres, de arquero. Amoroso sigue colocando buenas pelotas pero Triverio tiene la pólvora mojada.
En el tercer tiempo entran seis que mejoran el ritmo/juego. Son Bustos, Luis Felipe Castro (con la dos y sus 1.91 de altura, se coloca de ocho, algo sorprendente), García, Quaglio, Guzmán Vaca y Flores. Entonces, el “Diablo” Etcheverry deja la Preferencia y baja a la cancha. Se abraza y se saca fotos con Ronald Crespo que ve el “match” sentado en la caseta de control. En los últimos diez minutos con Tomayapo con los brazos caídos, llegan los dos goles: del “Pollo” a pase de García y de Ursino de penal tras una buena/triple combinación de él mismo con Hugo (Guzmán) Vaca y Flores.
Post-scriptum: cuando salgo del Siles, los hinchas de Cristiano todavía seguían allí, como el dinosaurio de Monterroso. Faltan doce días para el debut de Copa Libertadores y necesitamos un milagro para poder competir con un reforzado/millonario Esporte Clube Bahía.