Un jurista educado en Harvard, Lobsang Sangay, tomó ayer de manos del Dalai Lama las riendas del poder político en el Gobierno tibetano en el exilio, en una ceremonia en la que prometió negociar con el régimen de China una mayor autonomía para Tíbet.

Sangay, de 43 años, juró a su nuevo cargo como primer ministro («kalon tripa») del Gobierno en el exilio en la localidad norteña de India de Dharamsala, en la que se refugió el Dalai Lama tras el fracaso de la revuelta tibetana contra China del año 1959.

«Guiado por la sabiduría de nuestros ancestros, me dispongo a continuar con la política de la ‘vía media’, que busca una autonomía genuina para Tíbet dentro de China», proclamó Sangay en su discurso.