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Cambia el ‘no’ por una frase positiva

No te subas a la mesa, no grites, no pelees con tu hermano, no hagas eso, no, no, no… Y cuanto más le dices “no” más lo hace. Pareciera que cuanto más le prohíbes algo a tu hijo, lo hace con mayor entusiasmo o curiosidad.

“En la crianza y educación infantil es normal usar la palabra ‘no’ para prevenir un comportamiento o acción indeseada, pero el efecto es el contrario”, advierte la psicóloga clínica Cecilia Bandín, quien explica que muchas veces los niños desconocen qué quiere decir “no”.

De acuerdo con los estudios de la psicóloga argentina y especialista en terapia familiar Laura Gutman, es un error común en los padres de familia recurrir a la negación como primera instancia en lugar de utilizarla como última.

Lo cierto es que el cerebro procesa erróneamente la negación. Recientes investigaciones demuestran que una frase en negativo es un 48% más difícil de comprender que una estructurada en positivo.

Desde la Programación Neuro Lingüística (PNL), el cerebro no reconoce el “no”. De ahí la importancia de ser asertivos y tener claro qué se desea decir, ya que la mente tiene un lenguaje diferente al que se usa con palabras; el cerebro traduce toda palabra en símbolos e imágenes y el “no” carece de significado.

Por ejemplo, si se te dice “no” pienses en un barco… ¿en qué pensaste?

Lo mismo les pasa a los niños cuando les dices “no” te trepes. El mensaje es “trepes” y por eso “desobedece”, casi como una provocación.

Los padres creen también que usando la negación acompañada de un grito lograrán su objetivo. “Una manera de evitar el ‘no’ es a través de la comunicación no verbal. Es decir que hay que enseñarles los gestos de molestia o enojo”, aconseja Bandín. Pero, sobre todo y más efectivo es dar mensajes claros y en positivo.

Lo recomendable es decir: “silencio”, “bájate”, “esa acción tuya incomoda”. Así el mensaje es directo.

A eso se puede sumar la explicación de por qué debe o no actuar de cierta manera, por ejemplo, del peligro que implica trepar a la mesa o lo valorable que es estar en silencio por un rato, mientras la abuela duerme.

Este tipo de comunicación que acompaña la educación positiva fomenta la relación entre padres e hijos basada en el respeto mutuo. También ayuda a que los niños se desarrollen de forma adecuada, y que tengan una crianza en la que dispongan de herramientas para su relacionamiento óptimo con los demás, de manera armoniosa y constructiva.

Además, les ayuda a estructurar su pensamiento y verbo de forma correcta; a decir lo que quieren y no a centrarse en lo que no quieren.

Comunicación positiva


1. Dar el ejemplo: Si tu hijo observa relaciones amables y respetuosas en el hogar, él o ella también las imitará.

2. Personalidad: La personalidad es distinta en cada niño, conocer el comportamiento y las actitudes ayudan en el enfoque de cómo educarlo.

3. Atención: Los niños suelen llamar la atención de los padres para transmitir algo. Evita reprensiones si antes no preguntaste el porqué de su acción.

4. Sentimientos: Enseña a tu pequeño a expresar sus sentimientos, para que sepas su estado de ánimo y así puedas prevenir ciertos comportamientos.

5. Reglas: Pon reglas en casa, de esas que todos cumplen a favor de la armonía y la buena convivencia.

6. Mensajes: Habla claro y da mensajes cortos. Avala con una explicación las causas por las que no está aprobada cierta conducta o bien, muéstrale los beneficios de una buena acción.

Fuentes: Cecilia Bandín (psicóloga clínica), Cecilia Prado (psicóloga especialista en terapia familiar) y guiainfantil.com (Sitio web especializado en educación infantil)

Fotos: Internet