El caso de los supuestos espías arrestados el domingo en EEUU por trabajar para el Gobierno ruso ha llegado ayer a los tribunales y, para sorpresa de muchos, uno de los detenidos ha confesado ante la Fiscalía de Nueva York que mintió cuando negó cargos en su primera declaración y que, efectivamente, ha estado colaborando durante años con Moscú.

Se trata de Juan Lázaro, que además ha admitido que ése no es su nombre, sin desvelar cuál es, y que tampoco es uruguayo como dijo entonces.

El acusado, supuestamente casado con la también detenida Vicky Peláez, una periodista peruana que trabajaba para el diario La Prensa, fue capturado por el FBI el domingo pasado junto a otras nueve personas en una operación que se desarrolló en Nueva York, Boston y Arlington.

Otro sospechoso logró salir de EEUU y, aunque el martes fue arrestado en el aeropuerto de Chipre cuando intentaba volar a Budapest, un día después consiguió escapar tras pagar una fianza de 26.000 euros por su libertad condicional.

Ninguno de los detenidos ha sido acusado de espionaje. Se les han imputado cargos de «conspiración» y de actuar como agentes de un gobierno extranjero sin notificar su presencia a la justicia de EEUU, lo que está castigado con hasta cinco años de prisión. Algunos de ellos también están acusados de lavado de dinero, delito que puede acarrearles hasta 20 años de cárcel si son hallados culpables en el juicio.