Parece un simple resfriado, pero no lo es: es el primer síntoma de la hepatitis B, virus que pasa desapercibido, mientras en silencio daña el hígado. Las relaciones sexuales y el contacto entre fluidos son las principales vías de contagio de esta enfermedad.

“En estos últimos años hemos visto un incremento considerable de enfermedades de transmisión sexual como la clamidia, gonorrea, la tricomona o la hepatitis B, y la gente no sabe que tiene la infección”, explica la ginecóloga Patricia Suaznábar, coordinadora de Marie Stopes.

Suaznábar detalla que el último mal citado, en sus inicios, es prácticamente asintomático. “Puedes tener un dolor de garganta, de cuerpo, sentirte fatigada o con un poco de fiebre porque cuando se contrae la hepatitis B, uno no se pone amarillo al momento, son infecciones lentas, que hay que ir buscando”.

La ictericia —piel y ojos amarillentos— se dará más adelante, a medida que el hígado se vaya deteriorando, hasta fallar.

Existen personas en las que la hepatitis B no se desarrolla. La doctora Ana Luz Moscoso indica que “no siempre se requiere tratamiento porque en algunas personas la respuesta inmunitaria eliminará la infección”. Es decir, un sistema inmunológico fuerte será capaz de aislar el virus y evitar el desarrollo de la enfermedad.

En cambio, si el cuerpo no ha respondido óptimamente ante el ataque de la hepatitis B, no existe una cura. Por eso es muy importante prevenirla con vacunas, porque además del sexo, las transfusiones de sangre, tatuajes, jeringas y perforaciones son las vías por las que se adquiere.

El doctor Pablo Zamorano, médico patólogo clínico, comenta que  “existe un control bastante estricto cuando se requieren las unidades transfusionales o en los bancos de sangre; sin embargo, la vacuna contra este virus es fundamental para prevenirlo y controlarlo”.

Si una persona está expuesta continuamente al virus, es más susceptible a que con el tiempo se vuelva un mal crónico, generar cáncer de hígado y cirrosis en un lapso de 30 años. “Es una enfermedad lenta, por lo que se recomienda vacunarse y usar siempre condón en las relaciones sexuales”, agrega Suaznábar.

Hay varios tratamientos, uno es con interferón (inyecciones mensuales y antivirales). “Con los tratamientos no desaparece el virus al 100%, pero sí baja la cantidad que va a atacar al hígado”, precisa la médica.

Para detectar el mal es suficiente un examen de laboratorio. “Nuestros registros son bajos, como 2%”, afirma la coordinadora. También hay que tomar en cuenta el contagio vertical, que es el de la madre al hijo durante el parto o la lactancia. “Hay bebés que nacen con la piel amarilla y se conoce a esto como ictericia del neonato. Por eso lo mejor es hacerse la prueba durante el embarazo”, recomienda la especialista. Recuerda: a larga, la hepatitis B es mortal.

Parece un simple resfriado, pero no lo es: es el primer síntoma de la hepatitis B, virus que pasa desapercibido, mientras en silencio daña el hígado. Las relaciones sexuales y el contacto entre fluidos son las principales vías de contagio de esta enfermedad.

“En estos últimos años hemos visto un incremento considerable de enfermedades de transmisión sexual como la clamidia, gonorrea, la tricomona o la hepatitis B, y la gente no sabe que tiene la infección”, explica la ginecóloga Patricia Suaznábar, coordinadora de Marie Stopes.

Suaznábar detalla que el último mal citado, en sus inicios, es prácticamente asintomático. “Puedes tener un dolor de garganta, de cuerpo, sentirte fatigada o con un poco de fiebre porque cuando se contrae la hepatitis B, uno no se pone amarillo al momento, son infecciones lentas, que hay que ir buscando”.

La ictericia —piel y ojos amarillentos— se dará más adelante, a medida que el hígado se vaya deteriorando, hasta fallar.
Existen personas en las que la hepatitis B no se desarrolla. La doctora Ana Luz Moscoso indica que “no siempre se requiere tratamiento porque en algunas personas la respuesta inmunitaria eliminará la infección”. Es decir, un sistema inmunológico fuerte será capaz de aislar el virus y evitar el desarrollo de la enfermedad.

En cambio, si el cuerpo no ha respondido óptimamente ante el ataque de la hepatitis B, no existe una cura. Por eso es muy importante prevenirla con vacunas, porque además del sexo, las transfusiones de sangre, tatuajes, jeringas y perforaciones son las vías por las que se adquiere.

El doctor Pablo Zamorano, médico patólogo clínico, comenta que  “existe un control bastante estricto cuando se requieren las unidades transfusionales o en los bancos de sangre; sin embargo, la vacuna contra este virus es fundamental para prevenirlo y controlarlo”.

Si una persona está expuesta continuamente al virus, es más susceptible a que con el tiempo se vuelva un mal crónico, generar cáncer de hígado y cirrosis en un lapso de 30 años. “Es una enfermedad lenta, por lo que se recomienda vacunarse y usar siempre condón en las relaciones sexuales”, agrega Suaznábar.

Hay varios tratamientos, uno es con interferón (inyecciones mensuales y antivirales). “Con los tratamientos no desaparece el virus al 100%, pero sí baja la cantidad que va a atacar al hígado”, precisa la médica.

Para detectar el mal es suficiente un examen de laboratorio. “Nuestros registros son bajos, como 2%”, afirma la coordinadora. También hay que tomar en cuenta el contagio vertical, que es el de la madre al hijo durante el parto o la lactancia. “Hay bebés que nacen con la piel amarilla y se conoce a esto como ictericia del neonato. Por eso lo mejor es hacerse la prueba durante el embarazo”, recomienda la especialista. Recuerda: a larga, la hepatitis B es mortal.

Vacuna

Se ofrece de manera gratuita en los servicios de salud del país. Son tres las dosis que se deben colocar a una persona.

Fuente: Patricia Suaznábar, coordinadora Marie Stopes Internacional (Calle Conchitas 414, San Pedro), Ana Luz Moscoso (médica) y Pablo Zamorano (patólogo) Fotos: www.i.huesitos.com/gen//Thamus/o-LIBER-HELASTE-facetos.jpg silenciosa