El Mundial, un espejismo
Imagen: Ricardo Bajo
Ricardo Bajo, es periodista
Imagen: Ricardo Bajo
Introducción: faltan seis partidos para que terminen las eliminatorias mundialistas. Bolivia tiene tres de visita y tres de local. Para luchar por la séptima plaza -la de un repechaje intercontinental durísimo con un hexagonal contra equipos africanos, asiáticos, centroamericanos y de Oceanía donde pasarán solo dos- la Verde necesita puntuar afuera. La ilusión del Mundial pasa por Lima (las otras dos salidas son contra Venezuela y Colombia).
Los peruanos -penúltimos- necesitan ganar sí o sí para pelear precisamente esa séptima plaza. Por primera vez Bolivia tiene catorce “legionarios” en su convocatoria; siete de ellos titulares (incluido el nueve Carmelo Algarañaz, en la segunda división de Grecia, donde no juega). La policía peruana desvía el bus de la selección a la llegada al Estadio Nacional y genera el enfado del técnico Óscar Villegas. ¿Todo vale?
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Nudo: los laterales de la Verde son Medina y Sagredo, ambos serán presa fácil de los punteros/wines peruanos (Polo y Reyna, ayudados por sus laterales Trauco y Advíncula). Los centrales son el “gringo” Morales (20 años más joven que Guerrero, al que marca) y Haquín. El doble cinco es para Cuéllar y Villamil, ambos de corte defensivo. Delante de ellos, un tridente (Ramiro, Terceros y Roberto Carlos Fernández) con poco volumen/retroceso.
Los de Villegas aguantan/controlan los primeros 20 minutos y luego -por errores propios- se caen. Una costumbre endémica. Un disparo de larga distancia de Cuéllar será la única arma de una timorata selección boliviana, falta de convicción.
Sobre el final, una de las selecciones peruanas más endebles de la historia, coloca el dos a cero en el “score”. El segundo tanto lo hace Paolo Guerrero con sus 41 años a sus espaldas. Marcelo Martins, con sus 37 años, ve el partido en los palcos presidenciales, invitado de honor. Su lugar en la cancha todavía no ha podido ser cubierto.
Desenlace: al descanso, Villegas mete dos cambios ofensivos, obligado a la épica. Robson entra por Cuéllar para crear más fútbol; y un eléctrico Lucas Chávez (que juega ahora en Arabia Saudita) por Sagredo (para que Roberto Carlos se ponga de lateral zurdo). Los cambios funcionan y Terceros acorta -de penal- a la hora del “match”. Es una Verde más ambiciosa que ofrece su mejor cara. ¿Por qué no se animó de inicio? En la primera llegada peruana en la segunda parte, llega el tercero. Entran tarde “Viru” y Ábrego. Será un “score” injusto/cruel. Las ilusiones se esfuman. El Mundial había sido un espejismo.
Post-scriptum: el martes llega Uruguay a Villa Ingenio. Los de Bielsa vendrán con plantel alterno. Para una joven/ilusionante Bolivia, será otra final.