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Archie, el bebé real con doble nacionalidad

Tengo a los dos mejores hombres del mundo, así que estoy muy contenta”, dijo el miércoles 8 de mayo la flamante mamá Meghan (37), duquesa de Sussex, cuando presentó a Archie Harrison, el nuevo bebé de la realeza británica, séptimo en la línea de sucesión al trono.

“Tiene un carácter muy dulce, es realmente muy tranquilo”, contó. “¡Me pregunto a quién ha salido!”, la interrumpió bromeando Enrique (34 años), quien llevaba a la criatura en brazos. El duque de Sussex apenas retiró un poco el gorrito blanco para dejar entrever el pálido rostro del bebé de dos días de nacido.

En una fotografía de la cuenta Instagram que la pareja abrió el 2 de abril —y que en menos de seis horas alcanzó el millón de seguidores, todo un récord mundial— se ve a la reina Isabel (93) y a su marido, Felipe (97), mirando sonrientes a su octavo bisnieto, en brazos de Meghan que está junto a su madre, Doria Ragland         —una afroestadounidense descendiente de esclavos—, y a Enrique.

Archie tiene doble nacionalidad: británica, por su padre Enrique, y estadounidense, por su madre Meghan. Y como cualquier buen ciudadano estadounidense que nace, crece y muere en cualquier parte del mundo, este bebé tendrá que dar, cada año, prueba de transparencia a las autoridades fiscales. Desde su nacimiento deberán declararse las cuentas bancarias que los padres del bebé alimenten para garantizar su futuro.

“E fisco estadounidense obtendrá mucha información sobre la riqueza de la pareja” real, señala David Treitel, fundador de American Tax Returns, que asesora a expatriados estadounidenses en el Reino Unido.

El IRS, la dirección de rentas de Estados Unidos, también exige que se declaren los regalos valiosos ofrecidos al bebé por ciudadanos no estadounidenses. “Imaginen que la reina obsequia al bebé un hermoso y especial libro de arte de la colección real, con pinturas de Van Gogh o Miró. Si el regalo vale más de $us 100.000 deberá reportarlo”, dice Treitel.