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Renuncia a la realeza por amor

El amor no tiene límites y lo demuestra una vez más. La princesa Mako, nieta mayor del emperador japonés Akihito, no tuvo inconveniente en renunciar a sus privilegios como miembro de la familia imperial nipona para vivir su idilio.

La princesa, de 25 años, lo dejará  todo para casarse en 2018 con Kai Komuro, un reconocido abogado quien fue su compañero en la Universidad Cristiana Internacional de Tokio. Mako contó que conoció al amor de su vida en 2012, durante su paso como alumna de la casa de estudios.

Los novios están juntos hace cinco años, y la princesa japonesa confesó —en una conferencia de prensa que dio el 3 de septiembre de este año para anunciar su compromiso— que lo que más le enamoró de Komuro fue su “sonrisa brillante como el sol”.

Así también describió a su futuro esposo como “un trabajador sincero, fuerte y de gran corazón”.

A principios de su noviazgo, la pareja mantuvo su relación a distancia; mientras ella completaba sus estudios en Gran Bretaña, Komuro lo hacía en Estados Unidos. Una vez formalizado el romance, Mako presentó a su novio a sus padres: el príncipe Akishino, segundo en la línea del trono, y la princesa Kiko. En ese encuentro ella aseguró que deseaba “compartir su futuro” con Kai.

¿Y tuvieron la bendición del emperador? Mako y Kai anunciaron que cuentan con la bendición de Akihito para poder casarse. Pero no todo es color de rosa, ya que la princesa dejará de pertenecer —de manera formal— a la familia imperial del Japón. Será registrada como una ciudadana más, con derechos y deberes como el de votar y elegir a sus gobernantes.

“Estaba advertida desde mi infancia”, dijo. Ella sabía que dejaría el estatus real si no contraía nupcias con alguien de la realeza, pues según la Ley de la Casa Imperial del Japón, las mujeres miembros de la familia pierden el estatus real cuando se casan con alguien que no pertenece a la nobleza. Además que, hasta la actualidad, tampoco puede haber una emperatriz.

Hoy, la familia imperial nipona posee 19 miembros y cuando la princesa Mako contraiga matrimonio este número se reducirá a 18, de los cuales solamente cinco son varones con posibilidades de sucesión, ya que el resto son mujeres.

Este no es el primer caso en el que un miembro de una casa real renuncia a sus derechos y privilegios por amor. Dentro de la familia imperial japonesa, la princesa Sayako Kuroda, la tercera hija del emperador Akihito y la emperatriz Michiko, cortó lazos con la familia tras contraer matrimonio en 2005 con Yoshiki Kuroda, urbanista y funcionario del gobierno.

Otro caso fue el de Eduardo VIII, del Reino Unido y emperador de la India, cuando abdicó a su trono para casarse con la norteamericana Wallis Simpson en 1936, quien se había divorciado tres veces.

El amor rompe normas y tradiciones, es así que en nombre de él muchos renuncian a sus privilegios.

Fuente: El País, Europapress.com e Infobae.com