Niños y su primer amor
Los niños, a temprana edad, son capaces de sentir fuertes emociones de admiración hacia una persona adulta como el padre o el profesor, si es niña, o la madre y la profesora, si es niño.
Los niños y las niñas, a pesar de su corta edad, también se enamoran. “Papito, Mateo es mi novio”, cuenta entusiasmada Renata, una niña de seis años, a su papá. Es entonces que es necesaria una orientación de los padres, pero nunca un reproche o una prohibición. Es importante comprender que, por lo general, esos sentimientos infantiles por otro niño o niña son intensos pero también pasajeros.
‘Mami, Catalina es linda’, dice Diego, de cinco años. Esa confesión puede causar ternura o risa, pero es una declaración oficial e importante para el pequeño enamorado. En este punto surge en los padres una serie de preguntas: ¿de verdad se enamoran los niños?, ¿es amor o amistad?, ¿qué hacer ante estas situaciones?
La psicóloga y terapeuta familiar Cecilia Prado explica que los niños y niñas experimentan su primer enamoramiento entre los cuatro y seis años. Por supuesto, este sentimiento nada tiene que ver con lo sexual, sino que se expresa hacia un par con quien se siente muy a gusto, con quien comparte aficiones y hasta admira. Incluso, aunque afirme con seguridad que esa compañera o compañero especial de quien habla es su novia o novio, es casi seguro que no tiene idea de lo que pasa y tal vez nunca lo sepa.
Los niños, a temprana edad, son capaces de sentir fuertes emociones de admiración hacia una persona adulta como el padre o el profesor, si es niña, o la madre y la profesora, si es niño. “Esta fase inicial conduce al enamoramiento de alguien de su edad, y esto se da porque descubren afinidades, es decir se identifican con el amiguito o amiguita de clase, mayormente”, explica la psicóloga Cecilia Bandín.
El escuchar que los pequeños usen la palabra novia o novio no es de extrañarse, pues las expertas afirman que ellos están en una etapa de imitación, es decir que replican muchas actitudes que ven y escuchan en casa, en el colegio o en la televisión.
No todos los niños exteriorizan de la misma forma este tipo de vivencias y sentimientos amorosos. Cada pequeño es diferente, está formando su personalidad y “expresa su enamoramiento a su manera”, dice Prado.
Hay quienes lo hacen con un dibujo o con un caramelo y otros con un abrazo. Aquí, “hay que saber diferenciar las experiencias piel a piel comunes entre padres e hijos, otros adultos e incluso, de niños con sus semejantes, en los que generalmente se observan cosquillas, abrazos y caricias”, advierte Prado.
En este periodo de desarrollo del niño, él tiende a observar y acariciar su cuerpo, a experimentar muestras de afecto que son un momento clave para enseñarle que su cuerpo es muy valioso, que debe ser querido y que es importante cuidarlo.
A ello, Bandín agrega que los pequeños no muestran las implicaciones del enamoramiento adulto, como contacto físico y atracción sexual.
“En los niños, la relación se trata simplemente de que están especialmente a gusto con ese compañero”. Finalmente ambas especialistas dicen que no hay de qué preocuparse. Lo aconsejable es hablar con ellos y explicarles que hoy pueden tener más agrado por un compañero que por otro y tal vez mañana ya no.
Lo importante es acompañar y orientar a los pequeños en esta primera etapa con respeto y cariño.
Qué hacer y qué no
Dale seriedad a lo que dice: Evita el “tú no sabes qué es enamorarse”, ya que esto implica que no aceptas sus sentimientos.
Escucha: Compréndelo y ponte en su lugar. Estar enamorado le provoca nuevas emociones, miedos y ansiedades.
Guarda su secreto: Trata lo que te cuenta con confidencialidad. No le gustará que digas que está enamorado a la abuela y a la tía, menos a los padres de la niña y delante de él, pues lo avergüenzas.
Cuídalo: Ten presente que estar enamorado lo hace vulnerable; puede que sus compañeros se rían de él. No se te ocurra gastarle bromas sobre su amor.
No lo presiones: Si quiere regalarle un corazón, que se lo dé. Pero jamás insistas en que dé besos ni a esa niña especial ni a nadie.
Desilusión: Él o ella prefiere a otro pequeño/a. Esta decepción puede afectar y entristecer a tu hijo o hija. La ‘novia’ o el ‘novio’ se ha convertido en una figura de apego. Puede que esté triste.
Fuentes: Cecilia prado (psicóloga y terapeuta familiar) y Cecilia Bandín (Psicóloga clínica).