El primer ministro ruso, Vladímir Putin, protagonizó hoy otra de sus tradicionales aventuras submarinas a lo desconocido, en esta ocasión a un yacimiento arqueológico en el mar Negro, conocido como la «Atlántida rusa».

 Putin, que en los últimos años ya ha ejercido de ballenero, cazador, piloto de avión y de fórmula uno, bombero y motero, se puso el traje de buceador y se sumergió en las aguas frente a la península de Crimea para ver la antigua ciudad griega de Fanagoria, informa EFE.

«El jefe de la expedición arqueológica ha explicado que (las ánforas) datan del siglo VI d.C.. En aquella época, cuando se descargaban los barcos en el puerto, las ánforas se rompían a menudo y se lanzaban al mar», explicó Putin a los periodistas, vestido aún con su combinación de buceo, según France Press.

 «La humanidad estará interesada en conocer que contamos con éstas riquezas. Creo que vendrá gente de todo el mundo», dijo Putin tras regresar a la superficie en lo que dijo que había sido la tercer sumersión de su vida, según las agencias rusas.

 Como si se tratara de Indiana Jones, Putin regresó a la superficie con dos vasijas, que supuestamente encontró casualmente a unos dos metros de profundidad en el yacimiento, cuyos trabajos de restauración están financiados por Sociedad Geográfica Rusa.

 «¡Tesoro! El jefe de la expedición dice que son del siglo VI después de Cristo», dijo el dirigente ruso sonriente con las dos piezas mohosas en la mano dirigiéndose a los numerosos periodistas congregados en la orilla.

 Además, abogó por construir un museo para conservar los restos arqueológicos y promover el turismo, una de las prioridades del Gobierno ruso.

 Fanagoria, la colonia griega más grande de la zona y que fue fundada en el 2.500 antes de Cristo, fue descubierta en el siglo XVIII, cuando los exploradores hallaron columnas con referencias a la diosa Afrodita.