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Scarlett Johansson, un anuncio daña la imagen de la actriz

Un refresco bastó para que la popular Scarlett Johansson se convirtiera en el centro de una polémica que enfrenta al estado de Israel con la comunidad internacional y que fue capaz de alejarla de su papel de embajadora de la ONG humanitaria Oxfam.

El escándalo comenzó cuando el mundo se enteró que la actriz sería la cara de la compañía SodaStream, que produce artículos para hacer
refrescos con gas en casa. La fábrica está en el asentamiento judío de Maalé Adumim, en Cisjordania.

El anuncio en el que aparece la estrella de 29 años se presentó  durante el Superbowl, uno de los eventos televisivos más importantes de EEUU. En éste ya hubo censura: La organización pidió que se cortara la parte en que la actriz dice: “Lo siento, Coca-Cola y Pepsi”, para no quedar mal con los dos anunciantes.

Apenas se conoció la noticia, organizaciones propalestinas pidieron a Oxfam que se distancie de la intérprete —de origen judío— por su decisión.

Destacó el comunicado del Comité Nacional del Movimiento Palestino para el Boicot, la Desinversión y Sanciones (BDS, por sus siglas en inglés) —que busca forzar a Israel a dejar los asentamientos judíos en territorio palestino— que hizo un llamado a Oxfam en su web para que suspendiera “de inmediato su relación con Johansson por su apoyo verbal a los asentamientos israelíes ilegales en el territorio ocupado palestino”.

La respuesta de la ONG fue inmediata. En un mensaje público indicó que estaba en marcha “un diálogo” con la actriz y que estudiaba las implicaciones de lo ocurrido en su papel como embajadora de la organización.

Johansson rechazó dar un paso atrás en la campaña publicitaria y dijo que “nunca pretendió convertirse en la cara de ningún movimiento social o político”.   

En un comunicado difundido por el periódico The Huffington Post, la rubia insistía en su apoyo a “la cooperación económica e interacción social entre el democrático Israel y Palestina”. Sin embargo, los grupos propalestinos, y la misma Oxfam, rechazaron las declaraciones de la actriz. El resultado: Johansson anunció el 30 de enero que renunciaba a su papel de embajadora de la ONG, cargo que ejercía desde 2005.

Desde ataques por parte de los grupos propalestinos hasta elogios emitidos por autoridades israelíes, el tema no ha dejado de sacudir las redes sociales y a los medios.

Un ejemplo fueron las declaraciones del músico Roger Waters, quien escribió en su cuenta de Facebook que conoció a Johansson hace más de un año en un evento de música, donde quedó impresionado por su compromiso con los derechos humanos y la justicia. Sin embargo, consideró que su reciente dimisión de Oxfam, una organización que lucha contra la pobreza y la injusticia, “marca un giro”.

En su defensa

Al otro lado de la cancha, el ministro israelí de Asuntos Exteriores, el ultraderechista Avigdor Lieberman, alabó el domingo pasado la decisión de la actriz de no sumarse a la campaña de boicot a Israel. “Quiero expresar mi apoyo a Scarlet Johansson, que ha tomado la valiente decisión de hacer frente a los inmorales e hipócritas”, dijo Lieberman durante el Consejo de Ministros celebrado en Jerusalén.

Lieberman, considerado uno de los líderes del ala más dura de Israel, resaltó que “la actriz no se ha doblegado ni ha pedido perdón a aquellos que la atacan, sino que ha optado por un claro principio en contra de aquellos que disfrazan el antisemitismo clásico con falsas pretensiones. Nuestro Oscar va para Scarlet”.

Y no faltan quienes consideraron que Oxfam falló en su manejo del espinoso asunto. Para Omar Barghuti, miembro fundador del BDS, Oxfam tendría que haber despedido a Johansson sin esperar su renuncia, dada “su obvia complicidad con la justificación de las violaciones israelíes del derecho internacional”.

En el spot, Scarlett dice: “Ojalá pudiera hacer este anuncio viral”. Ante todo pronóstico, sus deseos se han hecho realidad: tiene más de 10 millones de visitas en YouTube.