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Premio por una cruzada Malala

A los 17 años Malala Yousafzai ha logrado lo que muchos ni imaginan en toda su vida. No solo se convirtió en la persona más joven en recibir el Premio Nobel de la Paz, sino que, desde sus 15, es símbolo de la lucha por que las niñas tengan una buena educación.

Cuando el 10 de octubre se anunció que era la colaureada del Premio Nobel de la Paz, Malala estaba en la escuela en Birmingham, en el centro de Inglaterra, donde reside cuando no recorre el mundo para abogar por el derecho universal a la educación.

“Está en la escuela, como siempre”, indicó a la AFP un portavoz de la poderosa empresa de relaciones públicas, Edelman, que gestiona la imagen de la más joven laureada del Premio Nobel de la historia.

Premiada junto al indio Kailash Satyarthi “por su combate contra la opresión de los niños y de los jóvenes, y por el derecho de todos ellos a la educación”, Malala asiste desde marzo de 2013 al Edgbaston High School.

“Los niños deben ir a la escuela y no ser explotados financieramente”, exclamó el presidente del comité Nobel noruego, Thorbjoern Jagland, que anunció el premio. “Pese a su juventud, Malala (…) muestra que los niños y los jóvenes también pueden contribuir a la mejora de su propia situación”, agregó.

Malala vive en Birmingham desde que fue operada luego de que, en octubre de 2012, un grupo de talibanes interceptaron el autobús escolar en el que viajaba en el valle de Swat y le dispararon un tiro en la cabeza, acusándola de perjudicar el Islam.

“La ciudad de Birmingham me es muy querida porque ahí me encontré siete días después de haber sido herida. Es mi segunda casa, después de mi querido Pakistán”, afirmó en 2013 al inaugurar una biblioteca.

Rodeada de su familia, Malala ha convertido a esta ciudad en su refugio, del que sale a recorrer el planeta para dar conferencias y ser recibida por los poderosos.

Malala se convirtió en un ícono de la lucha por la educación de las niñas, además de una celebridad gracias al apoyo de políticos y una empresa especializada de comunicación.

Es que desde el atentado, la joven no ha querido dejarse intimidar y multiplicó los llamamientos a la educación y la tolerancia, apoyada por  una formidable maquinaria de comunicación, que ha contribuido a divulgar su mensaje y a otorgarle un estatuto de estrella.

Antes de cumplir 17 años, Malala ya había hablado en Naciones Unidas, publicado su autobiografía y fue invitada por la reina Isabel II al palacio de Buckingham. La joven se beneficia también del apoyo del exprimer ministro británico Gordon Brown, quien la visitó en el Queen Elizabeth Hospital de Birmingham y desde entonces respalda su causa.

Fue él quien organizó el discurso de Malala ante las Naciones Unidas, donde lanzó un vibrante llamado a la educación para todos los niños, en julio de 2013: “Luchemos contra el analfabetismo, la pobreza y el terrorismo, nuestros libros y nuestros lápices son nuestras mejores armas”.

Es por esas razones que personalidades como el presidente Barack Obama saludaron la “pasión y determinación” de Malala tras conocer la decisión del comité. “Cuando los talibanes intentaron silenciarla, Malala respondió a la brutalidad con firmeza y decisión”, dijo Obama.

En el valle del Swat, allegados de Malala, contactados por teléfono por la AFP, expresaron su orgullo por el premio. “Malala es un orgullo para la provincia… y para Pakistán”, declaró Ahmed Shah, quien fue su profesor.

La elección del comité noruego adquiere un relieve particular por el secuestro en abril de 276 alumnas en Nigeria, por el movimiento Boko Haram. Este episodio conmocionó al mundo entero y suscitó un amplio movimiento de movilización “Bring back our girls” (Devuelvan nuestras niñas) en que participó Malala.

Frente a la hipermediatización de la figura de Malala, algunos de sus detractores, en particular en Pakistán, han acusado a la adolescente de ser una marioneta de Occidente. Otros se preocupan por su excesiva exposición a los medios.

La propia Malala insiste que este circo mediático no ha modificado su personalidad. “Mi mundo ha cambiado, pero no yo”, asegura en su autobiografía Yo soy Malala.

Nombre: Malala Yousafzai.

Edad: 17 años.

Lugar de origen: Nació en el valle de Swat, en Pakistán el 12 de julio de 1997.

Historia: Malala comenzó su lucha en 2007, cuando los talibanes impusieron su ley en el valle del Swat. Con solo 11 años, Malala escribió una autobiografía en la que describe el miedo que reina en el valle y la imposibilidad de asistir a las clases. El nombre de esta niña comenzó a circular en Swat y cobró dimensión nacional cuando ganó el Premio paquistaní por la Paz.