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Matthei, otra hija de un exgeneral que peleará la presidencia de Chile

Al igual que su contendora Michelle Bachelet, la exministra de Trabajo Evelyn Matthei, quien será designada como candidata única del oficialismo chileno para competir por la presidencia, es hija de un exgeneral de la Fuerza Aérea de Chile.

Parecen tener historias paralelas, pero el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 separó el rumbo en la vida de las dos mujeres que se disputarán el poder el próximo 17 de noviembre.

Mientras Bachelet padeció la detención y muerte de su padre, Alberto Bachelet, y debió partir al exilio, el padre de Evelyn, Fernando Matthei, formó parte de la junta militar de la dictadura de Augusto Pinochet.

«Vivieron vidas paralelas, determinadas por las decisiones que tomaron sus padres», afirma a la AFP el analista Cristóbal Bellolio.

La lealtad de su padre al derrocado Salvador Allende marcó el devenir de Bachelet, mientras que Matthei «se crió en el círculo íntimo de poder del régimen» de Pinochet, agrega Bellolio.

A 40 años del inicio de la dictadura ambas se enfrentarán en una «contienda histórica», según el analista: por primera vez, dos mujeres pelearán por la presidencia de Chile.

De 59 años, casada y con tres hijos, Matthei es economista, «no tan dogmática» como sus colegas de la ultraconservadora Unión Democrática Independiente (UDI), dice Bellolio.

Su nombre como candidata de la derecha surgió, primero, tras el retiro en abril del exministro Laurence Golborne -por un escándalo financiero- y la posterior renuncia de su reemplazante, Pablo Longueira, por depresión, luego de haber obtenido la candidatura única del sector en primarias.

Al igual que Bachelet, Matthei tampoco buscó la candidatura: «Yo no tenía deseos de ser candidata y fui la primera que propuso a Golborne. Yo quería ya tener una vida un poco más tranquila y dedicarme a la educación», dijo en una reciente entrevista a radio Cooperativa.

La reconciliación con Piñera

Evelyn Matthei inició su militancia política en Renovación Nacional, donde formaba parte de un grupo conocido como «Patrulla juvenil», integrado también por el actual presidente Sebastián Piñera, y el candidato derrotado en primarias, Andrés Allamand.

Los tres eran la joven promesa de renovación de la derecha chilena postdictadura, pero todo se truncó por un escándalo de escuchas telefónica en 1992 que implicó directamente a Matthei y a Piñera, en momentos en que ambos buscaban ser proclamados como candidatos presidenciales.

En medio de un programa en vivo de televisión fue exhibida una grabación en que Piñera pedía dejar como una «cabra chica (niña) despistada» a Matthei cuando fuese entrevistada. Tiempo después se supo que se trataba de una interceptación telefónica ilegal realizada por las Fuerzas Armadas.

Tras el escándalo, las aspiraciones de ambos quedaron sepultadas. Matthei renunció a RN y se inscribió en la UDI. El episodio la distanció de Piñera por más de 20 años, hasta que, convertido en mandatario (a partir de 2010), él decide incluirla en su gabinete. Desde el ministerio, tal como en el caso de Bachelet, su popularidad despega.

Tras la renuncia de Longueira, Piñera hizo públicamente una última señal de reconciliación al expresar de inmediato su respaldo a Matthei como candidata presidencial.

Una ministra lenguaraz

Matthei fue diputada por Santiago y el vecino puerto de San Antonio. Luego fue elegida senadora en la norteña ciudad de Coquimbo, desde donde saltó al ministerio del Trabajo, un cargo en el que destacó por sus mediáticas fiscalizaciones en favor de los trabajadores, pero también por su carácter fuerte y sus enfrentamientos a groserías con parlamentarios.

Tras una de sus salidas de tono, la senadora socialista Isabel Allende dijo que Matthei no reunía «las condiciones psicológicas» para ser ministra.

«Es buenamoza y simpática (…), un poquito mal hablada, pero esto también se puede mejorar», resaltó el senador y presidente de RN, Carlos Larraín.

Según el analista de la Universidad de Santiago, Bernardo Navarrete, uno de los puntos que más va a calar en su campaña es su historial de improperios. «Uno de sus desafíos» es revertir esta imagen, dice.

«Voy a procurar portarme como una dama», prometió la candidata.