Thursday 25 Apr 2024 | Actualizado a 11:43 AM

Jonathan Arancibia: ‘Me enorgullece ser gay’

Habla sobre lo que es ser gay, la Marcha del Orgullo y vivir la intolerancia.

/ 2 de julio de 2015 / 15:54

Recordé viejos tiempos, de hace unos cuatro años, cuando participé por primera vez en el desfile del Día del Orgullo Gay en La Paz, un 28 de junio. Tenía mucho miedo y vergüenza porque para entonces aún era un poco ignorante, me cubrí el rostro con una bufanda y con un par de globos y traté de camuflarme entre un gran grupo de gente que, abrazada, expresaba mediante frases coreadas su orgullo por tener una preferencia sexual distinta.

Hace unos días, de retorno a casa, pude ver desde la ventana de un minibús a un reducido grupo de gente concientizando a la población y haciéndose presente por esta memorable fecha. Ni siquiera lo pensé: bajé del transporte público, crucé la calle, saludé a mis amigos con un abrazo y un beso en la mejilla, pedí una de esas hermosas banderas multicolores, y así, tal cual estaba vestido, la elevé lo más alto que pude mientras la agitaba con todas mis ganas. Ahora sí puedo decir que me enorgullece ser gay, me enorgullece la persona que soy, me siento cómodo siendo Yoko.

Sí, soy homosexual, soy súper gay, y me gusta que me llamen así. Me gustan los hombres, me gusta su cuerpo, sus velludas piernas, su rasposa barba, me gusta su pelo en el pecho, me gusta todo aquello que los hace hombres. Me enamoran, me enloquecen y me excitan tanto como a ti te gustan las personas de otro sexo.

Y si todavía tienes el valor de criticar a la gente como yo, ¿acaso sabes todo lo que la gente como yo tiene que pasar? Una persona heterosexual promedio no tiene ni idea de lo que nos toca vivir. ¿Sabes cómo es todo este proceso —que dura años— por el cual pasamos para poder salir del closet? ¿Puedes imaginar lo que es sentir todo ese dolor interno que se acumula, no solo por la sociedad heterosexista, sino por el qué dirán de nosotros, de nuestra familia, qué pensarán nuestros seres queridos cercanos?

En todo caso, ¿sabes por qué las personas con distintas preferencias sexuales que viven su sexualidad plenamente —como debería ser— son consideradas mejores personas? Porque ven la vida más allá de una sola perspectiva y jamás te van a dar la espalda pues, en cierto momento, ellas sintieron en carne propia que todo el mundo, su familia, su religión y la sociedad que las rodeaba, las hizo a un lado.

Esas personas son valientes y admirables. Y aún así, hay gente que las critica. No basta con salir a manifestarse uno o dos días al año, ponerse tacones y peluca o usar un antifaz o una máscara cubriéndose el rostro. Vivir tu sexualidad plenamente día tras día en el contexto en el que te desenvuelves y sin pretender ser alguien que no eres y que jamás serás, se traduce en acciones que deberían nacer desde el interior de uno mismo. Salir con tu pareja de la mano como cualquier otra… querer, amar, respetar, sentir, compartir… como cualquier otra. Ser feliz tal cual eres. Y yo, lo soy.

Jonathan Arancibia, más conocido como Yoko, pertenece al grupo de baile  Vitryaz, que se ha hecho popular por cultivar la danza con tacones. También es un joven defensor de los derechos de la comunidad GLBT.

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/ 2 de julio de 2015 / 15:54

Recordé viejos tiempos, de hace unos cuatro años, cuando participé por primera vez en el desfile del Día del Orgullo Gay en La Paz, un 28 de junio. Tenía mucho miedo y vergüenza porque para entonces aún era un poco ignorante, me cubrí el rostro con una bufanda y con un par de globos y traté de camuflarme entre un gran grupo de gente que, abrazada, expresaba mediante frases coreadas su orgullo por tener una preferencia sexual distinta.

Hace unos días, de retorno a casa, pude ver desde la ventana de un minibús a un reducido grupo de gente concientizando a la población y haciéndose presente por esta memorable fecha. Ni siquiera lo pensé: bajé del transporte público, crucé la calle, saludé a mis amigos con un abrazo y un beso en la mejilla, pedí una de esas hermosas banderas multicolores, y así, tal cual estaba vestido, la elevé lo más alto que pude mientras la agitaba con todas mis ganas. Ahora sí puedo decir que me enorgullece ser gay, me enorgullece la persona que soy, me siento cómodo siendo Yoko.

Sí, soy homosexual, soy súper gay, y me gusta que me llamen así. Me gustan los hombres, me gusta su cuerpo, sus velludas piernas, su rasposa barba, me gusta su pelo en el pecho, me gusta todo aquello que los hace hombres. Me enamoran, me enloquecen y me excitan tanto como a ti te gustan las personas de otro sexo.

Y si todavía tienes el valor de criticar a la gente como yo, ¿acaso sabes todo lo que la gente como yo tiene que pasar? Una persona heterosexual promedio no tiene ni idea de lo que nos toca vivir. ¿Sabes cómo es todo este proceso —que dura años— por el cual pasamos para poder salir del closet? ¿Puedes imaginar lo que es sentir todo ese dolor interno que se acumula, no solo por la sociedad heterosexista, sino por el qué dirán de nosotros, de nuestra familia, qué pensarán nuestros seres queridos cercanos?

En todo caso, ¿sabes por qué las personas con distintas preferencias sexuales que viven su sexualidad plenamente —como debería ser— son consideradas mejores personas? Porque ven la vida más allá de una sola perspectiva y jamás te van a dar la espalda pues, en cierto momento, ellas sintieron en carne propia que todo el mundo, su familia, su religión y la sociedad que las rodeaba, las hizo a un lado.

Esas personas son valientes y admirables. Y aún así, hay gente que las critica. No basta con salir a manifestarse uno o dos días al año, ponerse tacones y peluca o usar un antifaz o una máscara cubriéndose el rostro. Vivir tu sexualidad plenamente día tras día en el contexto en el que te desenvuelves y sin pretender ser alguien que no eres y que jamás serás, se traduce en acciones que deberían nacer desde el interior de uno mismo. Salir con tu pareja de la mano como cualquier otra… querer, amar, respetar, sentir, compartir… como cualquier otra. Ser feliz tal cual eres. Y yo, lo soy.

Jonathan Arancibia, más conocido como Yoko, pertenece al grupo de baile  Vitryaz, que se ha hecho popular por cultivar la danza con tacones. También es un joven defensor de los derechos de la comunidad GLBT.

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/ 2 de julio de 2015 / 15:54

Recordé viejos tiempos, de hace unos cuatro años, cuando participé por primera vez en el desfile del Día del Orgullo Gay en La Paz, un 28 de junio. Tenía mucho miedo y vergüenza porque para entonces aún era un poco ignorante, me cubrí el rostro con una bufanda y con un par de globos y traté de camuflarme entre un gran grupo de gente que, abrazada, expresaba mediante frases coreadas su orgullo por tener una preferencia sexual distinta.

Hace unos días, de retorno a casa, pude ver desde la ventana de un minibús a un reducido grupo de gente concientizando a la población y haciéndose presente por esta memorable fecha. Ni siquiera lo pensé: bajé del transporte público, crucé la calle, saludé a mis amigos con un abrazo y un beso en la mejilla, pedí una de esas hermosas banderas multicolores, y así, tal cual estaba vestido, la elevé lo más alto que pude mientras la agitaba con todas mis ganas. Ahora sí puedo decir que me enorgullece ser gay, me enorgullece la persona que soy, me siento cómodo siendo Yoko.

Sí, soy homosexual, soy súper gay, y me gusta que me llamen así. Me gustan los hombres, me gusta su cuerpo, sus velludas piernas, su rasposa barba, me gusta su pelo en el pecho, me gusta todo aquello que los hace hombres. Me enamoran, me enloquecen y me excitan tanto como a ti te gustan las personas de otro sexo.

Y si todavía tienes el valor de criticar a la gente como yo, ¿acaso sabes todo lo que la gente como yo tiene que pasar? Una persona heterosexual promedio no tiene ni idea de lo que nos toca vivir. ¿Sabes cómo es todo este proceso —que dura años— por el cual pasamos para poder salir del closet? ¿Puedes imaginar lo que es sentir todo ese dolor interno que se acumula, no solo por la sociedad heterosexista, sino por el qué dirán de nosotros, de nuestra familia, qué pensarán nuestros seres queridos cercanos?

En todo caso, ¿sabes por qué las personas con distintas preferencias sexuales que viven su sexualidad plenamente —como debería ser— son consideradas mejores personas? Porque ven la vida más allá de una sola perspectiva y jamás te van a dar la espalda pues, en cierto momento, ellas sintieron en carne propia que todo el mundo, su familia, su religión y la sociedad que las rodeaba, las hizo a un lado.

Esas personas son valientes y admirables. Y aún así, hay gente que las critica. No basta con salir a manifestarse uno o dos días al año, ponerse tacones y peluca o usar un antifaz o una máscara cubriéndose el rostro. Vivir tu sexualidad plenamente día tras día en el contexto en el que te desenvuelves y sin pretender ser alguien que no eres y que jamás serás, se traduce en acciones que deberían nacer desde el interior de uno mismo. Salir con tu pareja de la mano como cualquier otra… querer, amar, respetar, sentir, compartir… como cualquier otra. Ser feliz tal cual eres. Y yo, lo soy.

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