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Papa urge a jóvenes agitar la Iglesia y sacarla a la calle

El papa Francisco urgió el jueves a miles de sus compatriotas argentinos a hacer «lío» para sacar a la Iglesia a las calles en un continente donde el catolicismo pierde terreno.

«¿Qué es lo que espero como consecuencia de la Jornada de la Juventud?. Espero lío, que acá adentro va a haber lio, va a haber; que acá en Rio va a haber lío, va a haber, pero quiero lío en la diócesis», exclamó el papa ante miles de peregrinos argentinos eufóricos, que lo recibieron al grito de «íEsta es la juventud del papa!», en la catedral de Rio de Janeiro, construida en forma de cono.

Francisco, el primer papa latinoamericano de la historia, llegó el lunes a Brasil, el país con más católicos del mundo (64,6%), ubicado en un continente donde la Iglesia católica pierde terreno desde hace tres décadas frente al avance de los evangélicos y el laicismo.

«Quiero que se salga afuera, quiero que la iglesia salga a la calle», dijo el papa, agitando los brazos con entusiasmo y alentando a los jóvenes a movilizarse y mostrarse para que la Iglesia se acerque a la mayor cantidad de gente posible.   «Las parroquias, las instituciones, son para salir, si no salen se convierten en una ONG, y la iglesia no puede ser una ONG» exclamó, antes de ser aplaudido por la multitud, que agitaba banderas argentinas.

El papa admitió haber pedido «un lugarcito», para reunirse con sus compatriotas, muchos de los cuales, pese la lluvia y el frío repentino que llegó a la ciudad, pasaron la noche fuera de la catedral para poder asistir al encuentro, que fue agregado esta semana a la agenda oficial a pedido de Francisco.

«No se dejen excluir» «Esta civilización mundial se pasó de rosca porque es tanto el culto que le han hecho al dios dinero que estamos presenciando una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida», expresó el papa refiriéndose tanto a los jóvenes, que no consiguen trabajo, como a los ancianos, que no son cuidados como deberían, según expresó.   «No se metan con los viejos, déjenlos hablar, escúchenlos (…) sepan que en este momento ustedes, los jóvenes, y los ancianos, están condenados al mismo destino: la exclusión», dijo el pontífice, quien se encuentra en Rio presidiendo la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), en la cual participan cientos de miles de fieles.

El papa, hijo de inmigrantes italianos, ha insistido desde su elección en marzo en la necesidad de acercar la Iglesia al pueblo y a los más desposeídos, por lo que en su primer viaje internacional no ha parado de buscar ese acercamiento a través de acciones simbólicas: se pasea en un papamóvil abierto, pidió dormir en una habitación sencilla, se reunió con exadictos al crack y visitó una favela.

«Nos dejó una enseñanza muy linda: que salgamos a hacer lío, que escuchemos a los ancianos y que nos unamos», dijo a la AFP, el argentino Maximiliano Silva (23) al salir de la catedral, emocionado porque el papa «habló como uno más de nosotros».

«El papa nos está dando un empuje a salir de un poco más, llevar este Jesús a los jóvenes, a los ancianos, que la iglesia salga a evangelizar», explicó la argentina Luciana Siroski (35).

Al culminar el encuentro y ya fuera de la catedral, en el centro de Rio, Siroski reflexionaba con sus amigas sobre por qué el papa insiste en que recen por él: «muchas veces los sacerdotes están muy solos y precisan que recen por ellos».