Las autoridades de Santiago de Chile decretaron desde ayer la séptima preemergencia ambiental del año, que supone la salida de circulación de unos 200.000 motorizados, ante el incremento de la polución en la ciudad, una de las más contaminadas del mundo.

Según informó la Intendencia de Santiago, la medida incluye, además, el cese de sus funciones de 841 fuentes fijas industriales y la prohibición de encender todo tipo de calefactores a leña o biomasa, reporta la agencia EFE.

La capital chilena, que cuenta con unos 6,2 millones de habitantes, está considerada como la segunda urbe más contaminada de América Latina después de Ciudad de México y registra constantes episodios de alerta ambiental desde hace más de 20 años.

La contaminación se acentúa en invierno debido a la ausencia de vientos y al fenómeno de inversión térmica (temperaturas más bajas en las capas inferiores de la atmósfera), y mantiene a la ciudad, situada en un valle y flanqueada por la Cordillera de los Andes, bajo una espesa capa de polución.

El anuncio fue realizado luego de que estaciones de monitoreo presentaron niveles de polución ambiental en el rango entre 300 y 500 microgramos de partículas nocivas por m3, altamente dañinos para la salud, según una nota de la Intendencia de Santiago que registra la AFP.