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Ciudades en Japón prohíben que se dé agua de grifo a bebés

Doce días después del terremoto y el tsunami en el noreste del país, que causaron más de 25.000 muertos y desaparecidos —de ellos, 9.487 fallecimientos confirmados— las autoridades niponas siguen sin descartar la amenaza nuclear.

Una nueva humareda negra inquietante se elevaba ayer por la tarde del edificio que alberga el reactor 3, lo que obligó a evacuar a parte del personal, anunció el operador de la central, Tokyo Electric Power (Tepco).

Estos nuevos escapes, mostrados por la televisión nacional, acentuaron los temores de contaminación de la cadena alimentaria. La ciudad de Tokio indicó haber descubierto en su red de agua municipal niveles de yodo radiactivo dos veces superior a los límites autorizados para los bebés.

El agua embotellada desapareció rápidamente en Tokio, pese a que el Gobierno había pedido evitar las compras motivadas por el pánico, según la agencia de noticias Kyodo.

Un segunda ciudad, Hitachiota, en la prefectura de Ibaraki, al norte de la capital, también desaconsejó el uso de agua corriente para los bebés.

El Gobierno, por su lado, prohibió el miércoles la comercialización de productos frescos susceptibles de ser contaminados por radiaciones.

En la prefectura de Fukushima, donde se halla la central, un nivel anormal de radiactividad fue detectado en leche cruda y en 11 tipos de verduras. Constataciones similares se hicieron en tres prefecturas vecinas.

Decisión. El primer ministro japonés, Naoto Kan, ordenó ayer la prohibición del consumo y venta de productos procedentes de estas zonas, especialmente espinacas, brócoli, repollo y coliflor. «Incluso si estos alimentos son consumidos de forma puntual, no hay riesgo para la salud», aseguró no obstante el portavoz del gobierno, Yukio Edano. «Desgraciadamente, esta situación puede alargarse, es por ello que pedimos su prohibición desde ahora», explicó.

Los análisis de los productos alimentarios van a ser extendidos a otras seis prefecturas en torno a Fukushima, algunas de las cuales están a las puertas de la megalópolis de Tokio y sus 35 millones de habitantes.

El martes, el Ministerio de Salud intensificó sus controles de peces y moluscos capturados en las costas, tras detectarse radiactividad en el agua de mar cerca de la central.

El Gobierno había declarado una zona de exclusión de 20 kilómetros alrededor de la central, evacuando a los habitantes, y pidió a los que se encontraban entre 20-30 kilómetros que permanecieran en sus casas.

Pero el portavoz gubernamental Yukio Edano estimó que los habitantes de fuera de la zona de 30 km podrían verse expuestos a una radiación de 100 milisieverts o más, la dosis anual asociada a un riesgo de cáncer, por lo que recomendó a los que se encuentren detrás de la central que cierren sus ventanas y no salgan de sus viviendas en la medida de lo posible.

La angustia entre los consumidores japoneses, muy exigentes con la seguridad alimentaria, se propagó al extranjero. Muchos países decidieron reforzar sus controles o bloquear lisa y llanamente las importaciones de productos alimenticios nipones.

En el noreste del país, los socorristas empezaban la dura labor de enterrar a centenares de cadáveres tras ser identificados por las familias.

En EEUU ya no quieren plantas
La mitad de los estadounidenses no está de acuerdo con que se construyan nuevas plantas nucleares en su país, el índice de desaprobación más alto desde 1986, cuando se produjo la catástrofe en Chernobil.

Así lo indica una encuesta de la cadena CBS que ayer recogieron medios locales, y que mide la reacción de los estadounidenses al desastre nuclear provocado en la central japonesa de Fukushima. EFE

Varios países suspenden importación de alimentos

AFP – EEUU prohibió la entrada en su territorio de leche, productos lácteos, verduras frescas y frutas procedentes de cuatro prefecturas de Japón, entre ellas la de Fukushima, donde ocurrió el accidente nuclear tras el terremoto y tsunami.

Paralelamente en Europa, Francia pidió a la Comisión Europea que imponga en las fronteras de la Unión un «control sistemático» a las importaciones de productos frescos japoneses.

Hong Kong también impuso ayer restricciones a las importaciones niponas.

En otros lugares del continente asiático, los consumidores empiezan a evitar los productos alimenticios del archipiélago y frecuentan cada vez menos los restaurantes japoneses de varias ciudades de la región, de Seúl a Manila, pasando por Hong Kong.