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Relaciones de amor y odio

Hola Mujer. Hoy quiero hablarte de un tema vital para tu relación de pareja. Durante la consulta, muchas mujeres se muestran confundidas por experimentar a veces sentimientos negativos hacia su compañero.

Al respecto, debes saber que todos nos relacionamos en forma ambivalente con los demás, ya que en toda relación existen componentes positivos y negativos, en concordancia con los diferentes aspectos de la personalidad de cada uno.

Y esta forma de relación ambivalente comienza desde que somos pequeños.

El niño ama a su madre porque ella le da todo: alimento, cuidado y consuelo; pero si ella no lo atiende, llora sin parar, considerándola “mala” en ese momento.

Cuando la madre le niega algo, el niño se siente desprotegido y le dice cosas terribles como “no te quiero”, para volver luego a compensarla con frases amorosas, buscando de esta manera recobrar su amor, ya que percibiendo la asimetría de la relación, en ocasiones, el niño tiene miedo a que su madre lo abandone, si no cumple con sus deseos.

Y es en esta escala de sentimientos que se manejan luego las relaciones a lo largo de la vida, conservando el antecedente de esta primera relación fundamental.

No obstante, con el crecimiento, los temores irracionales y los aspectos infantiles tendrían que desaparecer.

Las relaciones de pareja maduras se caracterizan por presentar ambos aspectos: positivos y negativos equilibradamente, de manera que no afecten su estabilidad.

Siempre existen sentimientos encontrados con respecto a nuestra pareja. A veces estamos felices y otras, enojados; pero siempre nos sentimos plenos y seguros.

No pensamos que el otro nos va a abandonar, ni tememos que nos agredan o intenten perjudicarnos. Es decir, todo se desarrolla en un balance entre lo positivo y lo negativo en una relación igualitaria entre ambos.

Sin embargo, hay personas que establecen sus relaciones de pareja conservando los modos de funcionamiento más primitivos. Estas son relaciones de amor-odio, en las que la felicidad y el enojo varían entre valores muy extremos.

Se asemejan a las relaciones infantiles descritas. El miedo a perder a la otra persona y el enojo por cualquier frustración se transforman en los ejes sobre los cuales funciona la pareja.

Estas personas muestran reacciones muy extremas y, con frecuencia, contradictorias. Pasan de escenas de gran amor y ternura a otras con una notable carga de agresión verbal e inclusive física; y esta transición suele darse en un lapso de tiempo muy corto, y a veces basada en simples suposiciones.

Normalmente, se sienten “atrapadas” en la relación y los sentimientos más fuertes en estas parejas son la inseguridad, el miedo y el enojo.

Por la sensación de inseguridad, estas parejas tienden a estar siempre juntas, y el control, producto de los celos enfermizos, es moneda corriente.

El peligro en estas relaciones es que, normalmente, las expresiones de amor y odio van escalando. La necesidad de estar juntos aumenta, pero también las discusiones van adquiriendo cada vez mayor carga de agresión, tanto verbal como física.

Amiga, si estás en una relación de este tipo, es necesario que hables con tu pareja, a fin de solucionar este problema lo antes posible. Si no pueden hacerlo solos, es urgente que busquen ayuda profesional, para evitar mayores daños.

Recuerda que el amor no es para sufrir, ni para hacer sufrir al otro.

Adelante mujer… ¡Tú lo vales!

Algunas de sus características

Rubén García.

Coach en Inteligencia Emocional-especialista en problemática de la mujer y de la pareja – www.superarse.net