Estrategias contra el miedo ante la pandemia del COVID-19
Celebrar o quejarse, tu elección puede marcar una real diferencia entre vivir una vida de gozo o una llena de pesadumbre.
“El miedo fundamental es el miedo a la muerte y todos los demás miedos son reflejos de éste. Todos los demás miedos se pueden reducir a uno solo: el miedo a morir, el miedo a desaparecer algún día: ‘Soy, pero llegará el día en que ya no seré’. He ahí el miedo fundamental”, decía Osho.
Estamos viviendo una experiencia nueva, un nuevo virus, una pandemia y las noticias en los medios de comunicación —rápidas y con fuentes variadas— muestran realidades de velocidad y diversidad, tanta, que a veces no nos damos cuenta de dónde viene lo que sabemos.
“El riesgo es real y existe, por supuesto. El COVID-19 no es una leyenda urbana y ya se ha hecho presente a escala mundial”, así lo afirma el psicoterapeuta Mario Guerra.
El miedo es una emoción totalmente natural. El ser humano en estos tiempos de cuarentena ha tenido un tiempo de comportamiento agotador y sumido en la preocupación, el estrés, la ansiedad y la inquietud, volviéndonos seres menos racionales.
El miedo ocurre a causa de una forma de pensamiento negativo instalado como hábito y que se pone en funcionamiento automáticamente, sin siquiera percibirlo. Estamos acostumbrados a hablar de temas que nos preocupan, a ver la televisión (los noticieros) y llenarnos de malas noticias, llenarnos de basura. Quizás nos rodeemos de personas negativas o criticonas que suelen hablar mal de los demás y de todo lo que sucede en general. Todo esto va alimentando a nuestro “monstruo interno”. Alimentamos sin darnos cuenta nuestros miedos hasta hacerlos inmanejables.
Este miedo va asociado a varios factores: tenemos una falta de confianza en el proceso de la vida, somos incapaces de pensar que todo está en un orden divino y que todo marchará sobre ruedas, falta de confianza en uno mismo, no hacemos lo que me gusta, no cambiamos de trabajo, preferimos lo conocido a lo nuevo que será capaz de mejorarnos como seres humanos, andamos por la vida con una falta de auto respeto y valoración, lo que pensamos y sentimos no vale, nuestras prioridades se han convertido en el cumplimiento de mediocres metas para no salir de nuestra zona de confort.
El miedo también nace del exceso de comparación con otros, nos comparamos con los demás, sin priorizar nuestros propios objetivos de vida, envidiando la vida, el auto, la casa, los hijos de los que me rodean. No somos capaces de dedicarnos a la capacitación para adquirir recursos reales para afrontar desafíos reales. El estrés y la falta de tiempo no van permitiendo que mejoremos nuestros conocimientos y bueno, ahí nos quedamos, como siempre y donde siempre.
Ni que decir de mi miedo a morir, en realidad no me doy cuenta de que vivo una muerte viviente cada día, me dedico a hacer y tener un quehacer lo cotidiano, he perdido mi poder de elección, pero eso sí, no pierdo de vista que mientras más lejos la muerte me encuentre me sentiré todavía seguro.
Estos son algunos puntos en los que el miedo nos recuerda dónde andamos, cómo sentimos y pensamos, pero creo que ahora estamos invitamos a dar una giro extraordinario en nuestras vidas que se han quedado varadas, llenas de interrogantes y de grandes expectativas. Sentir miedo solo nos paraliza, comprenderlo lo minimiza, mediante esa parte creativa que todos poseemos.
Algunas pautas que han sido escogidas del autor Neale Donald Walsh que te ayudarán en este tiempo para minimizar ese miedo, trabajar y llamarte a la reflexión:
- Recuerda que tú no eres tu cuerpo sino un alma que realiza con el cuerpo un viaje de gozo. Recuerda que, al ser Quien Eres, nada puede hacerte daño, y no necesitas nada para ser absolutamente feliz.
- Si quieres vivir cualquier cosa en tu propia vida, haz que otro la viva en la suya. Si quieres vivir el amor, haz que otro sea amado. Si quieres conocer la abundancia, haz que otro tenga abundancia. Si quieres conocer el éxito, haz que otro alcance el éxito. Si quieres conocer el poder, haz poderoso a otro.
- La felicidad no la encontrarás nunca en tu historia; sólo la encontrarás en tu decisión más nueva y más grandiosa acerca de ti mismo y de los demás. Esto puede significar tener que decirte a ti mismo, respecto de muchas cosas que han sucedido: Eso fue “entonces”; y esto es “ahora”.
- Celebrar o quejarse: ésta es la opción de cada momento. Si eliges lo primero en vez de lo segundo, tu vida podrá llenarse de sonrisas para siempre.
- Olvídate de cómo crees que “deben ser” las cosas. En el universo no existe el “debe ser”. El “deber ser” es una invención humana que no tiene nada que ver con la realidad última.
- Y escucha. Simplemente, escucha. Escuchar es un gran arte. ¿Sabes que puedes hacer felices a las personas con solo escucharlas? ¿Sabes que te puedes hacer feliz a ti mismo a base de escuchar a los demás? Escuchar es una de las maneras más ricas de hacer el amor.
Seamos pues, capaces de amar a lo grande, de reír a lo grande, de brindar a apoyo a lo grande, de ser genuinos a lo grande y sobre todo a ser seres espléndidos a lo grande.