«Hoy, las más grandes persecuciones a la Iglesia no vienen de fuera, sino de los pecados que hay dentro de la propia Iglesia», afirmó Benedicto XVI. Añadió  que «es aterrador cómo sufre la Iglesia, por esos ataques y esos pecados», y sentencia: «El perdón no sustituye a la justicia».

El Papa ha lanzado su mensaje más duro y contundente contra la suciedad de la Iglesia y, de paso, ha condenado implícitamente a quienes acusan a los medios de amplificar el escándalo. El mensaje, lanzado por Ratzinger durante el vuelo que le ha llevado a Portugal, ha sorprendido por su claridad.

Benedicto XVI ha dicho que «el mal ataca también desde dentro» y ha hecho una relectura del Tercer Secreto de Fátima, según la cual, «además de la misión de sufrimiento del Papa», que en primera instancia se puede «relacionar con el atentado a Juan Pablo II (a manos de Alí Agca en 1981)», «lo importante es que el mensaje, la respuesta de Fátima, no se refiere a situaciones particulares, sino que es una respuesta fundamental; es decir: conversión permanente, penitencia, oración y las virtudes cardinales: fe, esperanza y caridad».

La novedad de ese mensaje, de esa profecía, ha afirmado Ratzinger, es que «no sólo de fuera vienen los ataques al Papa y a la Iglesia, sino que los sufrimientos de la Iglesia vienen justo del interior de la Iglesia, del pecado que existe en la Iglesia».

«Eso lo hemos visto siempre, pero ahora lo vemos de una manera realmente aterradora: la mayor persecución a la Iglesia no viene de los enemigos de fuera, sino que nace del pecado de la Iglesia.

Y la Iglesia tiene por tanto profunda necesidad de reaprender la penitencia, aceptar la purificación, aprender el perdón, pero también la necesidad de (ofrecer) justicia. El perdón no sustituye a la justicia».

«El mal», ha añadido, «ataca también desde dentro; pero siempre las fuerzas del bien están presentes, y finalmente el Señor es más fuerte que el mal, y la Virgen es para nosotros la garantía. La bondad de Dios es siempre la última respuesta de la historia».

Ocultamiento. El papa Benedicto XVI ha subrayado, además, que «las cuestiones éticas y espirituales no son del dominio privado», política que hasta ahora había llevado al Vaticano a tratar de lavar en casa sus trapos sucios y a ser acusado de ocultamiento.

Según el vaticanista Filippo di Giacomo, el mensaje «supone la condena más radical pronunciada nunca por el Papa sobre la línea de actuación de su antecesor, Karol Wojtyla (Juan Pablo II); se trata de un ejemplo de honestidad intelectual que incluye un agradecimiento implícito a los medios de comunicación que han informado sobre los abusos por ayudarle a determinar la verdad y a hacer limpieza en la curia, que achaca los ataques externos a la mentalidad del 68 y al relativismo moral».

A fines de marzo pasado, el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado de la Santa Sede y número dos del Vaticano, dijo que un «anticristianismo radical y demencial se está difundiendo por Europa de una forma rastrera».

Era el grito desesperado ante las informaciones de los escándalos de pederastia que la Iglesia ha ocultado en el pasado (Alemania, Austria, Estados Unidos) y que ahora revela la angustia de la Curia ante la crisis de credibilidad generada por la plaga de la pederastia.

El propio Joseph Ratzinger, en su alocución de domingo en abril, admitió que dirigía «una Iglesia herida y pecadora».

Algunos vaticanistas expertos, como Marco Politi, han dicho que Ratzinger sólo tiene una forma de recuperar credibilidad de la Iglesia y es: abrir de verdad los archivos de los abusos que la congregación guarda bajo llave y explicar a quiénes absolvieron y a cuáles condenaron.

Las tres revelaciones 

Se afirma que tres mensajes fueron entregados por la Virgen María a Lucía, la mayor del grupo de tres niños.  El primer secreto, mostraba una visión del infierno y el segundo hablaba de cómo reconvertir el mundo a la cristiandad. Las interpretaciones, en torno a estas revelaciones, son múltiples. 

El tercer secreto, que fue revelado por Juan Pablo II en el año 2000,  apuntaba, dijo el entonces Papa, al atentado contra su vida. Pero, dice Ratzinger hoy, se refiere al sufrimiento interno y la crisis que está enfrentando la Iglesia y que se relacionan con los casos de pederastia que la acosan.


Víctimas critican a Benedicto XVI

Un grupo estadounidense de apoyo a las víctimas de sacerdotes pedófilos indicó que las declaraciones del papa Benedicto XVI, sobre los abusos sexuales a menores en el seno de la Iglesia Católica, no tienen sentido y son un pobre sustituto de la acción.

Las palabras del Papa son «bastante sin sentido», dijo a la AFP Bárbara Blaine, fundadora y presidenta de la organización The Survivors Network of those Abused by Priests (SNAP). «No hay acción».
«Ninguna de las palabras que dijo hacen que los niños estén más seguros que antes de que hablara», añadió Blaine, actualmente de 53 años y abusada por un sacerdote cuando tenía 13.

«Antes de esto (el Papa) estaba señalando a la prensa, diciendo que es anticatólica. Dijo que las víctimas que hablaron estaban chismorreando», añadió. «Tal vez haya dejado de señalar con el dedo, pero no ha tomado ninguna acción que proteja a los niños».

Antes de aterrizar en Lisboa, primera etapa de un viaje de cuatro días que lo conducirá a Fátima y Oporto, el Papa aseguró ante los periodistas  que es «realmente terrible» el «sufrimiento» actual que padece la Iglesia por «sus propios pecados». Anunció claramente que la Iglesia no tolerará más ese fenómeno, el cual será castigado además por la justicia.

La organización SNAP quiere que el Vaticano dé pasos concretos para proteger a los niños de los curas pedófilos, lo que incluye despedir a los obispos que los protegen, entregar a los sacerdotes involucrados a las autoridades seculares y establecer un sitio en internet con una base de datos que contenga los nombres de los miembros del clero que cometieron abusos.