Los habitantes de Tokio se preparan para posibles cortes del suministro eléctrico mientras acogen con «cierta confusión» los problemas de la planta nuclear de Fukushima, distante 270 km.

Tras un domingo semidesierto, la capital japonesa recobró ayer un movimiento en aceras y carreteras, pese a que muchos estantes de las tiendas que atienden 24 horas seguían vacíos.

Sus dependientes confiaban ayer en que pudieran llegar los camiones con provisiones, ya que el único corte de autopistas y trenes hacia Tokio es en sentido norte, donde se produjo el devastador terremoto del viernes, estando transitable la vía hacia el sur.

Ejecutivos que debían trabajar  durante la jornada festiva de ayer (Fiesta de la Primavera) y compradores copaban los alrededores de la principal estación de trenes de Tokio, Shimbashi, donde los ciudadanos observaban las últimas noticias en las pantallas.

«La gente sigue preocupada», dijo a EFE Shoko Tashero, una joven de 28 años que dedicó la jornada a ir de compras en el exclusivo barrio de Ginza.

En cambio, Yusuke Tanoue, quien salía de trabajar, criticó que el Gobierno haya transmitido informaciones contradictorias, como cuando dijo que no había riesgo de que se produzca una explosión en la planta de Fukushima, y que finalmente se produjo junto con otras complicaciones.