Otaku, afición al animé y manga
Si tu hijo es otaku no tienes de qué preocuparte, siempre y cuando no se obsesione.
El término otaku es usado en Japón para hablar de personas con aficiones obsesivas. Por extensión, en el resto del mundo se emplea para denominar a los aficionados a la cultura popular japonesa, en especial al animé, manga y cosplay. Si tu hijo es un fanático de alguna de estas actividades, no te preocupes, infórmate bien sobre lo que significa para que puedas comprenderlo y hasta compartir su afición. En vez de ser un obstáculo entre los dos, puede ayudar a unir lazos.
En Japón el término tiene una connotación peyorativa, como en occidente adjetivos como friki o nerd. Su negatividad deriva de la visión estereotipada de los otakus y de los reportes de los medios de comunicación sobre Tsutomu Miyazaki en 1989, conocido como “el asesino otaku”, se describe en la red.
Joanie Helen Taboada, egresada de Psicología que tocó en su tesis a profundidad el tema de los otakus, asegura que la actividad de un otaku no es uniforme, pues no se trata de una tribu urbana, sino de una afición.
Lo común en estas personas es ver animé (animación, series o películas), leer manga (historieta japonesa), hay quienes gustan de dibujar e incluso llegan a producir cómics propios (algunos profesionales, otros en ejemplares fotocopiados, llamados fanzines), consumir la música japonesa (Jpop), sobre todo la de animé, asistir a eventos o convenciones sobre estos temas, coleccionar merchandising y hacer cosplay (disfrazarse de un personaje y adoptar sus características).
Estas actividades pueden hacerse en solitario o en grupo. Por eso existen distintos clubes organizados que reúnen a estas personas. No existe un rango de edad determinado porque hay animé y manga para niños y adultos.
En La Paz se desarrollan diversas convenciones al año que reúnen a adolescentes, jóvenes y niños. Uno de los responsables de estos encuentros es Juan Carlos Erquicia, que cada año organiza el Anime Party en el coliseo cerrado Julio Borelli Viterito. “Nos reunimos miles de otakus de distintas edades y diferentes gustos, realizamos concurso de bailes, de dibujo, historietas, torneo de videojuegos, cosplay individual y grupal, etc. y por lo general esto dura dos días, los sábados y domingos”, comenta.
Erquicia asegura que esta cita es divertida, sana e interesante. “Nos interrelacionamos, reímos, jugamos y compartimos todos. No hay bebidas alcohólicas y aprendemos más sobre otras culturas, intercambiamos ideas e información sobre lo que indagamos y no hay riesgos de ningún tipo porque incluso escogemos horarios en el día para que no tengan que caminar de noche”, enfatiza.
La cultura pop asiática llega a Bolivia por medio de las telenovelas coreanas y la música oriental (Jpop y Kpop). En criterio del psicólogo Carlos Velásquez, los seguidores le dan un significado distinto y valioso, sobre todo los adultos que cuando eran niños recibieron los mismos mensajes, crecieron con ellos y hoy se identifican con estas producciones. “Participar en estas actividades les hace sentir parte de ese grupo social y se sienten identificados como una verdadera tribu, situación que en algunos casos genera fanatismo y en otros comportamiento vinculados al deseo de irse a vivir a Japón o Corea porque están fascinados con ese tipo de vida”, afirma.
Según estos expertos, ninguna afición es mala si se sigue con medida y control. Eso sí, cuando se pasa el límite y se vuelve obsesiva, es importante hablar con el hijo o la hija para analizar la función que cumple esta inclinación en su vida.
En caso de que la práctica sea en solitario, trata de acompañarlo y de integrar a tu hijo o hija a algún grupo para que conozca a otra gente con sus mismos gustos, así no se sentirá solo. “Si tu hijo tiene algún gusto particular y se aísla por ello, ayúdale a buscar personas que compartan sus intereses, es muy útil que tú como padre le hagas sentir cómodo”, explica el psicólogo Carlos Vargas.
De todos modos advierte que los padres estén atentos a que el joven no deje sus principales actividades por su afición. Bajas notas, dejar de comer y comportamiento esquivo son algunas señales de que algo va mal y debe ser atendido por un especialista.
- Apoyo
Si tu hijo (a) es otaku, no te preocupes, apóyalo, habla sobre el tema que le gusta y sabrás qué es lo que busca de la vida.
- Actividades
Si le gusta hacer caricaturas, escribir historietas y confeccionar trajes iguales al de su personaje favorito, apóyalo e intégrate a sus actividades.
- Orientación
Investiga junto a tu hijo qué es ser otaku en realidad. Muestra interés en el tema y comparte con el orientándole siempre que estén juntos.
Fuente: Carlos Velásquez y Carlos Vargas, psicólogo. Juan Carlos Erquicia Paredes, organizador de eventos y Joanie Helen Taboada, egresada de Psicología.