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Cutting, emoción a flor de piel

Uno de cada 10 adolescentes entre 12 y 17 años de edad se autolesiona mediante cortes autoprovocados, según un estudio de 2017 de la Asociación Boliviana de Lucha contra la Autolesión (ABLA).

¿Qué se esconde detrás de este fenómeno conocido como cutting, que se revela periódicamente en los noticieros tras intervenciones policiales en los colegios del país?

Incluso, en un establecimiento educativo de Cochabamba se descubrió que 25% de los alumnos tenía el hábito de autolesionarse, dijo Elizabeth Machicao, directora de la Casa del Adolescente, a Opinión.

Según Santiago Valda, director en Bolivia de ABLA, los jóvenes se autolesionan de esta forma porque tienen un sufrimiento emocional muy grande, pues no son capaces de gestionar de manera eficaz emociones como la ira, la tristeza o el miedo.

“No es porque quieran llamar la atención o porque intenten suicidarse o por ser miembros de pandillas”, advierte, a tiempo de expresar su crítica a la forma como las autoridades intervienen esta problemática —en El Alto, por ejemplo, los estudiantes descubiertos fueron llevados a estaciones policiales—.

“No es la forma, eso no los ayuda, pues no se trata de un trastorno ni de una enfermedad”, dice él.

El cutting “no es una palabra oficial para un diagnóstico, por eso es preferible llamarlo autolesiones”, complementa el psicólogo Juan José Valda, que indica que este fenómeno opera como regulador emocional.

Los adolescentes que se producen cortes con hojas de afeitar, cuchillos, tijeras u otros objetos punzocortantes en brazos, piernas, glúteos o abdomen “tienen un dolor tan grande que prefieren el dolor físico que disminuya el emocional”, coincide la psicóloga Elizabeth Ordóñez. “Lastimosamente, tenemos que decir que se ha vuelto una moda”, remarca.

“Conozco chicos que lo han hecho, a los 14 o 15 años. No sé por qué. ‘No sabía lo que estaba haciendo’ era su explicación”, cuenta Fer B., una adolescente de 16 años.

TRATAMIENTO. En primer lugar, si como padres descubrimos el cutting en nuestros hijos, es importante “no reñir, no pegar”, solicita Valda. Por otra parte, “no los sometamos a un interrogatorio”, aconseja Ordóñez, tanto a los padres como a las autoridades de los colegios.

“Si te vuelves a cortar estás expulsado”, cuenta Valda que es la reacción general en la dirección de los establecimientos educativos.

“No se trata de que se deje de cortar, sino de que pueda encontrar mecanismos para gestionar mejor sus emociones”. Valda anuncia que desde 2019 se implementará en colegios un protocolo elaborado con la ABLA para prevenir y responder al cutting. 

De lo que se trata es de darles herramientas de inteligencia emocional para responder ante el pánico, el miedo, la soledad, la ira y la tristeza.

Los adolescentes que se autolesionan “se crían en familias intolerantes que invalidan sus emociones”, explica Valda. Por eso, los padres deben entender que es importante expresar las emociones, pues no son ni “buenas” ni “malas”, dicen los especialistas. Lo insano es reprimirlas. Y darles espacios a los jóvenes para llorar, quejarse o enojarse, sin invalidarlos de ninguna manera.

Con datos de: Santiago Valda (tel. 75263790), Elizabeth Ordóñez (tel. 70656455), Juan José Vargas (tel. 72505966) y opinión