Un juez neoyorquino le concedió este jueves la libertad bajo fianza después de imponerle unas condiciones durísimas: un millón de dólares en efectivo de fianza y un depósito bancario de cinco millones; la obligatoriedad de vivir, 24 horas al día y los siete días de la semana, con un brazalete electrónico y bajo la vigilancia permanente de un guardia armado que, además, pagará el propio Strauss-Kahn de su bolsillo.

De hecho, tras la vista, DSK volvió a la cárcel a pasar su última noche en prisión a fin de dar tiempo a los abogados y al fiscal para preparar todas las condiciones aceptadas.

Así, los abogados del ya ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) convencieron al juez de que el hasta el domingo candidato preferido de los franceses para sustituir a Sarkozy el 2012 no huirá de Nueva York. Para eso presentaron, entre otras cosas, el contrato de alquiler de un piso que la esposa de DSK, Ana Sinclair, la multimillonaria y conocida periodista francesa, ha firmado ya en Manhattan.

El fiscal no estuvo de acuerdo y describió a DSK —presente en la sala, vestido con una camisa celeste y un traje verde oliva, ojeroso y cansado— como una persona de «conducta compulsiva». Su mujer y una de sus hijas, que vive en Nueva York, estuvieron en la sala.

Es, por tanto, una pequeña victoria para los prestigiosos abogados que defienden al ex director del FMI y que se enfrentan, a partir de ahora, a una verdadera batalla judicial que ya ha comenzado: ayer, un jurado popular compuesto por 20 personas de Nueva York elegidas al azar decidió que las pruebas aportadas por la Fiscalía son suficientes como para inculpar a DSK de intento de violación a una camarera en una suite del Sofitel, en Nueva York.

El miércoles, este mismo jurado escuchó el testimonio de la limpiadora, que, según su abogado, Jeffrey Saphiro, insiste en que en ningún momento hubo relación sexual consentida y sí un intento de violación por parte de Strauss-Kahn que ella resistió.

Según la prensa estadounidense, hay otros elementos acusadores: las pruebas de ADN han revelado, al parecer, rastros de arañazos en la espalda de DSK, lo que llevaría a pensar en una pelea.

La Policía también analiza un trozo de la alfombra de la habitación en la que la camarera, según su testimonio, escupió después de que DSK la obligara a realizarle una felación. DSK, en la carta que remitió el ayer por la mañana al FMI anunciando su dimisión, niega las acusaciones y asegura que está dispuesto a emplear su energía y su tiempo en probar su inocencia.

El FMI busca al próximo director 

El FMI inició ayer una reunión para iniciar el proceso de selección de un nuevo director, luego de que Dominique Strauss-Kahn dimitiera tras ser acusado de intento de violación. «El decano del consejo de administración del Fondo inició los contactos con sus colegas en el proceso de selección del director general», dijo el portavoz del Fondo William Murray. El decano del consejo de 24 miembros es el egipcio Abdel Shakour Shaalan. Aunque tradicionalmente el director del FMI es un europeo, los países emergentes, a la cabeza de China, piden un cambio.

De las altas finanzas a la libertad bajo fianza

El ex director general del FMI Dominique Strauss-Kahn, de 62 años, formalmente inculpado ayer en Nueva York de agresión sexual e intento de violación, es un economista brillante que hasta ahora era visto como el principal rival socialista del presidente Nicolas Sarkozy con miras a las elecciones presidenciales francesas del 2012.

En estos últimos días ha emergido una imagen muy distinta: esposado, mal afeitado y despeinado, esperando ante las cámaras de todo el mundo en el banquillo de los acusados al lado de delincuentes comunes.

Su arresto en EEUU suena como un trueno en Francia, a unas semanas de la presentación de candidaturas para las primarias socialistas y cuando la intención de Strauss-Kahn, que encabezaba las encuestas, de presentarse en las presidenciales ya no planteaba dudas.

Considerado como una de las más eminentes figuras políticas europeas en materia de economía, Strauss-Kahn asumió la dirección general del Fondo Monetario Internacional (FMI) en septiembre del 2007.

Convertido en uno de los poderosos del mundo se halló en primera línea en medio de la crisis económica mundial. Su aliado más valioso es su esposa, Anne Sinclair, con quien se casó en terceras nupcias en 1991.