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La cantautora Marisol Díaz evoca a su llajta natal y enseña a preparar un Lapping con su K’allu

La cuarentena “sin duda cambia nuestras vidas”, afirma la cantante y compositora Marisol Díaz, quien en esta entrega de La sazón de los famosos de la revista Mía, enseña a preparar un Lapping acompañado del infaltable y tradicional K’allu.

Los días de aislamiento de la artista transcurren en una crianza mutua —así la denomina ella— de tres generaciones de mujeres: ella, su hija Ana Díaz y su mamá Julia Vedia (89). “Como buenas cochabambinas pasamos el tiempo que se necesite para comer rico”, nos confiesa.

Cuando reflexiona sobre el aislamiento debido a la pandemia, Díaz considera que “tenemos mucho que aprender, no queda otra que asumirlo de la mejor manera posible. Los bolivianos tenemos experiencia con la adversidad y somos muy creativos”.

Y de hecho, creatividad le sobra, pues ha publicado en su canal de YouTube la serie documental llamada Mami JU, donde Ana (su hija cineasta) filma en 22 episodios a Marisol y Julia. Cuidados para la tercera edad en la cuarentena, enseñanzas de la abuela para curar la tos, música y hasta recetas de pan hacen de esta propuesta toda una joya creativa que, como la flor del cactus, nace en plena adversidad.

https://www.youtube.com/watch?v=oOYa6WJlpYM

Las memorias

Díaz cuenta que cuando era niña, su madre Julia fue nombrada verdulera durante algunos años en la cooperativa minera donde nació: Kami. “Seis de mis hermanos y yo, vivíamos en Quillacollo; mis padres llegaban todos los viernes, hacía sus compras y volvía lunes a nuestro pueblo”.

Para tener las mejores cebollas iban a Mallco Rancho. “Yo me colgaba de la pollera de mi madre cada vez que podía. La comadre Rosa no solo tenía cebolla, tenía todos los verdes posibles y algunos animales como garzas, cuyes, vaquitas con sus crías. A mi madre le interesaban las cebollas. Así, todo el fin de semana recorríamos el valle bajo visitando a las comadres: de cebolla, de zanahoria, de quesillo, de choclo, huevo, etc. Los mejores tratos se cerraban entre una comidita (Lapping entre ellos) y la chichita”.

El lunes por la mañana, “el camión se colocaba en la puerta de una chichería, al lado de un arroyo, debajo un sauce llorón, en Vinto. Primero, las cargas de ‘papa imilla’, luego cebolla, zanahoria, los plátanos que ya llegaban encajonados desde el Chapare. Varios turriles de pan fresco llegaban desde Arani, con un aroma a masa cocida en horno de barro; verduras y frutas de temporada”.

A las cinco de la tarde, recuerda, “el camión llenaba dos veces su capacidad y mis padres también… con la chichita que les invitaban las comadres y compadres de verduras, y partían rumbo a Kami, para volver el siguiente viernes. En época escolar los hijos no podíamos ir con ellos, pero en la vacación, viajar sobre todos esos aromas, con el cielo completamente estrellado, no tenía precio”.

“¿Qué tenía el Lapping que grabó en mi memoria todos esos momentos? Papas y choclo recién cosechados, un pedazo de carne bien condimentado y, lo más importante: el K’allu”.

Ingredientes (para 3 personas):

Preparación:

Cocinas las papas sin pelar.

En otra olla cocinas, si es choclo, con un poco de azúcar y anís.

Si son habas, con yerba buena.

La carne:

Trozas el medio kilo de Lapping en los tamaños que prefieras, no tan gruesas ni tan delgadas.

Licúas la papaya, el tomate, una cebolla pelada y cortada en seis pedazos, la hoja de laurel, los dientes de ajo, la pimienta negra, el achote y la mostaza.

Mezclas este licuado con la carne y agregas sal. Dejas reposar por 15 minutos.

Colocas aceite en la sartén y fríes.

El K’allu:

Picas la cebolla (corte juliana) lo más delgado posible y dejas remojando con medio limón, para que reducir lo amargo sin perder su sabor.

Pelas y picas dos tomates.

Deshojas y cortas la quirquiña.

Mezclas todo con el queso desmenuzado, sal y aceite.

“¿Se animan a hacer ese viaje conmigo?, no sin nostalgia, evoco para ello a mi valle querido”, invita tan dulce como su voz esta inspiradora artista llamada Marisol Díaz.