La herencia de Beatriz
La prensa la bautizó como Reina de la Alpaca, nombre que no le disgustaba.
Las luces caramelo del salón perdían brillo frente al imponente haz de luz del cañón que anticipaba el paso de las modelos sobre la pasarela de la casa de moda BCP. La Orquesta Sinfónica de El Alto acompañaba el andar de espigadas mujeres y hombres que mostraban el trabajo de un año de Beatriz Canedo Patiño. Así, sobrios y elegantes, eran los desfiles de la diseñadora que en 26 años de carrera realzó sus colecciones en fibra de alpaca, textura que caracterizó su estilo.
Bautizada por la prensa como la Reina de la Alpaca, Beatriz nació en La Paz y a sus 13 se mudó a California (EEUU). Después estudió Diseño de Modas en París, donde aprendió la importancia de la noble fibra de los camélidos. Para 1987 abrió en Nueva York la Casa de Diseño Royal Alpaca Inc., desde donde se proyectó al mundo. El resto es historia.
“Trabajé con Beatriz Canedo Patiño desde 1994, al menos por 10 años en la zona de San Pedro, donde tenía ella su taller”, cuenta el costurero Edwin Conde. “Era muy exigente y detallista en cuanto a diseño se trataba, era muy perfeccionista, le gustaba el trabajo correcto, que todos se esmeren en su labor. El terminado de cada prenda era minucioso, a mano, no industrial como ahora”.
Si bien parecía una mujer fuerte y fría —describe Conde—, tenía debilidades. “Una vez apareció una mariposa nocturna y pegó tal grito que todos nos asustamos, había sido una de sus fobias”.
Como mujer de mundo, tenía muchos conocimientos sobre moda. “Era una experiencia que transmitía a los trabajadores, era una mujer muy buena y no egoísta en ese sentido”, agrega Conde.
La diseñadora Daisy Wende recuerda a Beatriz como una figura importante de la moda y como a una amiga. “Tengo un sentimiento de mucho cariño hacia ella y su hermana. Su mayor deseo era reflejar al país en grande, lamentablemente no pudo usar materiales 100 por ciento nacionales, pero igual ha logrado mostrar su talento creador”.
Detalles sobre su carácter y sus gustos recuerda el diseñador paceño Juan Carlos Pereira, quien fue su amigo y trabajó con ella. Algo que siempre resalta es su trabajo altruista. “Sus desfiles fueron a beneficio de los más necesitados, como ese primer evento realizado en el hotel Radisson, con la Orquesta Sinfónica. Cuando salió la modelo Tasha vestida de novia, fue el primer gran momento de la moda boliviana”.
Como empresaria se ocupó del branding, su logo, empaque de primera… entendía que no solo diseñaba prendas, ofrecía todo un servicio. “Ella tenía una preparación muy europea, ya que se formó en La Sorbona de París, y había trabajado de pasante en los talleres de Hubert de Givenchy, donde hizo su primer contacto con la alpaca”, comenta.
Pereira cuenta que su casa de moda era más bien un atelier de alta costura y que su metodología era parisina, al menos en la forma de manejar el taller. “Ella era muy juvenil, con buen sentido del humor, le daba mucho valor a la estética. Aparte de eso, no comía carne y nunca se casó”, describe el diseñador.
En una entrevista con Mía, Beatriz confesó que amó una sola vez y que fue tanto y tan bello que eso bastaría para toda su vida. Quienes eran cercanos sabían que dejó el amor y se entregó de lleno al trabajo, aunque alguna vez bromeaba con que le presenten un viudo.
La prensa la bautizó como Reina de la Alpaca, nombre que no le disgustaba. “Un vez fue a Chacaltaya para sacarse fotos con alpacas, y antes de la toma, una la besó. Ella feliz dijo: ‘¿Has visto? Me ha besado, realmente soy la Reina de la Alpaca’”, recuerda Pereira.
Nunca hablaba de ellos, pero en su taller tenía fotos de clientes famosos: Kofi Annan, la princesa Margarita de Suecia, la reina Sofía; diseñó túnicas para Nelson Mandela y Juan Pablo II. Incluso creó un traje para la muñeca Barbie a solicitud de Mattel.
“Tenía un depósito de pelucas con su mismo corte de pelo (estilo Cleopatra) para las modelos. Eran de cabello natural y las trajo de París. Así que veías a 20 Beatrices en pasarela”.
Queda su legado: “Ella ha sido una pionera de la industria del diseño en La Paz y hay que agradecerle por haber abierto esta ventana en este campo de proyección a nivel nacional e incluso internacional”, opina el diseñador John Pacheco.