Sunday 16 Mar 2025 | Actualizado a 23:54 PM

Cueto es subcampeón en torneo de duplas en Brasil

/ 12 de febrero de 2025 / 16:46

Junto a su compañero brasileño Casalaspro lograron el segundo lugar de entre 53 dúos participantes. El cruceño también brilló en otras modalidades del torneo Il Sampa Chess Open

El Maestro Internacional (MI) cruceño Jonny Cueto, junto a su compañero brasileño, el Maestro Fide (MF) Mathias Casalaspro, salieron subcampeones -de entre 53 participantes- en la modalidad Rápido FIDE Duplas del II Sampa Chess Open de ajedrez que se llevó adelante en Sao Paulo, Brasil.

El sábado 8 de febrero se disputó el certamen internacional con varios pensadores de Sudamérica.

Hubo distintas modalidades de competencia y Cueto destacó en Rápido FIDE Duplas con Casalaspro.

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Ambos conformaron el dúo denominado Erro 404 Time nao encontrado y disputaron cinco rondas ante cinco duplas.

Cada uno se enfrentó a cinco rivales para un total de 10 partidas, de las cuales Cueto y Casalaspro se impusieron en ocho y perdieron en dos.

Gracias a ello lograron ocho puntos, los mismos que el dúo As Capivradas de Fio y Ferrarichees, pero por el sistema de desempate salieron subcampeones. El primer lugar se lo quedó Unidos pela Graca con 8,5 unidades.

Cueto también destacó en otras modalidades: fue decimoprimero en Estándar Open con siete puntos de entre 150 ajedrecistas; logró el quinto lugar en Estándar Master con tres unidades de entre 18 participantes; y fue decimonoveno en Blitz con 5,5 puntos de entre 75 pensadores.

Bolívar, campeón a los puntos

Ricardo Bajo, es periodista

Por Ricardo Bajo H. - periodista

/ 16 de marzo de 2025 / 23:53

Introducción: los cincos seleccionados nacionales de Bolívar (Rocha, Paz, Robson, Ramiro y José Sagredo) no está en la final, partido de vuelta. Sus internacionales por Venezuela (Ramírez) y por República Dominicana (Dorny), sí están. Los sancionados de un lado y de otro ven como se levantan sus amarillas: son Justiniano y Jesús Sagredo (por Bolívar); y los uruguayos Alaniz y Acosta más el central Romero (por Blooming). Los “pascaneros” no ceden a su arquero Uraezaña. La selección importa menos que un torneo amistoso. Así nos va.

La norte, la recta y la “prefe” lucen a rebosar; en la vacía curva sur (si era habilitada, se llenaba igual) aparecen ocho grandes pantallas donde se proyectan durante todo el partido el escudo y frases celestes por el Centenario.

Nudo: los dos entrenadores colocan el mismo dibujo con un solo volante de contención (“Justi” y Spenhay, respectivamente). Robatto y Soria comparten la misma idea: esa que ataca en tromba; esa que anhela meter siempre un gol más que rival (el estilo que Cruyff implantó en el Barsa); esa que ningunea la mitad de la cancha y convierte los partidos en un “pim-pam-pum” lindo de ver, de constante ida y vuelta.

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Cuando los equipos de ambos juegan, los partidos semejan combates de boxeo con intercambios de golpes por doquier. La diferencia entre las dos “Academias” es que los cinco delanteros de Bolívar tienen más jerarquía (y puntería) que los de Blooming. Así de simple.

Robatto sorprende con los laterales: Saavedra por izquierda y el juvenil pandino Escleizon Freita por derecha. La clave de la final estará en el lateral zurdo de Blooming: Soria coloca incomprensiblemente en ese lugar a Moisés Villarroel, presa fácil de la estrella del partido, “Papu” Velásquez (ayudado por “Tonino” Melgar en los dos contra uno).

Desenlace: la segunda parte es más de lo mismo. Con espacios, Dorny Romero regala su mejor cara (de puntero por izquierda con Fábio Gomes de nueve). Con espacios, “Papu” vuelve loco a Gabriel Valverde que entra de lateral zurdo para (no) tapar la hemorragia. Soria -fiel a su idea- ignora la marca para atacar y atacar; para fallar y fallar, ora delante de Cordano, ora delante de Lanzillota.

Robatto deberá en la Libertadores resolver la incapacidad para retroceder bien de su equipo; solucionar el escaso compromiso defensivo de sus medios. Aunque dudo que lo haga. Los minutos para los juveniles bolivaristas (Mena, Méndez y Ayhuana) hablan bien del trabajo en divisiones inferiores.

Post-scriptum: Bolívar es un justo campeón. El premio de la copa de verano -pasajes gratis en avión- son para el equipo que menos los necesita. Así de paradójico.

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Once goles y un adiós

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 16 de marzo de 2025 / 23:42

“El Tenor de Aragua, Darío Castillo, estremecerá con su voz los cimientos de la maestranza cuando antes del ‘partir plaza’ sea el encargado de cantar las gloriosas notas del himno nacional”, decía el anuncio de una corrida en la plaza de toros de Maracay, Venezuela. Y salía a la arena un sujeto corpachón, voluminoso, que con voz de ultratumba entonaba Gloria al Bravo Pueblo. Nadie, de los miles de presentes, sabía que ese hombre de voz portentosa que abría la fiesta taurina varias décadas atrás había protagonizado un desdichado suceso en la Copa Libertadores. Ese cantor de enorme humanidad había sido arquero profesional. Lo fue fugazmente, pero entró en los libros.

Hay una foto borrosa del 15 de marzo de 1970. Esa foto de aquella noche inclemente muestra muchos paraguas negros en las despobladas tribunas del estadio Centenario de Montevideo. Los hinchas que se animaron a la mojadura -apenas 6.000- asistieron a un récord que lleva 55 años y difícilmente se repita. Ese lluvioso domingo montevideano Peñarol goleó 11 a 2 al Valencia de Venezuela y marcó la mayor goleada de la historia de la Copa. Incluso es el resultado más abultado en 66 ediciones del torneo. El arquero que recibió los once goles se convertiría años después en El Tenor de Aragua, conocido intérprete de música folclórica y española en su país.

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El Valencia Fútbol Club, desaparecido hace años, había sido subcampeón venezolano detrás del Deportivo Galicia y en esa edición les tocaba enfrentar a los uruguayos, que hasta ahí eran dominadores de la Libertadores junto a los argentinos. Nacional tenía 9 jugadores y Peñarol 8 en la Selección Uruguaya, que tres meses después harían un gran papel en el Mundial de México. Fueron cuartos detrás de Brasil, Italia y Alemania. Esto habla del poderío notable del fútbol celeste en ese entonces. En contrapartida, Venezuela era futbolísticamente el Benjamín de Sudamérica, no había una identidad nacional, sus equipos, salvo excepciones, estaban compuestos por mayoría de españoles, brasileños y argentinos de segundo orden que iban a hacerse unos pesos. Los clubes nacían y desparecían cuatro o cinco años después. Reinaba el béisbol en la patria de Bolívar.

La desproporción de fuerzas era abismal, iban al matadero. Y pasó lo que podía pasar. Tres días antes, en el mismo Centenario, Valencia cayó ajustadamente ante Nacional por 1 a 0, en actuación más que meritoria, incluso con un gol de penal de Atilio Anchetta. En el arco venezolano había una garantía: el Pulpo Colmenares, golero insigne del fútbol Vinotinto, que era incluso de la Selección. Pulpo porque había tardes en que parecía tener varios brazos, las agarraba todas. Pero ocurrió un imprevisto: el juez austríaco-peruano Erwin Hiegger cobró una falta muy protestada por los muchachos del Valencia y, mientras Hiegger estaba dado vuelta contando los pasos, el Pulpo, de rabia, quiso patear la pelota lejos con tanta mala suerte que le pegó en la espalda a Hiegger. Éste se dio vuelta y preguntó: “¿Quién fue…?” Los de Nacional señalaron con el dedo a Colmenares y se fue expulsado. Pescaíto Gómez, posiblemente el técnico más gracioso que dio el fútbol mundial, hizo un cambio obligado: sacó a Zezinho, delantero, y puso a Darío Castillo. Que no recibió goles, pero sufrió un infortunio al final: se quebró un dedo.

Tres días después tocaba Peñarol y Colmenares suspendido… Quedaba un sólo arquero y con el dedo roto: Castillo, que además era un novato y no atajaba nunca. Para peor, noche lluviosa, barro y la luz amarillenta y mortecina de aquellos tiempos que no beneficiaba a los arqueros. A los treinta segundos, una rauda corrida por izquierda del puntero Julio Losada, centro combado, cabezazo de Spencer y Peñarol 1 a 0 arriba. Todavía se estaban acomodando y ya perdían. Nervios, inseguridad, culpa, dolor en el dedo, todo se le amontonaba en la cabeza al futuro Tenor de Aragua.

En aquellas Libertadores eran comunes las goleadas vergonzantes, había países no tan desarrollados futbolísticamente. Se daban resultados de cinco y seis goles. Pero hasta ahí, pasa. Once goles es un mazazo, una impiedad. El mismo hincha del vencedor sale del estadio casi contrariado, festeja más un 1 a 0 que un 11 a 2. “Para Peñarol fue una risa”, tituló su columna Juan Ángel Miraglia, cronista de la uruguaya revista Deportes. Sí, era tragicómico. “Un score de básquetbol”, comentó La Mañana. “Peñarol fue un despiadado verdugo”, puntualizó el desaparecido El Día. Y BP Color acertó un pleno: lo describió como “Un triunfo sensacional y una goleada para la historia”.

Por lo general, cuando un equipo llega a cinco o seis, pone el pie sobre el freno, Peñarol siguió a fondo, Tenía que ganar para clasificar a la fase siguiente, pero no corría peligro. A aquel grito inicial de Spencer le siguieron tres de Pedro Rocha, dos de Losada, otros dos de Ermindo Onega. Acabaron el fusilamiento Nilo Acuña, Waldemar Cáceres y el mismo Spencer. El Pulpo Colmenares, en la platea, se agarraba la cabeza. Peñarol tenía antecedentes crueles: en 1963 había vencido al Everest ecuatoriano 9 a 1.

Tras la carnicería, el vestuario venezolano era un cementerio. El silencio se cortaba con tijera. Darío Castillo, el infortunado arquerito que tuvo que ir a buscarla once veces adentro, confesaba muchos años después que fue la noche más dolorosa de su vida. “El primer balón que tomé ya no me sentí bien. Luego llegaron los goles, uno detrás de otro, y me desmoralicé, al punto que los balones que iban para afuera yo los metía en mi arco. Esa delantera de Peñarol era endemoniada… eran unos bárbaros, unos diablos… Y la presión del público, el estadio Centenario, el dolor en mi dedo que me había fracturado en el partido anterior, los goles, ninguno de mis compañeros se quiso parar en el arco, y seguían los goles… Fue un partido muy difícil… Esta historia me marcó para siempre… Recuerdo que sólo un niño uruguayo, cuando terminó el partido, vino a saludarme y darme ánimo y me acompañó hasta el camerino”. Poco después, Castillo se alejó del fútbol y se dedicó al canto.

 Después de ese partido la selección le llevó a Peñarol 8 jugadores para el Mundial de México y aun así llegó a la final de la Copa, jugando con los suplentes y los extranjeros. Dirigido por el inolvidable Oswaldo Brandao, el cuadro aurinegro se midió en dos contiendas casi bélicas con el Estudiantes de Osvaldo Zubeldía. Fueron refriegas en que las piernas de todos parecían cuchillas. En La Plata se impuso Estudiantes 1-0 con un sensacional gol de palomita de Daniel Romeo; en Montevideo terminó 0 a 0. Zubeldía, siempre zorro, llevó con la delegación a un boxeador consagrado, el Tano José Menno, platense, fana de Estudiantes y campeón argentino y sudamericano mediopesado, que también incursionó como peso completo. El Tano peleó con Ringo Bonavena y fue sparring de Monzón. Zubeldía sabía cómo lo iban a esperar. Cuando llegaron con el bus al Centenario empezaron las agresiones apenas abrir la puerta. Menno fue el primero en bajar y tuvo que abrirse paso a fuerza de piñazos. No obstante, el propio Tano le bajó unos decibeles al tema, dijo que fue como hincha y para colaborar: «Estudiantes me llevó para defender a sus jugadores, pero la gente de Peñarol había mandado seis o siete boxeadores negros. Vinieron todos juntos. Jamás me pegaron tanto en mi vida».

Otra época.

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Todo es fiesta para Bolívar, campeón del Torneo de Verano

Doblete de Velázquez, Romero, Justiniano y Méndez anotaron para la Academia. Con goleada, presentación de equipo y casaca centenario.

El dominicano Dorny Romero y el argentino-boliviano Patricio Rodríguez celebran el primer gol.

/ 16 de marzo de 2025 / 19:28

Bolívar se impone por 5-0 a Blooming en La Paz, con lo que se corona campeón del Torneo de Verano ante cerca a 25.000 aficionados, este domingo en el Hernando Siles.

Los goles del triunfo fueron anotados por John Velázquez —doblete—, Dorny Romero, el capitán Leonel Justino y Bruno Méndez.

Pese al resultado, Blooming se mostró muy ofensivo, porque ingresó con tres delanteros netos y un hombre más de vocación, Bolívar tuvo bastante que lidiar para imponer su juego.

Fue un inicio de tu a tu, porque la visita así lo propuso y los aficionados y el espectáculo lo agradeció, porque se mostró un intenso primer tiempo.

Dos llegadas del local fueron salvadas al inicio por Franco Posse sobre la línea a los 3’PT y luego Romero estrelló el balón al palo izquierdo.

Sin embargo, a los 17’PT buen desborde de Romero por izquierda, sacó el centro al otro extremo para que Velásquez le pegue de bolea y anote el 1-0.

El cuadro cruceño respondió, con Moisés Villarroel y Rubén Alaniz, pero les faltó fortuna, estuvo cerca de la igualdad.

La réplica fue letal, porque a los 37’, Romero marcó el 2-0, esta vez habilitado por Velásquez.

LIQUIDÓ A SU RIVAL EN EL COMPLEMENTO

En el segundo tiempo, bajó la intensidad y pese a ello se mantuvo como un partido emotivo e intenso por la actitud de ambos equipos.

Cuando se jugaban los 10 minutos, Braulio Uraezaña salvó dos tiros seguidos de Patricio Rodríguez y Joh Velásquez, pero ya no pudo con el tercero.

Fue el remate de Leonel Justiniano, quien remató de primera y con un ‘bombazo’ puso el 3-0 para los celestes.

Blooming ya lució cansado para responder y el local aprovechó aquello, desborde de Romero por izquierda, llegó al fondo, cedió pase retrasado al medio, donde Velásquez solo empujó el balón para el 4-0 a los 16’ST.

Sobre el final, Bruno Méndez puso el 5-0, con un zapatazo letal, ya antes hizo dos jugadas especiales y comenzó el olé y olé para el festejo de campeón del certamen preparatorio.

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El Barcelona gana 4-2 en su visita al Atlético con una gran remontada

Los 'Culés' alcanzaron la remontada y vencieron 4-2 a los 'Colchoneros'.

Lamine Yamal y Samuel Lino disputan el balón.

Por AFP

/ 16 de marzo de 2025 / 19:10

El Barcelona recuperó este domingo el liderato después de imponerse por 4-2 al Atlético en el Metropolitano, tras remontar dos goles en contra en un final de partido espectacular. 

El atacante argentino Julián Álvarez (45) marcó el primero al filo del descanso tras un buen pase de Giuliano Simeone desde la banda derecha, sorprendiendo a la zaga azulgrana mediante un magistral contraataque. 

En la segunda parte, llegó una auténtica lluvia de goles. Primero, el noruego Alexander Sorloth (70) amplió la ventaja de los locales, pero un tanto del polaco Robert Lewandowski (72) y otro de Ferran Torres (78) equilibraron el choque poco después.

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Se llegó con igualdad al descuento final y allí el Barça hizo mucho daño: Lamine Yamal (90+2), que lo había intentado en repetidas ocasiones, adelantó al Barça con un disparo que el inglés Conor Gallagher desvió sin que el arquero esloveno Jan Oblak pudiera evitarlo y, después, Ferran Torres (90+8) puso la guinda al pastel.

Con este triunfo, el Barcelona suma 60 puntos, los mismos que el Real Madrid, que ganó el sábado al Villarreal (5º) por 2-1, pero el equipo catalán tiene un partido disputado menos.

Esta temporada los de Hansi Flick no le habían ganado al conjunto rojiblanco. Se enfrentaron en la primera vuelta en La Liga y los de Simeone vencieron 2 a 1 en Montjuic. En Copa del Rey coincidieron en semifinales y el partido de ida se saldó con un empate 4-4. La vuelta de esa eliminatoria se disputará el 2 de abril en el Metropolitano.

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Opinión

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En la fecha 26 de la Ligue 1 de Francia, PSG superó a Olympique de Marsella por 3-1 y se quedó con el Clásico.

Ousmane Dembélé celebra el primer gol del PSG.

Por AFP

/ 16 de marzo de 2025 / 18:11

El París Saint-Germain asestó un golpe que parece ya definitivo a la Ligue 1 al imponerse 3-1 al segundo clasificado, el Marsella, este domingo en el Clásico del fútbol francés que clausuró la 26ª jornada de la Ligue 1.

El equipo de la capital aumenta a 19 puntos su ventaja en la clasificación sobre su más directo perseguidor, cuando quedan ocho jornadas para el final, es decir, un total de 24 puntos en juego.

El único suspense que parece quedarle al campeonato francés es cuándo el PSG asegurará matemáticamente un nuevo título nacional para poder concentrar sus esfuerzos plenamente en el sueño de la Liga de Campeones, la competición que le obsesiona y donde el martes derribó al Liverpool en octavos de final.

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En el duelo de este domingo en el Parque de los Príncipes, Ousmane Dembelé fue una vez más el líder ofensivo del equipo, abriendo el marcador en el minuto 17, antes de que su compañero portugués Nuno Mendes pusiera distancias en el 42. En ambos casos, con el español Fabián Ruiz brindando la asistencia.

El argelino Amine Gouiri acortó en el 51 y añadió una emoción al partido que se diluyó en el 76, cuando un tanto en contra del español Pol Lirola volvió a poner a cubierto a los parisinos.

Dembelé ya había marcado el martes en Anfield el tanto que terminó forzando la prórroga y una tanda de penales donde el PSG salió vencedor. 

El ex del Barcelona suma ya 30 tantos esta temporada, teniendo en cuenta todas las competiciones. De ese total, 21 son en la Ligue 1, donde está distanciado como máximo anotador de este curso.

El Marsella, derrotado el pasado fin de semana en casa por el Lens, registra una segunda derrota consecutiva y parece ya relegado a intentar luchar por el subcampeonato y los puestos de Champions, con el Mónaco (3º) y el Niza (4º) pisándole los talones, apenas dos puntos por detrás.

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