Giselle Monzón, el cartel cubano se luce en Bolivia
La diseñadora gráfica hizo carteles para las principales instituciones culturales de Cuba.
Cuba, país con una gran tradición en la elaboración de carteles, tiene una vasta producción gráfica iniciada en la segunda mitad del siglo XX tras la revolución castrista, de donde emanaron diferentes corrientes ligadas a la política, a la función social y con mayor fuerza hacia la cultura, siendo la música, el cine y el arte sus protagonistas.
Susan Sontag dedicó buena parte de su famoso ensayo de 1970, Posters: Advertisement, Art, Political Artifact, Commodity, a según ella la paradoja “particularmente satisfactoria” que presentan: “Los cubanos hacen carteles para publicitar la cultura en una sociedad que busca no tratar a la cultura como un conjunto de productos básicos: eventos y objetos diseñados, ya sea conscientemente o no, para su explotación comercial. Entonces, el mismo proyecto de publicidad cultural se convierte en algo paradójico, si no gratuito. Y, de hecho, muchos de estos carteles realmente no satisfacen ninguna necesidad práctica”, indicó la escritora estadounidense.
Quizás debido a las condiciones socioeconómicas de la isla es que en pleno siglo XXI sigue siendo un referente artístico para el cartel y hasta el momento, la serigrafía nunca se ha perdido como medio principal de impresión de carteles y afiches.
El trabajo del diseñador en Cuba está muy vinculado a la cultura, se hace poco diseño comercial y es justo en esta rama que se destaca Giselle Monzón, que representa a una nueva generación de diseñadores latinoamericanos emergentes que son reconocidos por su talento y creatividad.
Bach, Rostgaard, Ñiko y Reboiro, entre otros, son los maestros referentes del cartel cubano para Monzón que aunque nació en Santa Clara se trasladó a La Habana para establecerse allí y seguir su pasión. Desde pequeña siempre mostró interés hacia el arte y la ilustración y se siente privilegiada por ser una cartelista.
“Es algo que disfruto mucho, aunque es un ejercicio de esfuerzo y no pocas frustraciones. Amo la libertad creativa que amerita y la posibilidad de autoexpresión que te ofrece, algo poco común en nuestra profesión”, indica Monzón, quien se desempeña como docente en la universidad de La Habana y como pedagoga adjunta del Instituto Superior de Diseño (ISDI).
Parte elemental en la trayectoria de Monzón es su colaboración como diseñadora del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), la institución que maneja todo el cine cubano.
El cartel para la película José Martí: El ojo del canario, le dio popularidad: con él ganó el Premio Coral en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. “El filme aborda una parte de la vida de este héroe cubano desde una perspectiva muy diferente a lo habitual. La foto de Martí, por otro lado, es tan familiar para todos los cubanos que habría sido un cliché incluirla en el cartel. De manera que me decidí por un concepto que resumía la película: la libertad de Cuba. La manera de representarla fue otro reto”.
Monzón tiene un especial interés por el trabajo colaborativo, ha realizado obras a cuatro manos y es parte del Club de Amigos del Cartel (CACa) y el proyecto CartelON Gráfica Cubana. “Somos una gran familia de amantes del cartel y la serigrafía. Por lo general nuestros proyectos son totalmente inclusivos y cualquier amante de la gráfica puede formar parte de ellos”, explica Monzón. Los colectivos a los que pertenece son apoyados por instituciones como la Cinemateca de Cuba, la Casa de las Américas, la Fábrica de Arte Cubano (FAC) y de manera especial el taller de serigrafía René Portocarrero que promueve proyectos, imprime sus obras y realiza exposiciones en su espacio.
Pese a que existen algunos pesimistas que vaticinan la muerte de lo impreso, para Monzón esta es una idea prematura, ya que ella cree que todavía sigue siendo “infinitamente más placentero” hojear un libro que leerlo en una pantalla.
“Creo que el cartel está mutando, no muriendo. Cambiará de medio y de forma, pero su función de deleite y comunicación se mantendrá. Somos muchos los encargados de mantenerlo vivo, dentro y fuera de las bienales”.
Este 2017 Monzón hizo el cartel del Festival Internacional de Cultura Pirineos Sur en Huesca, España y se encuentra trabajando en la imagen de la fiesta de cultura cubana, Artes de Cuba: From the island to the world, para el Kennedy Center en Washington, Estados Unidos.
En paralelo la artista sigue realizando afiches para documentales de cine independiente, participó recientemente en una muestra de carteles para filmes clásicos restaurados por la Cinemateca de Cuba y trabaja en su estudio Nocturnal, desde donde salen proyectos de ilustración y cartel que realiza con cinco de sus colegas.
Monzón fue la ganadora del premio al Mejor Cartel Cultural en una anterior versión de la Bienal del Cartel Bolivia, de esta manera se evidencia a la BICeBé como una plataforma importante que acompaña el desarrollo de los profesionales emergentes.
La cartelista cubana dará en La Paz un taller de simulación en serigrafía y una conferencia dentro del Congreso Internacional de Diseño, el miércoles 22 de noviembre, a las 16.00 en el Campo Ferial Chuquiago Marka.