Piel grasa

En primer lugar debes limpiar tu cutis de los aceites y liberar los poros para que respiren, pues este tipo de piel tiende a recoger la suciedad del ambiente. ¿Cómo hacerlo? ¡Sencillo! No hay nada mejor que lavarte la cara con un jabón suave o con un limpiador especial para piel grasa. Hazlo dos veces al día, con movimientos circulares a fin de retirar las células muertas y así destapar tus poros. Para finalizar, recuerda enjuagar tu cutis con abundante agua fría. Después de secar delicadamente tu rostro, puedes aplicar un tónico como el agua de rosas, que es perfecto para refrescar la piel, además que su acción curativa te ayudará en caso de que tengas acné.

Tener la piel grasa no significa que tengas que dejar de hidratarla; aplica crema hidratante o humectante entre dos y tres veces a la semana antes de acostarte.

Piel seca

Esta piel requiere muchos cuidados a fin de no tener  arrugas prematuras, por lo que aprender a limpiarla es fundamental.

Una buena opción para este tipo de piel es usar jabón suave y que preferiblemente contenga algo de crema. También es recomendable limpiarla todas las noches para eliminar los restos de maquillaje y preparar la piel para la hidratación: lava tu rostro con tu jabón y luego aplica el limpiador con un algodón, sin frotar y sin olvidar limpiar también el cuello. Es importante exfoliar el rostro una vez a la semana e hidratarla todos los días.

Texto: Así Love Camila

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