El amor entre la modelo y socialité filipina Isabel Preysler y el escritor peruano Mario Vargas Llosa salió a la luz en la portada de la revista española ¡Hola! El autor de La casa verde estaba casado con su prima hermana Patricia Llosa por segundas nupcias, tras su enlace con su tía política Julia.
Gonzalo, el hijo del Premio Nobel de Literatura se mostró muy dolido e indignado por la forma en la que se ha hecho público este romance. Además supone que existen grandes intereses económicos de por medio.
“Lamento profundamente ese exhibicionismo innecesario que hemos visto desde la portada de esa revista el 10 de junio; es decir, apenas seis días después de que el Nobel anunciara su separación. Sobre todo tratándose de una relación que nace de una infidelidad y que ha causado mucho daño. Pero supongo que en este caso son los fuertes intereses económicos los que han prevalecido. Y esto último explica las portadas, semana tras semana”, dijo al periódico ABC.
El escritor y su nuevo amor fueron prácticamente capturados después de un acto público en el que se le cuestionó sobre esta relación y su separación de Patricia.
¡Hola!. Las páginas de la revista de farándula española en las que se muestra a la pareja disfrutando de su mutua compañía. Una, en un viaje a Londres y otra, en un evento.
El circo mediático no se hizo esperar: hubo ofertas de hasta un millón de euros (cerca de 10 millones de bolivianos) para que la pareja aparezca en alguna entrevista.
Días antes de la publicación en ¡Hola!, Vargas Llosa comunicó a su familia la decisión de separarse.
Según www.abc.es, se trataba de una “amistad peligrosa”. El romance se veía venir: Vargas Llosa y Preysler andaban juntos desde 1986, claro, cada uno con su respectiva pareja.
Tras la polémica que provocó esta relación, el escritor se defendió con fuertes declaraciones en una carta enviada a El País de España: “Con todo respeto a los peruanos que me critican, les respondo que son unos metiches graduados, unas Ña Catitas con ventana, antiapóstatas beligerantes y una horda vorágine de cacasenos sin vida propia”.
Tras varios cuestionamientos a la sociedad que lo juzga, concluye: “Mequetrefes, insanos, ah, mercenarios de la moral. Todos ellos trafican con la vida privada y los peores son los consumidores de esa sociedad del espectáculo. Ahora yo soy la caca de elefante, exhibida en un diario de cincuenta centavos. Ojalá que por lo menos algún joven o niño se interese por mis obras y finalmente me juzguen por ellas y no por lo que hago o dejo de hacer en el catre”.
Fuente: www.deslenguados.lamula.pe, www.milenio.com, www.abc.es, www.elcorreo.com, www.vanitatis.elconfidencial.com