Más allá de explicarte lo que sabes respec­to a que cuando tienes una dieta rica en carbohidratos y azúcares el organismo te va a pedir más y más azúcar, porque mantienes la insulina elevada permanentemente, esta vez queremos compartirte una explicación mucho más sencilla que la médica y científica: ¡quizás no está siendo feliz!

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Cuando no nos gusta el trabajo, cuando nos sentimos mal con nuestro físico, tenemos miedos y/o angustias, lo primero que pensamos es en llenar esos vacíos con azúcar. ¿Por qué? Porque cuando comemos azúcar, el dulce aumenta los niveles de serotonina, dopamina y adrenalina del cerebro.

La serotonina la produce el cuerpo a partir de un aminoácido llamado triptófano, que es la clave de nuestra felicidad. Por tanto, no es el azúcar lo que nos hace felices, sino el triptófano que contienen estos dulces, pero que también está presente en muchos otros alimentos.

Una vez que estos niveles de euforia bajan, volvemos a querer más y más azúcar para permanecer felices, y se crea la adicción.

Cuando te respondas estas preguntas e identifiques qué te hace falta para ser feliz, entenderás que el dulce no es lo que determina tu felicidad, sino que eres tú misma la directora de tu vida.

No olvides que la felicidad no es un estado de ánimo sino un modo de vida.

El azúcar, para llenar los vacíos…


Trabajo. Pregúntate si lo que estás haciendo en tu vida te hace feliz.

Pareja. Pregúntate si eres feliz en tu relación de pareja.

Autoestima. Analiza si te sientes feliz contigo misma.

Alimentación. Revisa si tienes buenos hábitos alimenticios.

Salud. Chequea si tu salud se encuentra bien.

*Cada semana, la presentadora de Tv Camila Canabal nos acompaña en Mía. Síguela en su web: http://www.asilovecamila.com/