Los tuyos, los míos y los nuestros. Familia ensamblada
Integrar una familia de este tipo, con frecuencia no es tarea fácil. Juntar a tus hijos, los de tu amor y —en algunos casos— a un nuevo integrante en común, requiere una serie de acuerdos.
Los tuyos, los míos y los nuestros no solo es el nombre de un filme hollywoodense, son historias de la vida real en las que muchas personas viudas, divorciadas, separadas o solteras con hijos unen sus vidas para formar una nueva familia; se las suele llamar familias reconstituidas.
Y, ¿qué es una familia reconstituida o ensamblada? La psicóloga y terapeuta familiar Cecilia Prado las define como “aquellas en las que uno o ambos miembros de la nueva pareja tienen hijos, fruto de otras relaciones anteriores”.
Integrar una familia de este tipo, con frecuencia no es tarea fácil. Juntar a tus hijos, los de tu amor y —en algunos casos— a un nuevo integrante en común, requiere una serie de acuerdos y acomodos de costumbres, formas de vida, horarios, ideas y gustos, además de crear estrategias para vivir en la mayor armonía posible.
La crianza de los hijos en este tipo de sistemas familiares es uno de los aspectos más complejos. Los padrastros o madrastras primero deben establecer una relación con los niños, ésta debe ser lo más parecida a la de un amigo o consejero, en lugar de adoptar el rol de padre o madre, con características de autoritarismo. El adulto debe ser una influencia positiva, tener paciencia y tiempo, y considerar el género y el estado emocional del niño o adolescente para lograr que se adapte y forme parte de la nueva familia.
Dentro de este proceso surge la pregunta: ¿cuáles son los límites entre mi pareja y mis hijos? “Por lo general, poner límites, día a día, en la convivencia puede pautearse desde ambos miembros de la pareja. Es decir madre y padre biológicos pueden ponerse de acuerdo con las parejas de los ex”, sugiere la psicóloga especialista en terapia de pareja, Elizabeth Ordóñez, quien hace énfasis en la madurez de los adultos.
De acuerdo con la terapeuta, el problema más común en este tipo de familias es la disciplina de los hijos porque en la nueva pareja ambos integrantes se autolimitan para generar orden. “Se cree que el padre o la madre biológicos son quienes tienen que poner en su lugar a los hijos, esta idea común en estos nuevos matrimonios no es la mejor, ya que genera que el padrastro o la madrastra no tengan autoridad frente a sus hijastros”.
Siguiendo ese curso, la obediencia y el respeto suelen ser los temas que más se tratan en el seno de una familia ensamblada, debido a que los adultos tienen ciertas costumbres que desean preservar en su nuevo hogar. Un ejemplo de ello es cuando los hijastros adolescentes escuchan música fuerte o cuando los pequeños se trepan a los muebles. Entonces se necesita orden para la buena convivencia y algunos chicos responden mal frente a una llamada de atención: “¿Quién eres tú para darme órdenes?, suele ser la frase que detona una riña entre el padrastro o madrastra con los hijos ajenos”, advierte la terapeuta de parejas.
Frente a esta situación, una solución es inculcar a los hijos el respeto hacia la nueva pareja, sin dejar de lado la autoridad que tiene la mamá o el papá progenitor. De igual manera es recomendable trabajar en una comunicación clara, honesta y abierta para delimitar los derechos y obligaciones de los hijastros y de los padres.
Metas y Límites:
Es aconsejable determinar las metas y expectativas, además de las normas que la pareja tiene para sus hijos y la nueva familia. Luego se llega a los acuerdos.
Deberes y obligaciones:
Una forma de implementar orden y respeto es asignando tareas a cada miembro de la familia. Es recomendable que estos deberes sean equitativos y de acuerdo con las edades.
Diálogos:
Generar espacios y tiempos de conversación en la familia porque así se reforzará la unión, habrá mayor comunicación.
Los más pequeños:
Explicar a los chiquitines que la nueva pareja no ocupará el rol de su padre o madre, pero que sí desempeñará un papel importante en la familia.
Disciplina:
Aplicar estrategias de disciplina no coercitiva con los hijos, como el tiempo fuera, la eliminación de privilegios. Mejor recurrir a los estímulos y a los límites sin ser permisivos.
Fuentes: Cecilia prado (psicóloga y terapeuta familiar), Elizabeth ordóñez (psicóloga y terapeuta de parejas)