¿Tu hijo quiere cambiar de carrera?
Virar de rumbo a mitad de la formación no significa fracaso, a veces resulta mejor.
Luego de que imaginaste el diploma de médico en la pared, tu hijo te dice que ha descubierto que ésa no es su vocación y que quiere estudiar Informática. ¿Por qué esperó 12 meses o más para decirlo? ¿Qué hacer con el dinero y el tiempo invertidos? ¿Y si el próximo año decide estudiar otra cosa?
Quizá siga una carrera debido a una tradición familiar, por el sueño frustrado de alguno de sus padres, para seguir a sus amigos o porque no dejó desarrollar sus habilidades hasta darse cuenta de para qué es bueno.
Muchas veces, los bachilleres se inclinan por seguir ciertos estudios que son muy populares o que parecen fáciles. “Otro problema es que muchos jóvenes no cuentan con las herramientas necesarias para elegir con conocimiento de causa, aún sabiendo que se trata de su futuro”, expone la psicopedagoga Beatriz Cayoja.
Aunque sean mayores de edad a los 18 años, siguen siendo dependientes económica y emocionalmente de sus padres hasta que son profesionales. “La mayor parte de bachilleres no tiene la madurez suficiente como para pensar en su futuro y menos para asumirlo con responsabilidad, por ello es que muchos padres de familia se ven obligados a empujarlos a seguir una carrera. A raíz de eso, muchas veces los jóvenes fracasan en el intento y cambian de opinión en el camino, porque no es lo que realmente quieren”.
Sin embargo, un viaje no implica el fracaso profesional, enfatizan las expertas. Eso sí, mientras más tiempo se pierda en la elección, más difícil será remontar el vuelo.
La psicóloga Guiomar Bejarano señala que es importante que los estudiantes en secundaria tomen con seriedad sus capacidades y vocación para avanzar en ese camino y salir con un proyecto de vida del colegio. “Un adolescente que no tenga planes a futuro tiene un mal pronóstico. Un indicador bueno es que en los dos últimos años de secundaria ya tenga una idea y la vaya afianzando para salir directo hacia lo que quiere hacer”.
Si esto no sucede y de todas maneras los cambios se dan en medio camino, los padres de familia deben ser tolerantes, pero reafirmando un compromiso de que esta vez no habrá equivocación. “Existen estudiantes que tienen el Síndrome de Peter Pan y se vuelven turistas dentro de una facultad, pasándose seis, siete y hasta ocho años sin poder concluir su carrera”, cuestiona Bejarano.
Dale ayuda
Puedes guiarlo, pero no te interpongas en su decisión. Infórmate sobre opciones relativamente similares a las que hasta el momento ha sido su carrera, tal vez le puedan convalidar algunas materias avanzadas y no empiece de cero. Claro, si así lo quiere.
Una chance
Dale la oportunidad de asegurarse de que sigue el camino que realmente desea, más allá de los beneficios y éxitos que pueda alcanzar con la práctica y el tiempo. Lo que importa es que haga bien lo que sabe hacer, con empeño, cariño, gusto y que se sienta satisfecho después de lograrlo.
çTiempo
Una orientación temprana, en la que pueda conocer de cerca diferentes opciones, le ayudará a decidir con conocimientos. Impúlsalo a visitar a diferentes profesionales para conocer de cerca cómo es su trabajo. De tu parte, no desprecies o prohíbas ninguna carrera.
Fuente: Beatriz Cayoja, psicópedagoga Guiomar Bejarano, psicóloga. Con datos de: El Diario (Paraná Argentina) Ángela Turinettis, psicopedagoga de la facultad de Ciencias Económicas (UNER).