En una línea similar a la defendida por su hijo el domingo, Kadhafi cargó contra la comunidad internacional y las cadenas de televisión extranjeras que, en su opinión, distorsionan la realidad y «trabajan para el diablo». «Éste es nuestro país y el país de nuestros abuelos. No vamos a dejar que lo destruyan», ha clamado.

Kadhafi no había declarado desde el inicio de las protestas, hace una semana, al margen de su excéntrica y breve aparición la noche del lunes en la que negó los rumores sobre su supuesta huida a Venezuela. Frente a los escasos 20 segundos del lunes, ayer ha hablado ante las cámaras durante algo más de una hora.

En su discurso desde las ruinas del palacio destruido por los bombardeos de EEUU en 1986, el líder libio ha diferenciado la situación que vive su país con las revueltas de Túnez y Egipto que forzaron el cambio.

«Los jóvenes que protestan no son culpables», según Kadhafi, y su actitud es «normal» tras ver lo sucedido en otros países, aunque ha matizado que entres quienes se manifiestan hay personas «malas» que distribuyen «dinero y drogas» a los jóvenes.

«¿Conocéis a alguien decente que participe en esto? No los hay, es gente que se droga y se emborracha». Poco antes del discurso de Kadhafi, el Ministerio de Defensa libio ha emitido un comunicado en el que ha desacreditado a los manifestantes y ha atribuido la violencia a «delincuentes manipulados por fuerzas externas incluida la red terrorista Al Qaeda».

«Los libios son libres puesto que el poder está en manos del pueblo», según Kadhafi, para quien si hubiera una nueva República y una nueva Constitución no tendría «nada» en contra. «No soy presidente, soy líder de la revolución», ha continuado, para subrayar su nula disposición a seguir los pasos de Ben Ali y Mubarak.

El discurso se ha producido tras el segundo día consecutivo en que el régimen se ha empleado a fondo, con cazabombarderos y helicópteros, para reprimir a los manifestantes. De acuerdo con los datos hechos públicos por Human Rights Watch, desde el domingo han muerto 62 personas en Trípoli. «Los que se levanten en armas contra el país serán condenados a muerte», ha retado Kadhafi, quien ha negado que hasta el momento se haya empleado la violencia, pese a la operación aérea iniciada el lunes.

Las Cifras oficiales

Los actos de violencia a raíz de la revuelta popular contra el régimen libio dejaron 300 muertos —242 civiles y 58 militares—, según datos presentados anoche por Saif al Islam, hijo del líder libio Muamar Kadhafi.

Peligro de una crisis

La escalada del precio del petróleo a raíz de la revuelta en Libia, que está afectando ya a la producción de ese importante suministrador de hidrocarburos a Europa, ha agitado el fantasma de la crisis del 2008. Y ya ha afectado la cotización del euro.

Las tecnologías ante las protestas

Ya sea conectados a Twitter o grabando con celulares protestas a veces reprimidas a sangre y fuego, los manifestantes que expresan su cólera contra sus dirigentes en Medio Oriente utilizan tecnologías que contribuyen a desestabilizar gobiernos.

En los videos grabados donde suceden estas manifestaciones sin precedentes, de Túnez a El Cairo pasando por Bahréin y Libia, las imágenes suelen mostrar a hombres, en su mayoría jóvenes, blandiendo su teléfono portátil con cámara integrada.

Las imágenes, generalmente temblorosas, enfocan a veces manifestaciones pacíficas, a veces escenas de violencia, y son subidas a Facebook, Twitter, Flickr o YouTube. De allí las toman las cadenas de televisión, como Al Jazeera o CNN, que las recuperan y difunden.

YouTube ha exhibido entre otros, en su sitio CitizenTube, videos tomados en Libia por un usuario que utiliza el seudónimo «enoughgaddafi» («Ya basta con Kadhafi», en inglés). En Bahréin y en Libia, las crudas imágenes de las fuerzas del orden reprimiendo a manifestantes le valieron a las autoridades de esos dos países la condena internacional.

Micah Sifry, cofundador del sitio techPresident, un blog dedicado a la política y la tecnología, dijo en una nota que en Medio Oriente la penetración de los celulares es mucho más importante que la de internet.

«El mayor factor en los eventos en curso parece ser el naciente poder de una generación que no sólo es joven sino que además vive en ciudades y que dispone de teléfonos celulares», dijo Sifry. «¿Será que asistimos a la llegada a la madurez política de la generación SMS?», agregó.

De manera más general, es difícil decir en qué medida las redes sociales y los celulares han contribuido al derrocamiento en Túnez y Egipto.