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Las medidas en Brasil no cesan las protestas

Saqueos, incendios y choques con la Policía marcaron ayer el final de una masiva marcha hacia el estadio de Belo Horizonte donde se disputaba la semifinal Brasil-Uruguay por la Copa Confederaciones, mientras aumentan las medidas para combatir la corrupción a pedido de los manifestantes.

Los manifestantes, que reivindican penas más duras para los políticos corruptos —entre muchas otras cosas— obtuvieron dos nuevas victorias: el Senado aprobó un proyecto de ley para endurecer las penas contra la corrupción y la Corte Suprema dictó prisión por primera vez para un legislador en funciones condenado por desvío de fondos públicos.

En Brasilia, la presidenta Dilma Rousseff recibió a los principales sindicatos, que convocaron a un “día de lucha” para el 11 de julio, sumándose a las manifestaciones desatadas desde hace dos semanas.

Unos 40.000 manifestantes marcharon pacíficamente hasta el estadio Mineirao de Belo Horizonte, pero un pequeño grupo intentó derribar barreras metálicas en uno de los accesos y fue dispersado con gases lacrimógenos, dijo a la AFP una portavoz policial.

También “destruyeron dos concesionarias de automóviles y prendieron fuego” a basura y a un coche, añadió la portavoz. Hubo detenidos por agresión o por llevar “material de depredación: máscaras antigases, palos, piedras y cuchillos”. Antes bloquearon cinco rutas e incendiaron un bus en la tercera metrópoli de Brasil.