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Seis muertos deja combate en frontera Ecuador-Colombia y motiva duro reclamo de Quito

Un soldado ecuatoriano y cinco miembros de una fuerza ilegal de Colombia murieron el jueves durante un enfrentamiento en la frontera, lo que motivó un fuerte llamado del gobierno a Bogotá para que refuerce el control militar.

El enfrentamiento, uno de los más letales que ha involucrado al Ejército ecuatoriano en los últimos años y que dejó además un militar herido y dos ilegales capturados, se produjo en el caserío de Puerto Mestanza, en la provincia de Sucumbíos (noreste), limítrofe con el departamento colombiano de Putumayo, según las autoridades.

En la zona operan la guerrilla comunista de las FARC -comprometida en un proceso de paz con el gobierno colombiano- y bandas armadas que surgieron tras la desmovilización de paramilitares de extrema derecha, además de contrabandistas de drogas, combustibles y armas.

Debemos «insistir a las autoridades del gobierno de Colombia para que refuercen su presencia en la frontera. Sabemos que lo han estado haciendo pero también estos hechos indican que son insuficientes» sus esfuerzos, declaró el canciller Ricardo Patiño en conferencia de prensa junto a la ministra de Defensa, María Fernanda Espinosa, y mandos castrenses.

El combate se desató después de que militares ecuatorianos que patrullaban la zona detectaron el miércoles un grupo armado y lo cercaron para forzar su rendición, según Leonardo Barreiro, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.

Sin embargo, la madrugada de este jueves el comando abrió fuego contra las tropas ecuatorianas, que repelieron el ataque. En su fuga el grupo mató al teniente Diego Maldonado, de 28 años, e hirió al soldado Raúl Montachana, mientras cinco «miembros del grupo irregular resultaron muertos», relató el oficial.

«Se les pidió que se entreguen; respondieron con fuego» a lo que reaccionaron los militares. «Sin embargo, del otro lado de la frontera, en Colombia, había ilegales que comenzaron a disparar», explicó el oficial.

El enfrentamiento se prolongó por varias horas hasta que entró «Colombia con personal militar» a asegurar su territorio, agregó Barreiro.

Las Fuerzas Armadas de Ecuador, que operan con un contingente de 8.000 hombres a lo largo de 700 km de frontera con Colombia, compuesta en su mayoría por zona selvática y fluvial, reforzaron los controles después de la muerte del teniente Maldonado.

El gobierno ecuatoriano manifestó su «indignación y consternación» por el hecho, exigió a Colombia que refuerce la vigilancia militar y lanzó una advertencia a los grupos colombianos que operan en la zona.

«Seremos implacables en la defensa de nuestro territorio, y en la defensa de nuestros soldados (…) No sabemos cuál es el grupo que ha entrado en esta ocasión, no nos importa cuál sea, seremos absolutamente implacables para defender nuestra soberanía», afirmó Patiño.

«Un soldado muerto, un soldado herido, para nosotros es un hecho gravísimo, lamentable, que lo sentimos todos los ecuatorianos», enfatizó.

En la conferencia de prensa, la ministra Espinosa dijo que habló con su colega colombiano, Juan Carlos Pinzón, para reiterarle el pedido de que se incremente el control militar, «de forma visible», en la frontera.

Ecuador, que por años mantuvo discrepancias con Colombia por la fumigación de cultivos de coca en la frontera que, según autoridades, afectó la salud de los campesinos y los plantíos legales, reforzó sensiblemente la vigilancia militar después de marzo de 2008, a raíz de una incursión militar colombiana en su territorio.

En esa acción fue muerto el líder de las FARC Raúl Reyes y otras 15 personas, incluido un ecuatoriano, lo que motivó una grave crisis regional que estuvo a punto de llevar a la guerra a Ecuador, Venezuela y Colombia.

Caracas y Quito rompieron temporalmente relaciones diplomáticas con Bogotá.

El gobierno de Rafael Correa, que en su momento amenazó con responder militarmente a cualquier nueva incursión en territorio ecuatoriano, mantiene una relación cordial con su colega colombiano Juan Manuel Santos, tras años de tensiones con el gobierno del expresidente Alvaro Uribe, crítico del proceso de paz con las FARC.