El presidente chino, Hu Jintao, llegó ayer a Washington para una visita de Estado de un día y medio en la que abordará con su colega de EEUU, Barack Obama, asuntos como las relaciones comerciales y los derechos humanos en el gigante asiático.

Hu, acompañado de su esposa, Liu Yongqing, aterrizó en la base aérea de Andrews a las 16.00. Al pie de la escalerilla le esperaban el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, y la jefa de protocolo de la Casa Blanca, Capricia Marshall.

En una breve ceremonia, Hu y Biden escucharon los respectivos himnos nacionales antes de emprender trayecto hacia Washington, donde en la Casa Blanca Obama esperaba a su par chino para una cena a puerta cerrada.

Según apuntó el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, en esa cena, a la que además de los dos mandatarios sólo asistieron los respectivos ministros de Exteriores y los consejeros de Seguridad Nacional, además de los intérpretes necesarios, Obama comenzará «la conversación sobre los asuntos que vamos a abordar en el próximo par de días».

En esas conversaciones se abordarán, entre otros asuntos, la situación de los derechos humanos en China, después de que el pasado la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, reiterara el llamamiento estadounidense para la puesta en libertad del Nobel de la Paz, Liu Xiaobo, y el resto de presos políticos.

Obama también planteará a Hu, asuntos como la situación en la Península Coreana o la liberalización del tipo de cambio del yuan.

2 realidades diferentes se sientan cara a cara

El presidente chino Hu Jintao llegó ayer a Washington para una delicada visita de Estado, con una agenda cargada de diferencias en el plano económico, en derechos humanos y con temas geopolíticos pendientes. El presidente chino recibirá hoy  honores militares por todo lo alto, para luego mantener de nuevo una conversación con Obama en el Despacho Oval y asistir a una suntuosa cena de Estado, la tercera que Obama da a un mandatario extranjero en dos años de presidencia.

Obama sólo podrá exhibir durante las conversaciones una pobre recuperación económica, mientras que Hu llega aupado con un crecimiento imparable, que está extendiendo el poder chino por todo el mundo.