El ex presidente de EEUU Jimmy Carter concluyó ayer una jugosa visita de tres días a La Habana con resultados redondos.

Logró reunirse con la plana mayor del país, empezando por Raúl y Fidel Castro para tender puentes entre ambas naciones; recibió información de primera mano sobre el proceso de reformas económicas que acomete el régimen, que ayer mismo anunció la concesión de créditos y préstamos para desarrollar la iniciativa privada en la isla, y se entrevistó con una veintena de disidentes y ex presos políticos, en respaldo al movimiento de derechos humanos.

Además visitó en la cárcel al contratista estadounidense Alan Gross, a quien allanó el camino para salir del país, y condenó de forma enérgica el embargo de EEUU, algo que siempre suena bien en La Habana, haciendo una apuesta firme por la normalización de las relaciones bilaterales. Más no se puede. Carter mostró nuevamente su carácter de hábil negociador y hombre de diálogo.