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Los niños socializan con el olfato

Nicolás tenía tos y su mamá le puso un barbijo. Cuando llegaron a la plaza , el pequeño de cinco años insistía en quitárselo, “para poder oler las cosas del parque”.

Yo, que soy su madre, —toda ignorante, debo admitir— le contesté incrédula con algo como: “¿acaso eres perrito?”, pues no me había enterado ni por si acaso del estudio publicado en 2016 que demuestra que los niños de esa edad empiezan a usar el sentido del olfato para procesar información emocional y social.  

“Nuestros hallazgos establecen que, empezando a los cinco años de edad, el olor también influye en las decisiones emocionales de los niños”, afirma la neurocientífica cognitiva Valentina Parma, una de las autoras del trabajo editado por Developmental Science.

¿Cómo llegaron a esa conclusión? En la investigación realizada con 140 niños, de entre tres y 11 años de edad, se les pidió asociar caras felices y de disgusto con un rango de olores tipificados como placenteros o desagradables. Los olores agradables los hacían escoger una cara alegre y la exposición a un desagradable olor a pescado incrementó la probabilidad de escoger una cara de disgusto.

Y cuantos más olores puedan apreciar, pues mucho mejor para  desarrollar su capacidad olfativa. Otro estudio publicado en 2018 en Scientific Reports establece que la diversidad de olores en el ambiente de los niños afecta la variación en sus habilidades y consciencia olfatorias.

“De pequeños aprendemos los colores, pero nadie nos enseña los olores y lo que hacemos es ponerles el nombre de lo que vemos. Sería bueno tener una cultura olfativa y aprender los olores”, sugieren Laura López-Mascaraque (CSIC) y José Ramón Alonso (Universidad de Salamanca) en el libro ¿Qué sabemos de? El Olfato.

Poco se sabe de este sentido, como que los niños detectan los olores frutales mucho mejor que los adultos y que el olfato se pierde con la edad.  “No conocemos cuál es el umbral olfativo humano; cuando vas al oculista sabes las dioptrías, pero no hay un umbral olfativo en humanos”, cuestionan López-Mascaraque y  Alonso.

Por eso es importante confiar en el instinto infantil de aprendizaje y desde los cinco años, especialmente, estimularlos a oler el mundo.

Con datos de: nature.com, monell.org,

laopinioncoruna.es y guiainfantil.com