Icono del sitio La Razón

Cuando nadie te gusta

Hola amiga. ¿Cómo andas de amores?

Hoy, son cada vez más las mujeres que no logran sentirse seriamente atraídas por alguien que podría convertirse en su pareja.

Si te reconoces recitando permanentemente: ‘nadie me gusta’, quizá sea momento de prestar atención.

Si sales, estás con gente y sin embargo nadie despierta en ti un poco de interés ni ganas de llegar, por lo menos, al ‘nos estamos conociendo’, sería bueno indagar un poco para ver qué hay debajo de este tema.

Si tus respuestas son siempre: ‘no tengo ganas de perder tiempo en relaciones que no llegan a nada’; ‘tengo expectativas altas y no quiero cualquier vínculo solo por estar con alguien’… Cabe preguntarte: ¿no será que te inventas muros para evitar un vínculo más profundo?

Para encontrar la respuesta, deberás pasar por la incomodidad de hacerte la pregunta clave: ¿para qué te sirve que no te guste nadie? Que no quieras avanzar más allá de un par de citas con alguien, o ni llegues a eso, quiere decir que ni siquiera te das la oportunidad de ver qué pasa. Hay algo que está anulado de base. ¿Pensaste para qué te sirve eso bloqueado?

Porque, aunque te parezca absurdo, para algo te está funcionando. Aunque sufras o sientas que en realidad te encantaría enamorarte, todo esto te es útil en algún nivel del que probablemente ni siquiera seas consciente; y encontrar la respuesta es la llave para destrabarlo. Resulta que el miedo es siempre el factor determinante en esta historia y esta emoción tiene disfraces.

A veces, esas razones que recitas son máscaras de miedos que se disfrazan de todos estos argumentos, que hasta suenan lógicos y actúan como mecanismos de defensa para mantenerte a salvo de eso (lo que sea) que no te animas a enfrentar.

Es clave localizar dónde están los pánicos específicos y, a partir de ahí, relacionarlos con tus ‘para qué’, que pueden tener un montón de respuestas; pueden venir de experiencias anteriores, fracasos, malas referencias relacionadas con parejas importantes en tu vida, como la de tus propios padres. Pueden estar trabajando para tu ego, haciéndote sentir que lo mejor es no ceder ni un milímetro de tus privilegios de soltera o esquivar un posible rechazo.

Pero si logras ver tu miedo con tus propios ojos, ya no puedes ser indiferente. La única manera de ganarle al miedo es saliendo a enfrentarlo.

Piénsalo, porque la alternativa es revisar o repetir. Si no reconoces tus propios moldes, te arriesgas a quedar atrapada en tu burbuja ‘no me gusta nadie’. Pero si te animas a hacerte las preguntas con amor y sin juzgarte, para descifrar para qué te está siendo funcional, ganas la oportunidad de romper tus patrones.

Busca ayuda para entender el porqué, y córrete de ese lugar hacia uno nuevo que, quién te dice, pueda gustarte mucho más. En esto de armar una pareja, abrirse a la aventura también vale.

Algunos consejos

❍ No te boicotees apuntando solamente a los que sabes que no te van a gustar o con los que no vas a llegar a nada.

❍ Ignora tus prejuicios y permítete salir con alguien en quien jamás te hubieras fijado; tal vez frente a la novedad, encuentres diferencias que te saquen de tu esquema.

❍ Concurre a la cita. El miedo también se disfraza de falta de ganas. Si tu objetivo es no engancharte con nadie, siempre vas a encontrar alguna excusa para terminar la historia antes de que empiece.

❍ Si tienes dudas, ve y observa qué te pasa antes, durante y después de la salida. Así sabrás si lo tuyo es fobia al amor o a una relación y vas a poder trabajarlo.

❍ No idealices; si piensas que la pareja se parece a lo que ves en las revistas, tienes la frustración asegurada.

❍ Tener una pareja es algo que tiene que sumar y es verdad que ahí, la franja de los posibles ‘candidatos’ se achica, pero siempre habrá alguien, si estás dispuesta a abrirte al encuentro.

❍ El amor no es perfecto; la pareja, menos. Pero compartir con alguien imperfecto nuestra propia imperfección es el gran desafío.

*Coach personal-especialista en problemática de la mujer y de la pareja – www.superarse.net