Ejército egipcio aplasta protesta islamista con un baño de sangre
Gobierno. Declaró estado de emergencia tras la muerte de al menos 278 personas
El Gobierno egipcio declaró ayer estado de emergencia durante un mes tras el violento desalojo policial de los partidarios del derrocado presidente Mohamed Mursi en El Cairo, así como los disturbios que se propagaron a todo el país, que dejaron al menos 278 muertos, entre ellos 43 policías.
El balance de víctimas es probablemente superior. Un periodista de la AFP contó 124 cadáveres únicamente en la plaza Rabaa al Adawiya, cuartel general de los partidarios de Mursi en El Cairo, donde el Ministerio de Salud afirmaba que hubo 61 muertos.
El Gobierno egipcio decretó el estado de emergencia nacional por un mes y un toque de queda regional desde las 19.00 hasta las 06.00 en El Cairo y otras 11 provincias. Una hora después de la entrada en vigencia de ese toque de queda, responsables de la seguridad indicaron a la AFP que el país estaba de nuevo en calma.
Una calma que podría no obstante solo ser temporal, ya que la tensión sigue siendo muy fuerte en todo el país. El primer ministro nombrado por los militares, Hazem Beblawi, destacó la “gran moderación” de la Policía.
Los Hermanos Musulmanes, el partido de Mursi, llamaron a una movilización general para “detener la masacre”, mientras que las fuerzas del orden advertían que no aceptarían ninguna otra ocupación, tras haber tomado el control de dos plazas de El Cairo en poder de los partidarios de Mursi. “Esto no es un intento de dispersión, sino una sangrienta tentativa de aplastar todas las voces de oposición al golpe militar” que derrocó a Mursi, dijo el portavoz de la cofradía, Gehad al Haddad.
El baño de sangre provocó una crisis gubernamental y dividió a los amplios sectores civiles y religiosos que apoyaron el golpe contra Mursi. El vicepresidente Mohamed ElBaradei presentó su renuncia en una carta dirigida al presidente interino, Adly Mansur.
Las autoridades habían prometido un desalojo “gradual” de las plazas cairotas de Rabaa al Adawiya y Al Nahda, ocupadas desde hace un mes y medio por miles de partidarios de Mursi, primer presidente elegido democráticamente en la historia del país y derrocado el 3 de julio por los militares.
Represión. Pero las tropas policiales y militares rodearon por sorpresa al amanecer los dos parques y empezaron a avanzar con topadoras y disparando gases lacrimógenos contra las tiendas de campaña, que albergaban a numerosas mujeres y niños.
El Gobierno anunció que el desalojo de Al Nahda concluyó por la mañana. En Rabaa, la Policía garantizó la salida de cientos de manifestantes que querían evacuar el lugar. Pero un grupo de irreductibles se atrincheró y siguió enfrentando a las fuerzas de seguridad.
El Ministerio de Salud indicó por la tarde que en la operación murieron 149 personas, aunque sólo en la morgue improvisada junto a la plaza Rabaa un periodista de la AFP contabilizó unas horas antes 124 cadáveres.
En ese hospital de campaña, los médicos se veían desbordados y abandonaban los casos más desesperados para ocuparse de los heridos con más posibilidades de sobrevivir. Los Hermanos Musulmanes afirman que la represión dejó 2.200 muertos y más de 10.000 heridos. Otras regiones fueron escenario de incidentes, con enfrentamientos en Alejandría (norte) y el incendio de tres iglesias cristianas coptas en el centro del país.
El estado de emergencia fue casi permanente durante las tres décadas del gobierno de Hosni Mubarak, derrocado en 2011 por una insurrección popular, en el punto culminante de la Primavera Árabe que acabó con los regímenes de Túnez, Egipto y Libia.
Dos bajas en la prensa
La muerte de dos periodistas en los disturbios en Egipto —la egipcia Habiba Ahmed Abelaziz, de “Xpress”, y el veterano cámara británico Mick Deane, de la cadena Sky News— eleva a 33 los profesionales de la información que han perdido la vida en lo que va del año. EFE
El mundo condena la ‘masacre’ en Egipto
La comunidad internacional condenó unánimemente el desalojo de los partidarios del presidente derrocado Mohamed Mursi en El Cairo por parte de las fuerzas de seguridad egipcias, que provocó la muerte de al menos 278 personas, entre ellas 43 policías.
El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, urgió a los militares egipcios a convocar elecciones, mientras la Casa Blanca condenaba la violencia utilizada contra los partidarios de Mursi.
De su lado, Francia demandó el “fin inmediato de la represión” en Egipto y pidió a sus principales socios y a la ONU que “determinen urgentemente” una posición internacional sobre el tema.
“La comunidad internacional, junto al Consejo de Seguridad de la ONU y la Liga Árabe, deben actuar inmediatamente para detener la masacre”, dijo el primer ministro turco, el islamista conservador Recep Tayyip Erdogan. También recordó que la actitud conciliadora de la comunidad internacional tras el golpe militar que derrocó a Mursi el 3 de julio sólo ha servido para “alentar al actual gobierno a intervenir” ayer.
Irán lamentó la “masacre de la población” y advirtió de la posibilidad de una “guerra civil” en el país. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó la intervención policial y deploró que “las autoridades egipcias hayan decidido utilizar la fuerza”.