Que la cohabitación entre el presidente salvadoreño, Mauricio Funes, y sus socios de la antigua guerrilla iba a ser complicada, estaba cantado desde su llegada al poder, el 1 de junio del 2009.

Lo que quizás no era tan previsible ha sido el rápido deterioro de las relaciones entre este periodista de 50 años, abanderado de una izquierda moderada y pragmática, y sus compañeros de viaje, la vieja guardia del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), alineados hoy con el proyecto bolivariano de Hugo Chávez.

Según documentos de la Embajada de EEUU en San Salvador a los que ha tenido acceso El País, el «divorcio» entre Funes y el sector que encabeza el vicepresidente, Salvador Sánchez Cerén, está sellado, y en malos términos.

El propio Presidente ha expresado preocupación por su integridad, y sus allegados están convencidos de que sus comunicaciones telefónicas están intervenidas «por elementos de la línea dura del Frente». Así se lo hace saber al encargado de negocios de la Embajada, el 21 de agosto del 2009, un colaborador de Funes, que llega a pedir incluso «la ayuda estadounidense en ambas áreas».

Controlado. La seguridad física del Palacio Presidencial es deficiente. Y poco pueden hacer ante el monitoreo de las llamadas: el FMLN controla el aparato de seguridad e inteligencia, en el que han perdido la confianza. El director de los servicios secretos (OIE), Eduardo Linares, calificado de «ortodoxo» de la antigua guerrilla, no sólo no envía informes reglamentarios, sino que oculta información esencial al mandatario, como la llegada secreta a San Salvador del canciller venezolano, Nicolás Maduro, en plena crisis por el golpe de Honduras, en julio del 2009.

«En los días que siguieron a la expulsión de (Manuel) Zelaya de Honduras, el ministro de Exteriores de Venezuela, Maduro, llegó a bordo de un avión de la República de Venezuela a San Salvador, se entrevistó con altos cargos de línea dura del FMLN y el OIE nunca informó de ello», relata el colaborador de Funes.

Un moderado de la ex guerrilla confía a la Embajada su certeza de que ese sector duro infiltró al destituido Zelaya en Honduras el 21 de septiembre del 2009, «sin el conocimiento de Funes y en desafío directo a sus esfuerzos por mantener el conflicto hondureño fuera de suelo salvadoreño».

La embajada estadounidense sigue de cerca los avatares del Gobierno salvadoreño, preocupada porque el duro pulso político acabe amenazando la frágil democracia del país, que puso fin en 1992 a una guerra civil de 12 años.

Más revelaciones

Explicación española
España explicó a diplomáticos de EEUU, preocupados ante la posibilidad de que Venezuela se fortaleciera militarmente, que los buques patrulleros que vendió al gobierno de Hugo Chávez el 2005 no tenían fines «ofensivos», según cables develados por WikiLeaks.

Relaciones dañadas

La filtración de cables diplomáticos obtenidos por WikiLeaks ha dañado las relaciones exteriores de EEUU, al cambiar la forma de actuar de individuos y gobiernos y aportar información a sus enemigos, reconocieron ayer el Pentágono y el Departamento de Estado.

Club de periodistas
Julian Assange se instaló para trabajar durante los pasados meses en un club de periodistas. Vaughan Smith, fundador del Frontline Club en el centro de Londres, confirmó que Assange residió los últimos meses en la capital británica.

El hombre tras el sitio de internet WikiLeaks

Desde hace casi cuatro años, WikiLeaks se ha convertido en un dolor de cabeza para gobiernos, empresas e individuos en varias partes del mundo. Pero también ha sido visto como adalid de la libertad de prensa por activistas y medios de comunicación.

De acuerdo al perfil difundido por BBC Mundo, el rostro visible del sitio especializado en la publicación de filtraciones es Julian Assange, un personaje tan controvertido como la página a la que dedica gran parte de su tiempo.

Él se autodefine como «editor en jefe» de WikiLeaks y es quien da la cara por el sitio en televisión Twitter y algunas conferencias alrededor del mundo. A Assange también le gusta cambiar de residencia constantemente.

Según la revista The New Yorker, el editor de WikiLeaks nació en 1971, en Australia, y entre los 11 y los 16 años vivió huyendo de su padrastro junto con su madre y su hermano. Asegura haber pasado por 37 escuelas y cuatro universidades durante su juventud.

Assange desarrolló un gusto especial por la computación y rápidamente se involucró en el mundo de los hackers. En 1991 se declaró culpable de los cargos por delitos informáticos y pagó una multa al quedar en libertad.

El 2006, comenzó a trabajar en el proyecto que más tarde llamaría WikiLeaks. El sitio se define como «un servicio público diseñado para proteger a denunciantes, periodistas y activistas que cuentan con información sensible que quieren comunicar al público».

Está compuesto por menos de 10 personas dedicadas al portal tiempo completo y por cientos de voluntarios en el mundo. La naturaleza de sus publicaciones, sobre todo las que se refieren a material de inteligencia militar, ha sido catalogada por las autoridades de EEUU como «una amenaza a la seguridad nacional».