8 claves para la transición de primaria a secundaria
Profesores y padres son fundamentales en el cambio escolar. Una actividad extracurricular puede ayudarles a dispersar enojos y frustraciones.
El incremento en la carga horaria y el número de profesores, la pubertad y la comunicación entre maestros y padres de familia son aspectos centrales en el paso del nivel Primario al Secundario.
La Razón presenta ocho claves para ayudar a los estudiantes.
Los alumnos que pasan del 6° de Primaria al 1° de Secundaria enfrentan una serie de cambios a nivel académico, social y emocional. Según Mary Selvy Lara, psicóloga del ámbito educativo, la participación de toda la comunidad educativa es importante para que los alumnos puedan atravesar esta etapa con éxito. Además, el modelo educativo implementado por la Ley de Educación apuesta por una formación integral que promueve la realización de la identidad de las personas y no asume la escuela aislada de la realidad.
“En la pretransición, la unidad educativa debe preparar el cambio para los estudiantes, desde aspectos de disposición espacial hasta temas académicos de cambio de nivel”, explica Lara. Las acciones concretas de asesores de curso y profesores se asientan en nuevas reglas a las que los estudiantes se adaptan paulatinamente. “La disciplina en Secundaria es más rígida que en Primaria”, ejemplifica.
El proceso, en el que la exigencia académica puede estresar a los estudiantes y afectar el rendimiento académico, es diferente en cada persona. “Adaptarse a las nuevas responsabilidades a algunos les puede tomar unas semanas, a otros unos meses”. La comunicación de un estudiante de 12 a 13 años con sus padres de familia y la de éstos con los maestros es clave para coadyuvar en el desarrollo de esta transición, remarca. Siguiendo la ley, las unidades educativas deben organizar espacios de diálogo comunitario periódicamente.
En el marco de la Ley Avelino Siñani-Elizardo Pérez, desde 2012 los ciclos Primaria y Secundaria se dividen en seis cursos cada uno, es decir, de 1° a 6° de Primaria y de 1° a 6° de Secundaria.
1. Cambios en la malla curricular y carga horaria
En Secundaria se incorporan nuevas materias, como física y química, en el área de ciencias. La mayor parte de las asignaturas son impartidas por un profesor diferente, a diferencia de Primaria. Los procesos de evaluación no cambian, pero aumenta el número de pruebas y tareas, además de proyectos socioproductivos interdisciplinarios, según indica la Ley de Educación vigente.
2. Contacto periódico con los profesores
Es importante que los padres de familia mantengan comunicación continua con los profesores, aconseja la psicóloga Mary Selvy Lara. “Jugamos un rol muy importante como padres, por lo que en esta transición debemos estar pendientes para evitar y detectar el estrés, además de facilitar el estudio”.
3. Estrés estudiantil y comunicación en casa
En la adolescencia, los hijos pierden contacto y comunicación con los progenitores y comienzan a relacionarse más con sus pares. “Recomiendo a los padres comunicarse con sus hijos y transmitirles seguridad, porque la comunicación es clave para saber si tu hijo está estresado, desmotivado o fatigado”, apunta Lara.
4. Autonomía y hábitos de orden establecidos
En el aula y en la casa es importante promover hábitos que los estudiantes puedan seguir de forma autónoma. “Un alumno con poco conocimiento de la materia pero con hábitos establecidos tendrá éxito a nivel escolar”, explica.
5. Pubertad: ¿rebeldía o cambio natural?
La preadolescencia y adolescencia implica muchos cambios físicos y psicológicos. La psicóloga Lara aconseja a los maestros que comprendan el lenguaje de sus estudiantes. “Se vuelven más preguntones, no solo de temas de sexualidad, y a algunos profesores les es complicado lidiar con estas inquietudes propias de la edad”.
6. Acoso y bullying en la comunidad educativa
Los episodios de bullying pueden aumentar en esta etapa. Éstos —así como los casos de violencia o acoso a miembros de la comunidad educativa— deben ser denunciados, siguiendo las disposiciones de convivencia escolar en la Resolución Ministerial Nº 001/2018.
7. Motivar intereses y valorar esfuerzos
Si el rendimiento académico presenta problemas, una motivación efectiva es valorar los esfuerzos. “A veces los padres tenemos muchas inquietudes y frustraciones que se las pasamos a nuestros hijos. Es probable que no sean los mejores en todas las materias, pero sí van a destacar en algunas áreas y hay que valorar sus intereses y éxitos”, agrega Lara.
8. Aprendizaje y actividades extracurriculares
Aunque no es aconsejable recargar la agenda de los estudiantes en este periodo, una actividad extracurricular puede ayudarles a dispersar enojos y frustraciones.
En esta etapa —clave para la formación de su personalidad— “es importante encontrar con ellos el gusto por aprender nuevas cosas”. (17/01/2018)