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Haz de la tarea, su amiga

Los hábitos de estudio son esenciales para consolidar el aprendizaje y afrontar con éxito las evaluaciones. Lograrlos no es fácil, por lo que el apoyo de los padres es valioso en la etapa escolar de niños y adolescentes.

En ese sentido, ¿qué supone el hábito en las tareas y estudios académicos?  Para alcanzar esos hábitos se necesita disciplina académica, la cual hace referencia al “conjunto de normas, reglas y procedimientos aplicados al contexto del aprendizaje escolar, que tienen como finalidad conseguir las mejores condiciones para que se produzcan los aprendizajes”, explica la psicóloga y pedagoga Celia Rodríguez.

Esos procesos y un método de estudio eficaz y efectivo serán claves para abordar las tareas escolares y lograr los aprendizajes requeridos y el consiguiente éxito académico.

El realizar las tareas escolares con una disciplina tiene múltiples beneficios. Desde la perspectiva de Rodríguez están el entrenamiento de la capacidad de esfuerzo, el desarrollo de la responsabilidad y autonomía, el control de la propia conducta, la habilidad para encontrar la motivación por las tareas que se realizan y la creación de un método de trabajo que favorece el hábito de estudio. Ese desarrollo se verá en las calificaciones sobre el rendimiento.

Todo este trabajo se lo realiza en el hogar, “no en la escuela”, ya que los hábitos comienzan desde la primera infancia —según el psicopedagogo Pablo Aranda—, en casa. Mientras más pequeños sean (entre 0 y 5 años), más se debe fomentar el hábito mediante la repetición, ya que si es mayor a los cinco años es más difícil lograr esto, y casi imposible cuando se llega a la adolescencia, indica.

Así que educa a tus hijos con base en la disciplina para que de esta forma creen hábitos de estudio.

Fuentes: Celia Rodríguez (psicóloga y pedagoga), Pablo Aranda (psicopedagogo)

Tomar nota

Misma hora y mismo lugar. Fijar una hora determinada para las tareas. Esto ayuda a tus hijos a consolidar su hábito, mientras que hacerlo en el mismo lugar, favorece su concentración.

Todos los días. Este hábito ayuda a tus hijos a fijar sus conocimientos y evita situaciones como el ‘atracón’ del día antes de un examen. No son necesarias horas, basta con 20 minutos de repaso, tareas o lecturas.

Planificar. Antes de comenzar a estudiar revisen las tareas que hay que hacer y los contenidos que van a repasar, así ponerlos en orden de prioridades.

La curva de aprendizaje. Lo recomendable por los psicopedagogos es abordar primero los contenidos de dificultad media. Después, cuando su nivel de concentración esté en su punto más álgido, pasar a lo más difícil, y dejar lo fácil para el final, cuando ya están cansados.

Fuente: aulaplaneta.com

Fotos: internet