Al menos 924 personas fueron arrestadas ayer durante una protesta antigubernamental en Kuala Lumpur, donde la Policía golpeó con porras y disparó gases lacrimógenos, y cañones de agua para dispersar a más de 20.000 manifestantes. Miles de seguidores del colectivo Bersih («libertad» en malayo), conformado por más de 60 ONG, consiguieron concentrarse en el estadio

Merdeka para pedir una reforma electoral, que incluya el uso de tinta indeleble, un mínimo de 21 días de campaña y el libre acceso de los partidos a los medios de comunicación, en desafío a la prohibición de las autoridades.  El líder de la oposición, Anwar Ibrahim, que secundó la protesta, tuvo que retirarse con heridas leves por un proyectil de gas lacrimógeno, mientras que los dirigentes de Bersih y otros representantes políticos fueron arrestados por apoyar la marcha, informó la prensa local. La Policía intervino para evitar una escaramuza entre los seguidores de este movimiento y miembros de Patriot, un grupo que convocó una contramanifestación también declarada ilegal por las autoridades.

«No hay razón alguna para prohibir la manifestación, no somos un grupo violento en absoluto», afirmó Andrew Khoo, miembro del comité de Bersih. Khoo esperaba una afluencia de 100.000 personas, pero la Policía acordonó la ciudad y detuvo a todo el que llevara una camiseta amarilla, el color distintivo de Bersih, o considerado sospechoso. En Malasia, las manifestaciones son ilegales si no cuentan con un permiso explícito de las autoridades, lo que raramente ocurre, sobre todo si la protesta es contra el Gobierno.