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Pregúntale a tu amigo gay

Te escribo porque estoy muy confundida. Hace un año que conocí a mi novio, él es danés y nos encontramos el pasado verano en Copenhague, donde tuvimos una relación hermosa. Después de tres meses tuve que regresar a Bolivia. Manteníamos contacto todos los días, los dos hicimos lo posible por estar juntos de nuevo y aquí estoy otra vez en Dinamarca. Tuvimos una relación bella: me enamoré por primera vez. Jamás había experimentado cosas así, teníamos planeado estar más tiempo juntos y extendimos la visa. Todo iba de maravilla hasta que un día, sin ninguna discusión o pelea, él decidió terminar con esto, argumentando que tarde o temprano voy a volver a Bolivia y que él no podrá volver a vivir solo. Desde mi punto de vista es sólo una excusa, aunque él hizo mucho por mí. Pero ahora, después de un mes de haber terminado nuestra relación, me busca y me dice que me extraña. No sé qué hacer, si poner de mi parte otra vez y hacer que esto funcione, o mejor olvidarme de todo este cuento y volver a mi vida real en Bolivia. ¿Qué hago? Viajera

Mi querida amiga viajera: Creo en el amor. Creo que somos humanos y, como tales, cometemos errores. También creo en el perdón y en las segundas oportunidades. Creo que la esperanza debe ser siempre lo último en morir y que debemos saltar al vacío si queremos aprender a volar.
Si tú no te das el chance de intentar retomar esa relación en la que ya invertiste tanto y regresas a Bolivia sin resolver esa situación, corres el riesgo de que ese fantasma te persiga por muchos años.

Te lo digo porque yo viví eso una vez. Al no querer dar una nueva oportunidad a quien fue un gran amor, lo perdí y, con el paso del tiempo, no dejé de preguntarme una y otra vez qué hubiese sido de mi vida si me hubiese quedado a su lado.

Puede que él no sea el hombre de tu vida, pero si no le das el chance, nunca lo sabrás. Por eso mi consejo es que intentes nuevamente para que, si no funciona, regreses a tu país tranquila, sabiendo que pusiste todas la cartas sobre la mesa y que diste todo de ti. Así podrás seguir tu vida tranquila, sin preguntarte, “¿y qué hubiese pasado si lo intentábamos?”.

Algunas veces, cuando decidimos dar una oportunidad a alguien, suele pasar que no lo hacemos al 100 por ciento, muchas veces sin darnos cuenta. Así es que métele muchas ganas, si decides hacerlo. La vida es una sola y si no la vivimos apasionadamente, quizá podríamos estarnos perdiendo la mejor parte.

“Si no te das el chance de intentar retomar esa relación y regresas a Bolivia sin resolver esa situación, corres el riesgo de que ese fantasma te persiga”.

Tu amigo

Salvador G